Se cumplen 23 días desde que el Gobierno decretase el estado de alarma. Casi tres semanas desde que se obligase a alrededor de 46,6 millones de personas a permanecer en una suerte de arresto domiciliario con excepciones muy limitadas como medida drástica de contención de la pandemia que asola al país: el nuevo coronavirus de Wuhan ya se ha cobrado la vida de más de 11.000 personas, mientras que los contagios suben hasta los 124.736 casos.
"Aún quedan semanas muy duras", pero "venceremos al virus". Estas dos afirmaciones se han convertido casi en una letanía pronunciada por expertos y dirigentes políticos de todo color en los últimos días, incluido el jefe del Estado. Con la prórroga del estado de alarma -se prevé que el 26 de abril se convierta en la nueva meta- planeando sobre el Consejo de Ministros, los interrogantes son claros: cuándo, y sobre todo, ¿cómo saldremos de esta?
A estas y a otras cuestiones responde sin titubeos el economista y diputado en el Parlamento Europeo por Ciudadanos, Luis Garicano (Valladolid, 1967), otro experto que también lo vio venir por el 'aviso' chino e italiano y que considera que en España "pecamos de ir por detrás de los acontecimientos".
Admite Garicano que el 'cuándo' es la pregunta del millón. "Nadie puede predecir cuándo por la propia naturaleza del virus", con la mirada puesta, eso sí, en el desarrollo efectivo de una vacuna para el que no se puede jugar con calendarios. Pero sí da varias claves sobre cómo cambiará la rutina, la normalidad, lo cotidiano para millones de personas una vez se haya vencido al virus, al menos intramuros.
Como no podía ser de otra forma, la primera consecuencia drástica vendrá de la mano del parón de la actividad, del impacto económico del virus y de la crisis de deuda pública hacia la que se encamina el país, derivada de afrontar la hibernación casi total de la economía. Los últimos decretos en materia económica podrían traducirse en una pérdida de hasta un 30% o un 40% del Producto Interior Bruto (PIB), un "impacto salvaje". "Una recesión dura para el país sería una caída del 5%, esto no tiene precedentes. Son caídas absolutamente difíciles de recuperar", señala el economista.
La crisis podría traducirse en un impacto de hasta el 30% o el 40% del PIB, un "impacto salvaje"
"El endeudamiento en España se va a disparar" -hasta en 30 puntos más, según Garicano- lo que a pie de calle se traducirá en una caída "inevitable" y generalizada del nivel de vida. "Estamos confinando a millones de personas en sus casas y metiendo la economía de todo un país al congelador. Es una situación brutal. Muy difícil de encajar para cualquier sociedad", explica.
Y los estremecedores datos del paro publicados esta semana -833.000 personas han perdido su empleo en un mes-, Garicano dibuja un panorama desolador: "Los datos de ahora son prácticamente inútiles, no aportan mucha claridad. Es mucho peor de lo que parece", zanja, en relación con las personas que, por la situación de emergencia sanitaria, no hayan podido por ejemplo apuntarse al paro.
Sin privacidad, teletrabajo y test diarios
El también vicepresidente de Renew Europe aporta luz no sólo sobre cómo será el 'día 1' post-virus, sino también sobre cómo se construirán socialmente los próximos meses, en los que destierra el ideario de recuperar el modo de vida previo a la pandemia. El primero de los pasos será decir adiós al derecho a la privacidad. "Dentro de poco, el Gobierno podrá monitorizar dónde y con quién hemos estado para localizar el camino del virus y aislarlo", una vigilancia que sería legal: el Reglamento General de Protección de Datos de la Unión Europea prevé como excepción aquellos casos que conlleven "razones de interés público en el ámbito de la salud pública".
Preguntado sobre los recelos o las reticencias a que la ciudadanía vea invadida su intimidad a través de apps de monitorización con acceso a sus datos personales o a sus tarjetas de crédito, Garicano se reafirma. "Hace unos meses no hubiéramos permitido que nos encerrasen, y ahora lo aceptamos tranquilamente". Tras pasar por esta amarga experiencia, los ciudadanos "estarán dispuestos a renunciar a su privacidad a cambio de su salud y de poder salir a la calle", afirma. "Hay dos posibilidades: o luchas con el tratamiento del siglo XIII, el de la cuarentena; o luchas con las herramientas del siglo XXI, información y test masivos", señala.
Precisamente, prevé Luis Garicano que, en la era post-virus y con el desarrollo de aplicaciones tecnológicas de control, el uso de test sobre la población podría ser continuo, hasta el punto de que cada persona antes de salir de casa deba realizarse un test diario e informar del resultado a las autoridades. Siguiendo el modelo de Corea o Singapur, el Estado "sabrá en todo momento" si a la persona en cuestión "tiene que estar en cuarentena o si has estado en una zona de riesgo".
Otro hábito que señala el economista es que nos volveremos "más caseros" y que, tras esta experiencia, "nos vamos a acostumbrar para siempre" al teletrabajo. "Es algo que hemos aprendido y que va a durar", apunta. "Hay veces que hacemos viajes de 5.000 kilómetros para vernos con una persona, y ahora estamos descubriendo que no era necesario", afirma.
Viajar, mucho más costoso
El eurodiputado pone el foco en turismo, donde la economía española es líder mundial, como el sector que más consecuencias sufrirá después de la crisis sanitaria, no sólo por las pérdidas millonarias de Semana Santa y la incertidumbre de la temporada de verano, sino por "el estigma a viajar" al que se acogerán muchos españoles. "Tendremos que ver también cuando esto pase si permanecemos cerrados o a quién dejamos entrar", porque "puede que haya pequeños focos de virus en otras partes del mundo y no nos queramos arriesgar".
Para el sector turístico será "especialmente difícil" cuando se haya combatido, al menos en las cifras, al virus. "Muchos pequeños restaurantes, hoteles, o negocios no sobrevivirán al verano, que se anticipa con poca actividad", pronostica.
Hay grandes momentos en la historia en los que pasa más en unos días que en décadas. Y este es uno de ellos
Y viajar, sobre todo a otro país, también se saldrá de lo normal, sobre todo de cara al encarecimiento de los trayectos. Mientras no haya vacuna, apunta Garicano, "será obligatorio presentar un certificado médico para entrar en otros países", por lo que habrá que ir al médico el día anterior, practicar un test y, finalmente, viajar.
Ello tendrá una consecuencia asociada: un proceso de desglobalización, en que "las actividades tradicionales se verán reforzadas respecto a los sectores más internacionalizados". Y señala tres precedentes que afectaron "profundamente" a la globalización: la caída del muro de Berlín; el 11-S; y la crisis financiera de 2008. Y, ahora, la pandemia del SARS-CoV-2.
"Hay grandes momentos en la historia en los que pasa más en unos días que en décadas. Y este es un momento en el que va a haber un antes y un después", zanja.
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