Son escenas difíciles de digerir. Lo son para la mayoría de los ciudadanos pero mucho más para sus víctimas. Cientos de personas jaleando a un terrorista a su salida de prisión y a plena luz del día. Vítores, bengalas y flores para recibir a un miembro de ETA que a menudo concluyen con un 'aurresku', el baile tradicional de bienvenida en Euskadi. Las escenas que se han repetido desde hace años en Euskadi y Navarra ya están siendo investigadas por la Audiencia Nacional, que acusa a algunos miembros del movimiento 'Kalera, kalera', entre ellos a José Antonio López Ruiz, alias 'Kubati', de promover estos actos de recibimiento a los presos de la banda tras recuperar la libertad.
El juez que lleva la causa, Manuel García Castellón, titular del juzgado central número 6 de la Audiencia Nacional, había solicitado a la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT) que elaborara un informe sobre el impacto que estos 'ongi etorris' tienen sobre las víctimas. Un estudio sobre la incidencia psicológica que ha permitido concluir que, además de provocar un sentimiento generalizado de humillación, en todas ellas tiene un efecto negativo, con mayor o menor intensidad, en su proceso de recuperación.
La AVT analizó cerca de un centenar de actos de recibimiento llevados a cabo dede finales de 2016 y hasta finales de 2019. De entre los 95 'ongi etorris' analizados, en 15 casos se trato de presos de ETA que habían cumplido condenas por delitos de sangre. La asociación localizó a famililares de las víctimas provocadas por esos terroristas, así como a víctimas de ETA en atentados no directamente cometidos por esos presos. De este modo, se busco determinar la diferencia en el impacto en uno y otro caso.
Proceso de recuperación
La conclusión de las más de medio centenar de entrevistas personales llevadas a cabo permite asegurar que los 'ongi etorri' tienen un impacto negativo en todas las víctimas. Según la responsable del estudio, Natalia Moreno, directora del departamento psicológico de la AVT, en "el 100% de los casos" los entrevistados aseguraron que ver los homenajes a etarras influía de modo negativo en su proceso de recuperación.
Junto a ello, la mayor parte manifestaron que se intensificaba su sentimiento de humillación en un grado de "bastante a mucho", así como la sensación de abandono por parte de las instituciones al permitir que se desarrollaran estos homenajes. Entre los sentimientos que con mayor frecuencia manifestaron las victimas entrevistadas destacan los trastornos de ansiedad, depresivos o de estrés post traumáticos que se verían intensificados con la proliferación de este tipo de recibimientos a miembros de ETA a su salida de la cárcel.
La operación 'Kabat' llevada a cabo por la Guardia Civil en enero de este año supuso el arresto de cuatro personas acusadas de organizar este tipo de homenajes. A los cuatro se les imputaba un delito de enaltecimiento del terrorismo y de huillación a las víctimas por promever 95 'ongi etorris' en los últimos tres años. Además de 'Kubati', en esta operación también fue detenida Oihana Garmendia, vinculada a 'Kalera, Kalera'. También se arrestó a dos dirigentes de Sortu, Oihana San Vicente, resposanble de política en Alava, y a Haimar Altuna, coordinador de la formación en Guipúzcoa.
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