Ningún representante de la Generalitat acudirá hoy a la Comisión de Comunidades Autónomas del Senado, en la que la ministra de Política Territorial, Carolina Darias, argumentará ante las autonomías la medidas del plan de desconfinamiento aprobado por el Gobierno. La consellera de Presidencia y portavoz del Govern, Meritxell Budó, llegó a considerar su participación si la reunión tenía lugar de forma telemática, aseguró ella misma este lunes. Pero ayer descartó tajante esta participación, pese a las criticas del Govern al plan del Ejecutivo, que Darias defenderá hoy.

"En el Senado y a petición del PP no se tiene que hacer una sesión de control al Govern", respondió airada en rueda de prensa, "y que te den diez minutos para exponer la situación". Budó señaló además al hecho de que la comisión se celebre de forma presencial, un extremo que tanto la Generalitat como JxCat habían rechazado. "Por eso declinamos participar".

"Es una grave irresponsabilidad convocar a 17 representantes autonómicos a un debate presencial en plena pandemia" ha argumentado el portavoz de JxCat en el Senado, Josep Lluis Cleries, para explicar esta decisión. Cleries criticó también el hecho de que sea la ministra de Política Territoria "que no tiene ninguna responsabilidad directa sobre la gestión de esta crisis" la que comparezca en la Cámara Alta. A los independentistas les escuece también que la comisión se celebre a petición del PP y con apoyo del PNV, sin que nadie les haya consultado para ello.

Pero el plantón de hoy servirá, sobre todo, para ejemplificar el enfrentamiento institucional entre Gobierno y Generalitat que el ejecutivo catalán ha hecho evidente desde la aprobación del estado de alarma. Uno de los pocos campos en los que JxCat y ERC van a una. Empezó con las reclamaciones de Quim Torra de un confinamiento específico para Cataluña, con cierre de puertos y aeropuertos. Y ha seguido con las sucesivas votaciones del estado de alarma en el Congreso.

Enfrentamiento Gobierno-Generalitat

JxCat optó por la abstención en las dos primeras, para votar en contra de la última prórroga planteada por el Gobierno la semana pasada, alineándose con Vox en la oposición frontal al Gobierno -postura que secundó la CUP-. Y los republicanos, socios de investidura de Pedro Sánchez, se han mantenido hasta ahora en la abstención, pero Gabriel Rufián elevó ayer el tono de las críticas en la sesión de control al Gobierno, amenazando a Pedro Sánchez con la estabilidad de la legislatura.

Quim Torra no quiere llevar ese enfrentamiento hasta el extremo de plantar a Pedro Sánchez en sus reuniones dominicales con los presidentes autonómicos. La convocatoria telemática le resta argumentos, y es consciente de que un plantón al comité de crisis sobre el coronavirus sería difícilmente explicable incluso ante los más radicales de sus seguidores independentistas. Aunque no pierde ocasión de explicar, tras cada encuentro, cuan improductivos y verticales son esos encuentros.

Pero la convocatoria en el Senado ha ofrecido al independentismo una ocasión perfecta para desmarcarse de un encuentro multilateral que la Generalitat había evitado cuidadosamente desde la crisis del referéndum ilegal de 2017. Una postura en la que Esquerra es incluso más radical que JxCat. Con la llegada al Gobierno de Pedro Sánchez y la apertura de una vía de dialogo bilateral entre Gobierno y Generalitat, los independentistas no tienen ninguna intención de volver a sentarse en una mesa multilateral. El coronavirus ha obligado a imponer una tregua en este sentido, pero el Senado ha ofrecido una inmejorable ocasión para recordar las posturas de partida.