Xavier García Albiol no pudo contener ayer las lágrimas de emoción al jurar el cargo como alcalde de Badalona. Cinco años después volvía a hacerse con las riendas de la ciudad que le lanzó a la primera línea política, tras una particular travesía en el desierto que le llevó de liderar al PP en Cataluña a cosechar los peores resultados del partido en esta comunidad.
"El 61% de los vecinos de Badalona no quieren un alcalde xenófobo, de derechas, de un partido corrupto que pactó con Vox". La definición la utilizó ayer el portavoz de ERC en Badalona, Alex Montornés, tomándola prestada de una intervención anterior de la ex alcaldesa de la CUP, Dolors Sabater. Es el mejor ejemplo de hasta qué punto representa Albiol la "bestia negra" del independentismo de izquierdas, noqueado elección tras elección, y ya van tres, por las victorias del popular.
Tras sus lágrimas de ayer, sus detractores no perdieron ni un minuto en recordarle que no era la primera vez que lloraba en público. Hace dos años, en plena crisis independentista tras el referéndum ilegal del 1-O, Albiol acudió a uno de los hoteles en los que se alojaban los policías nacionales trasladados a Cataluña, en Pineda de Mar (Barcelona).
Lágrimas por la Policía
Albiol saludó a algunos de los agentes frene a los manifestantes independentistas que reclamaban su expulsión del pueblo. "No estas solos" les aseguró el entonces líder del PP catalán visiblemente emocionado, al tiempo que les pedía perdón "por lo que estáis viviendo en Cataluña" en referencia al hostigamiento de manifestantes y cargos independentistas.
Era el Albiol más fiel a su estilo, que sus enemigos califican de populista, pero que le catapultó a la alcaldía de Badalona primero y a la presidencia del PP catalán después. El mismo que en las calles de Badalona no dudaba en cuestionar la inmigración y enfrentarse con los okupas prometiendo seguridad para los vecinos y mano dura con la delincuencia. "Albiol planta cara a los okupas" fue el primer spot de su campaña en 2019.
Una campaña de la que hizo desaparecer las siglas del PP. En Badalona gana Albiol, defienden sus seguidores, y ayer el nuevo alcalde volvió a ese concepto, asegurando que su victoria está por encima de las siglas y gobernará para "todos los vecinos de todos los barrios". De hecho, en los últimos días ha recordado con sarcasmo, ante las acusaciones de sus detractores de defender a los poderosos, que Dolors Sabater (CUP) sacó sus mejores resultados en los barrios del centro acomodado y nacionalista, mientras él se impone sobre todo en los distritos populares de Sant Roc, Llefià y La Salut.
Moción de censura instigada desde Barcelona
Apenas media hora tardó la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, en emitir su propio dictamen sobre la inesperada victoria de Albiol por la incapacidad del PSC y la CUP para cerrar un acuerdo que ya había obtenido el apoyo de todos los demás grupos de la oposición -ERC, JxCat y comunes-. Colau propuso casi de inmediato recomponer esa alianza para presentar una moción de censura contra el recién estrenado alcalde.
Colau se refería al intento de frente común tejido por los socialistas tras la dimisión de su líder y ex alcalde, Alex Pastor. Un político al que Albiol se la tenía "guardada" tras la traición de la que el popular está convencido de haber sido víctima por parte de los socialistas. En junio de 2018, ante la tensión insostenible entre socialistas e independentistas en el ayuntamiento que entonces gobernaba Sabater, Pastor y Albiol pactaron una moción de censura que debía convertir al socialista en alcalde, a cambio de que el PSC no volviera a participar en un frente común con los indepedentistas.
Tras las municipales, Pastor se negó a votar a Dolors Sabater, pero forzó su apoyo a su candidatura para barrar el paso a Albiol, consiguiendo un gobierno débil que se ha estrellado ahora definitivamente por sus problemas personales. Pero Albiol no había olvidado la traición de los socialistas cuando Pastor dimitió hace dos semanas y la alcaldía quedó vacante.
El primer éxito de Iván Redondo
Un desencuentro entre socialistas y populares en la cuarta ciudad de Cataluña que no ha evitado, siquiera, el peso del primer dircom de Albiol en el actual gobierno socialista. Iván Redondo, el hombre que lo controla casi todo en La Moncloa, obtuvo su primer éxito político en Badalona, convirtiendo a este gigante de 2,01 metros de altura en la alternativa viable a los fracasados proyectos del PSC y CiU en la ciudad. Fue Redondo el que forzó el giro en la estrategia de Albiol en 2007, cuando le convenció de que sus rivales eran los socialistas, no CiU, y que la clave estaba en explotar la sensación de inseguridad generada por el crecimiento de la inmigración irregular.
Aunque la victoria no llegaría hasta las siguientes elecciones municipales, en 2011, Albiol ya nunca ha abandonado las dos directrices que le hicieron despuntar en Badalona. Ser su propia marca y no rehuir los temas conflictivos, especialmente en la órbita de la seguridad. Un coctel con el que sin embargo fracasó al frente del PP en Cataluña.
"Albiol en Badalona tiene una energía especial, pero esa aura la perdió en el Parlament" reconoce un cuadro popular que vivió esa época, especialmente dura, en que Mariano Rajoy escogió a dedo a Albiol -como siempre en el PP catalán- para intentar reconducir la caída en picado del PP provocada por la crisis independentista. Pero Albiol fracasó frente a Inés Arrimadas, probablemente víctima de la gestión del propio Rajoy, y emprendió el camino de retorno a Badalona. su espacio natural, ahora reconquistado.
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