El miedo es el mayor temor los políticos en las elecciones del 12-J. Discurre en dos sentidos, el de los electores hacia el virus y el de los candidatos hacia el fantasma de la abstención. Nunca se probó nada igual para conformar un Parlamento y designar un Gobierno. Ni por la forma, ni por el contexto social ni por la fecha. Votar en pleno verano, tras una campaña electoral celebrada en pleno Estado de Alarma y con un ‘plan b’ sobre la mesa por si la situación sanitaria se complica, no parece una situación que motive y refuerce el mensaje de seguridad sanitaria que ayer Urkullu intentó trasladar al anunciar los comicios.
El lehendakari lñigo Urkullu y el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, estaban atrapados entre la pandemia y el gobierno en precario a los que los abocó el Covid-19: sin Parlamento ni capacidad para legislar y con una crisis sanitaria nunca antes vista. Ahora el siguiente reto complicado al que se enfrentan es motivar a un electorado que no piensa en urnas para que acudan a votar dentro de 54 días. Su preocupación urgente, sabedores de lo que llegará tras el estío, no coincide con el de unas poblaciones que acumulan más de dos meses de confinamiento y que tienen la mira puesta más en el verano, la casa del pueblo, el monte y el mar que en el colegio electoral.
En Euskadi 1,8 millones de ciudadanos están llamados a votar. Urkullu aseguró ayer que el País Vasco seguirá dando pasos en la vuelta a la normalidad y que el próximo lunes confía en poner en marcha la Fase II de la desescalada, “cumplimos los criterios”. Pero después restará aún una tercera y última fase que no concluirá hasta el 22 de junio, justo cuatro días antes de que comience la campaña electoral. El decreto de convocatoria de elecciones que ayer firmó el lehendakari plantea dos semanas de campaña –del 26 de junio al 10 de julio- si bien corresponderá a los partidos decidir si finalmente se acorta a la mitad. Una campaña que, si prospera la negociación que lleva a cabo Sánchez con CS y PNV, podría celebrarse en Estado de Alarma si se prolonga “alrededor de un mes”, es decir hasta finales de junio o comienzos de julio.
Votar en julio e inmersos en un Estado de Alarma es inédito sí, pero además un problema que puede afectar al desarrollo de las elecciones. Cuestiones como el tipo de actos electorales que se permitirán, la disposición que deberán tener los centros de votación o cómo se gestionará el voto por correo son ahora las principales prioridades. En el País Vasco para los comicios del 5-A, finalmente suspendidos, se había previsto constituir un total de 2.677 mesas electorales. Una infraestructura que obligará a 24.000 ciudadanos a integrarlas y a hacerlo con las suficientes medidas de protección.
Cronograma en marcha
Cuestiones como si se permitirán las cabinas de votación, o si se distribuirán como es habitual las papeletas o si, tal y como se estudia, se instalarán sistemas de seguimiento a distancia para los apoderados de los partidos serán cuestiones que a lo largo de los próximos días deberán quedar resueltas.
El Gobierno vasco ha puesto ya en marcha un calendario de actuaciones en base al borrador de medidas que elaboró su consejería de Seguridad para llevar adelante esta singular jornada electoral. Entre ellas incluye reforzar los sistemas de votación por correo, así como facilitar el sufragio en residencias y centros de cuidado a personas mayores. Además, se plantea que los ciudadanos acudan con mascarilla votar.
El documento elaborado por el departamento de Seguridad contempla que a lo largo de esta misma semana se ultime e implemente un sistema de “autogestión” del censo electoral para realizar reclamaciones y obtener la tarjeta censal, de modo que en poco más de dos semanas, para comienzos de junio el censo definitivo pueda ser publicado. El tiempo empezó a correr ayer tras el decreto de convocatoria de elecciones firmado por Urkullu. El cronograma en el que trabaja prevé reordenar los colegios electorales, especialmente los que tienen más de diez mesas de votación, para recurrir a nuevos locales de votación. En este punto se establece que habrá que determinar en qué residencias de mayores o instalaciones de cuidados se puedan instalar puntos de votación “con el fin de minimizar la exposición entre personas mayores y aquellas con afecciones crónicas”.
En cuestión de pocos días habrá que habilitar el proceso de petición de voto por correo que se espera que pueda crecer de modo importante en las elecciones del 12-J, no sólo por la fecha en la que se celebran sino por el temor a la epidemia, que se prevé que persista. El Ejecutivo vasco negocia con el Gobierno español la forma de mejora los recursos para entregar a tiempo la documentación de voto como los plazos para hacerlo. Incluso se contempla que las personas que estén confinadas en sus casas pueda acogerse al mismo procedimiento de votación “similar al existente en las prisiones” y según el cual personal de correos le llevaría personalmente la documentación.
Gobierno a la vuelta del verano
Tampoco la campaña electoral se parecerá a las vividas hasta ahora. Se tendrán que habilitar y determinar por parte de los ayuntamientos en qué locales y ubicaciones se podrían celebrar. En ellos se tendrán que asegurar las medidas de distanciamiento físico pertinentes. Por último, el día de votación, el 12 de julio, la desinfección y limpieza de todos los colegios electorales requerirá un despliegue de medios importante. Habrá que dotar todos ellos de geles hidroalcohólicos, guantes y mascarillas y por supuesto una mejor señalética.
El plan de acción se activa esta misma semana y requerirá de una perfecta coordinación entre el Gobierno vasco y el Instituto Nacional de Estadística y Correos, a quienes corresponderá reforzar sus recursos para asegurarlas solicitudes de voto por correo y medios para llevarlos a cabo.
El lehendakari ha justificado la celebración de las elecciones el 12 de julio próximos en razones sanitarias, al considerar los expertos que es el mes con menor incidencia prevista de Covid-19 y en razones jurídicas y socioeconómicas. Urkullu considera que anunciar unos comicios con el escenario incierto como el actual con la opción abierta de un 'plan b' en caso de verse obligado a una nueva suspensión, es la mejor opción. Tanto EH Bildu como Elkarrekin Podemos han insistido en que no ver urgencia en que se llame a la ciudadanía a votar con tanta urgencia y optaban por aplazar hasta otoño la cita.
Finalmente, si los planes y previsiones de Urkullu se cumplen, el País Vasco podría contar con instituciones constituidas a la vuelta del verano. Históricamente el Euskadi los parlamentos y los Gobiernos autonómicos han requerido de periodos de alrededor de dos meses para su conformación. De cumplirse el plazo, a mediados de septiembre, siempre que se habilitara a tal fin el mes de agosto -que suele ser inhábil- la Cámara de Vitoria y el Ejecutivo podrían estar ya en marcha. Urkullu, candidato del PNV y al que todas las encuestas anteriores a la irrupción del coronavirus daban como ganador de los comicios, ya ha mostrado su firme disposición a reeditar la coalición con el PSE.
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