Es la fotografía del impacto de la epidemia y la herramienta clave para la toma de decisiones. La estadística de infectados, fallecidos y curados se ha convertido en una suerte de boletín dramático con el que los gobiernos actúan y los ciudadanos toman conciencia de la incidencia del temido Covid-19. El País Vasco también lo hace y cada mañana el Departamento de Sanidad publica un informe detallado con los datos de la secuencia de la pandemia incorporando los datos de la jornada anterior. Sin embargo, un análisis detallado de la serie de informes permite constatar que la fórmula de registro de los datos de incidencia del coronavirus para su elaboración altera de modo importante –en ocasiones al alza otras a la baja- y en muchos casos a posteriori la incidencia que cada día dan a conocer los responsables sanitarios.
Los datos facilitados sobre cada uno de los días de la epidemia no coinciden de jornada en jornada a lo largo de toda la serie. Las tablas publicadas hasta ahora muestran que los registros de cada día están siendo modificados incluso semanas más tarde modificando las cifras de test o de contagiados. Más allá de los previsibles ajustes puntuales de un proceso de estas características, el repaso de los documentos emitidos desde comienzos de marzo permite concluir que las alteraciones son en algunos casos sustanciales.
Las variaciones en la contabilidad de algunos indicadores alcanzan hasta un 25% de diferencia en función del informe de la serie que se analice. Las estadísticas no mantienen constantes, por ejemplo, los porcentajes de positivos que se han ido publicando. Así, la curva de casos positivos de una jornada sobre el total de análisis realizados puede sufrir variaciones de hasta diez puntos en función del día que se analice. Es el caso del que se ha considerado hasta ahora ‘pico’ de la epidemia en Euskadi. El porcentaje de contagios respecto a los test realizados se aseguró el 23 de marzo que alcanzó el 53%. Sin embargo, ayer, dos semanas después, los datos de la consejería afirmaban que ese día la tasa era notablemente inferior, el 42%.
Ese mismo día de marzo los casos positivos por coronavirus comunicados fueron 310. En la tabla del 10 de abril habían desaparecido cuatro casos y la cifra de positivos que se asignaba a ese 23 de marzo caía a 306 positivos. Otro ejemplo similar ocurre dos días más tarde. La evolución de positivos adjudicados al 26 de marzo comienza con 649 positivos asignados a esa jornada y que aumentan a 664 en la tabla publicada el día 28. Esa cantidad vuelve a reducirse a 659 en el informe publicado el 10 de abril pasado.
Variación de test
Tampoco el número de test que se asegura que se realizan cada día permanece estable. El 25 de marzo la consejería informó de 1.511 test. Los informes de días posteriores apuntaban que ese 25 de marzo se habían realizado bastantes menos, 1.344 test, y que se reducían hasta los 1.309 en la tabla del 10 de abril. Finalmente, en el último informe conocido ayer, Salud cifraba la cantidad en 1.712 test, un 25% más de los inicialmente apuntados.
En los citados informes –que no aparecen firmados por ningún servicio de la consejería- se apunta que se pueden producir algún “error puntual” al tratarse de una información que “continuamente está siendo revisada y depurada”. La realidad es que se trata de una alteración de datos generalizada que afecta a prácticamente todos los días y todos los indicadores. La Consejería asegura que la información que se aporta cada mediodía corresponde a la “fotografía de situación de las 20.00 horas del día anterior” y señala que puede ser esa la razón de las “variaciones”. Sin embargo, pese a solicitar mayor aclaración, ello no explica cómo es posible que, por ejemplo, la segunda semana de abril se modifiquen datos correspondientes al mes de marzo. El departamento declinó dar mayor explicación.
Expertos consultados por ‘El Independiente’ muestran su sorpresa sobre cómo es posible que los cambios de las cifras sean tan acentuados y repetidos. Consideran que estas alteraciones aleatorias ponen en peligro la utilidad y credibilidad de la información que aportan. El registro de este tipo de datos se lleva a cabo teniendo como referencia la validación del servicio de microbiología correspondiente. La fecha del citado informe, en el que se determina el positivo o negativo de una muestra, es la que permite asignar a cada jornada las analíticas. Un proceso que está completamente informatizado a través de la aplicación Gesplab que se emplea en los servicios de microbiología de la sanidad vasca.
Distorsión
Los expertos no niegan que puedan producirse algún tipo de error o variación en el proceso, como falsos negativos o demoras en la entrega de resultados o errores en la asignación de centros, pero no encuentran explicación a que eso se repita de manera generalizada y tan sustancial a lo largo de la serie estadística diaria. Por ello consideran que la causa podría encontrarse en un error de carácter informático a la hora de elaborar los informes: “Aquí no cuadran no sólo los días, sino tampoco las medias semanales. Una muestra no se te olvida 15 días en el laboratorio”. Reiteran que pese a que siempre se pueden producir pequeños errores o alteraciones en este caso se trata de alteraciones “aleatorias y que distorsionan de modo importante los datos”.
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