La epidemia en nuestro país comienza a adentrarse en una nueva fase. Mitigada la incidencia más dramática de la pandemia, pese a las trágicas cifras de fallecidos que aún arrojan los balances del coronavirus, la crisis sanitaria aborda el modo de desactivar el confinamiento y proceder al regreso paulatino a una nueva normalidad. Un retorno que se producirá con una suerte de integración entre ciudadanos sanos, a los que el Covid-19 no ha afectado, y los que tras infectarse han logrado superarlo. Sin embargo, la única garantía de una curación plena pasa hoy por hoy por el llamado ‘pasaporte inmunológico’ que aportan los test de anticuerpos.
El problema radica en que el tipo de test serológicos que se están empleando, para los que se requiere una muestra de sangre, por ahora no garantizan al 100% haber superado la infección. Los test rápidos de anticuerpos adquiridos por el Ministerio de Sanidad no aportan información diferenciada sobre el estadío de generación de anticuerpos en el que se encuentra un paciente. Además, en algunos casos han registrado errores importantes en los que se llega a determinar que un paciente curado da negativo en un test para medir la existencia de anticuerpos. En la Sanidad vasca son varios los casos de facultativos que, tras haber sido infectados, incluso haber tenido un ingreso hospitalario y superado la cuarentena, han visto cómo el test de anticuerpos les daba negativo. Los expertos aseguran que es “imposible” que alguien que haya superado el Covid-19 no genere anticuerpos, por lo que achacan ese error a la calidad del test.
Junto a ello, los test empleados no diferencian entre los anticuerpos generados cuando aún existe carga viral, y por tanto no se está curado sino en fase de estarlo, y los que se producen una vez el virus ha desaparecido y por tanto protegen al paciente. En el primer caso son los llamados test IgM, los que miden los anticuerpos tipo ‘M’, y en el segundo los llamados test IgG, que detectan los anticuerpos tipo ‘G’. Sólo este último supone asegurar que el paciente está realmente inmunizado contra el virus y que la carga vírica ha desaparecido de su cuerpo.
El propio Ministerio de Sanidad ha tenido que publicar una guía para la utilización de los test rápidos de anticuerpos en la que explica que se trata de pruebas que sólo miden la aparición de anticuerpos “totales”, y que “no distingue entre IgM e IgG”. Por tanto, no es capaz de discernir en qué fase del proceso infeccioso se encuentra el paciente. Sí apunta que estos test de diagnóstico rápido han sido estudiados por el Centro Nacional de Microbiología con muestras de pacientes y han demostrado una especificidad “del 100% y una sensibilidad del 64%” en pacientes sin tener en cuenta el tiempo de evolución de la enfermedad y del 80% a partir del 7º día de evolución. Recomienda realizar estas pruebas sólo a pacientes con síntomas. Con el objetivo de "optimizar el uso de PCR" contempla que se empleen este tipo de test para determinar si existe o ha existido carga del virus.
Anticuerpos 'M' y 'G'
La utilización en el ámbito hospitalaria se establece para casos sospechosos, sin PCR o con PCR negativo. En el primer caso, si el test serológico da negativo se deberá someter al paciente a prueba PCR. Fuera del ámbito hospitalario se prioriza su empleo en residencias y centros sociosanitarios. En estos casos un positivo -sin poder determinar si la carga de anticuerpos es tipo 'M' o 'G'- valdría para considerar que existe "un brote en la institución" y se establece el aislamiento a los pacientes con síntoma y a la cuarentena del resto. También se contempla su empleo en instituciones penitenciarias.
Expertos consultados por ‘El Independiente’ señalan que no poder establecer de qué tipo de anticuerpos se trata, si los generados mientras se sigue infectado por el virus o cuando ya se ha superado, puede inducir a error. Así, apuntan que, por ejemplo, a un paciente asintomático de una residencia se le podría hacer este test serológico y que diera positivo. En ese caso ello podría conllevar decretar su aislamiento al considerar que sus anticuerpos pudieran ser del tipo ‘M’, -los producidos mientras aún existe carga viral-. Sin embargo, ese test podría haber dado positivo pero por tener anticuerpos del tipo ‘G’, es decir, los generados cuando se ha superado y erradicado el virus. En ese caso, lejos de requerir un aislamiento, el paciente se encontraría incluso más protegido ante el Covid-19 que otro que no lo hubiera pasado.
Personal sanitario vasco afirma que los test no les han detectado anticuerpos. Los expertos lo achacan a la baja calidad del test
Los primeros anticuerpos en un paciente infectado se generan en torno al 6º día de proceso. La sensibilidad ronda el 50% al finalizar la primera semana desde los primeros síntomas y alcanza el 90% a partir de los 10 días. Por ello, los expertos consultados consideran que es imposible que alguien que haya pasado el Covid-19 pueda dar negativo en este tipo de pruebas serológicas, como está sucediendo en algunos casos. En hospitales del País Vasco colectivos de facultativos se encuentran preocupados por los negativos en serología que han aportado algunos de estos test realizados a compañeros que se habían infectado pero que habían superado la epidemia.
'Pasaporte inmunológico'
Al igual que ocurre con los PCR, este tipo de análisis serológicos proceden aún en su mayoría de proveedores de China. Importantes laboratorios europeos, así como españoles, trabajan ya en la elaboración de test de anticuerpos más eficaces y que sí diferencian la carga de anticuerpos tipo IgM o IgG. También permiten cuantificar la carga de anticuerpos del paciente. Estos test podrían estar preparados en apenas dos semanas.
La calidad de estos análisis es importante. Algunos laboratorios han comprobado cómo algunos test serológicos de menor calidad y sensibilidad dan un resultado de negativo en un paciente que si es sometido a la prueba con test de otro proveedor puede dar positivo al ser capaz de detectar los anticuerpos.
La presión para que el personal sanitario regrese al trabajo –representan el 15% de infectados totales- ha llevado en muchos casos a ordenar su reincorporación al trabajo tras un PCR negativo. La situación ideal pasaría por acreditar un test PCR negativo, pero también un tests IgM negativo y un test IgG negativo. Sin embargo, en muchos casos los facultativos han reclamado los análisis serológicos como garantía real de que están plenamente curados y no van a suponer un riesgo para el contagio en centros sanitarios o residencias. Las peticiones de pruebas para detectar la carga de anticuerpos, en particular el IgG y que supone el ansiado ‘pasaporte inmunológico’, se han disparado.
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