En Sabin Etxea ayer la consigna fue clara: guardar silencio. "Primero, que se aclaren ellos", aseguraban a la petición de valoraciones al acuerdo PSOE-Podemos-Bildu para derogar la reforma laboral. La frialdad con la que el PNV acogió el pacto firmado durante el pleno celebrado al martes y publicitado a su conclusión, dejó entrever cierto malestar por el modo en el que el presidente del Gobierno se ha comportado con ellos. El PNV ha subrayado en las últimas semanas, en especial desde el inicio de la crisis del Covid-19, su lealtad hacia el Gobierno y su responsabilidad para "no dejar caer" a Sánchez en unos momentos como estos.
Un apoyo fiel que sin embargo no se corresponde con la falta de lealtad mostrada por el PSOE al dejar al margen y no informar al PNV de sus negociaciones de última hora con la izquierda abertzale. Un acuerdo que, a puertas de un proceso electoral en Euskadi, no sólo complica la relación entre los nacionalistas y el Gobierno sino que refuerza a la coalición EH Bildu en vísperas del 12-J.
La formación de Arnaldo Otegi se encargó ayer de subrayarlo. Además de reiterar que los acuerdos que se firman no se modificarn y que se deben cumplir, EH Bildu insistió en la importancia de lo acordado por sus diputados, que llegó a calificar de "histórico" y con el que logró arrebatar al PNV, por primera vez, la exclusividad de partido negociador, pragmático y ‘conseguidor’ en Madrid.
El PNV asistió a la secuencia como mero espectador y tras haber vuelto a comprometer, por quinta vez, su apoyo a Sánchez. Los nacionalistas aseguraron ayer desconocer por completo la pretensión del Ejecutivo de Sánchez e Iglesias pese a ser, hasta ahora, el aliado más fiel del Gobierno.
'Oxígeno electoral' a Bildu
El acuerdo con la coalición de Otegi no sólo ha dado un oxígeno valioso a la izquierda abertzale en puertas de unas elecciones, y que el PNV no esperaba. Desvela además una insuficiente comunicación entre el PSOE y la formación de Andoni Ortuzar, que hasta ahora subrayaba la fluida relación, comunicación y sintonía que mantenía con Moncloa.
El pacto al que accedió el PSOE para reformar, íntegramente primero, parcialmente después, se precipitó mientras el debate en el Congreso de los Diputados para sacar adelante una nueva prórroga de 15 días se desarrollaba. Fuentes conocedoras del mismo señalan que fue precisamente la demora del PNV en confirmar su apoyo a Sánchez el que obligó a abrir de modo urgente otras opciones de negociación con el resto de formaciones, entre ellas Bildu, para impedir que decayera la nueva petición de prórroga.
“El PSOE estaba desesperado por conseguir los votos para sacar adelante la prorroga y los del PNV no los tuvo garantizados hasta el último momento. Por eso estuvieron negociando a la desesperada con todo el mundo”, aseguran fuentes consultadas por ‘El Independiente’. Más aún, durante la sesión parlamentaria se pudo ver a la portavoz del PSOE, Adriana Lastra, y al secretario del Grupo Socialista en el Congreso, Rafael Simancas, manteniendo encuentros con representantes de distintas formaciones para encarrilar la votación.
Durante la semana el PNV guardó silencio sobre el sentido de su voto, después de que en la prórroga anterior insinuara que sería la última vez que lo apoyaría. No certificó sus seis síes hasta poco antes de la intervención de su portavoz, Aitor Esteban. El partido había mantenido la incertidumbre ante el temor de que su nuevo ‘rescate’ a Sánchez no fructificara. Finalmente, el Grupo Vasco optó por rebajar el peso de sus síes. Lo hizo incluso con la escenografía al evitar la intervención de su portavoz desde la tribuna. Esteban participó de modo breve y desde la bancada para agradecer los cambios introducidos en los últimos días en el modo de ‘cogobernar’ la gestión de la crisis y de rebajar el mando único.
Negociación desesperada
De la urgencia con la que se fraguó el acuerdo da muestra que la propia portavoz de la izquierda abertzale, Mertxe Aizpurua, evitó desvelar el sentido de su voto durante su intervención. En ella sorprendió con su petición de reforma laboral a cambio de los cinco síes de Bildu. Fue el propio presidente del Gobierno quien en su réplica, -no sin sorpresa de Aizpurua-, anunció y agradeció a la coalición su abstención. Una afirmación que supuso, de facto, una confirmación en directo a la portavoz de la izquierda abertzale de que su exigencia de reforma laboral había sido aceptada a cambio de no votar en contra de la prórroga, como sí hicieron sus otrora socios independentistas, ERC y JxCat. Horas después, una vez concluido el pleno, el comunicado de PSOE, Podemos y Bildu confirmó, antes de su rectificación, toda la operación.
En el PNV por ahora evitan pronunciarse pero ocultan su sorpresa, “no sabíamos nada”: “A esta hora unos y otros no dicen lo mismo, así que habrá que esperar. A nosotros no nos dijeron nada”. Recuerdan que ellos no apoyaron la reforma laboral de Mariano Rajoy y que habrá que esperar los términos en los que finalmente se traduce el polémico acuerdo.
Uno de los puntos reconocidos a Bildu -y firmado- es una de las reclamaciones que también desde el PNV se venía haciendo y que no ha sido hasta ahora cuando el Gobierno ha accedido, a demanda de Bildu, no del PNV, asumirla. Se trata de autorizar la capacidad de endeudamiento singular para Euskadi y Navarra “exclusivamente” en función de su situación financiera. El acuerdo también incluye en uno de sus puntos que el gasto generado por la lucha contra el Covid-19 no computara para evaluar la real de gasto.
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