La comisión parlamentaria para la reconstrucción social y económica se ha convertido en la principal apuesta de Carmen Calvo, siempre y cuando Pablo Iglesias y Unidas Podemos no la terminen de dinamitar. Fue precisamente la vicepresidenta primera la que abrió la ronda de comparecencias, que transcurrió con toda normalidad y en la que lo más reseñable fue la admisión de que el Gobierno prepara un "plan b" por si no sale adelante la sexta prórroga del estado de alarma y que España deberá endeudarse para afrontar la crisis social provocada por la pandemia.
Pero a pesar de que en el entorno del vicepresidente segundo aseguran que Unidas Podemos "está por un pacto de reconstrucción, esto va en serio, no estamos ante un teatrillo" y, de hecho, Iglesias encargó un documento propio con las principales propuestas moradas, las reticencias iniciales ante lo que se dio en llamar nuevos pactos de la Moncloa parece que siguen pesando en el espíritu del líder de Podemos. Así, aunque ha admitido que se equivocó "al caer en una provocación", tanto él como el diputado de Unidas Podemos Enrique Santiago -presidente además, del grupo de trabajo sobre políticas sociales y sistemas de cuidados, uno de los cuatro en que se divide la comisión- protagonizaron distintos enfrentamientos que dejaron en muy mal lugar el foro llamado a hacer propuestas para superar unas perspectivas económicas y de desempleo espeluznantes.
La jornada de este jueves generó "estupefacción" en no pocos ministros del sector socialista del Gobierno, admiten fuentes gubernamentales, aunque no tanto por el contenido de la andanada contra Vox como por el escenario escogido. El tono que por la tarde empleó la vicepresidenta tercera, Nadia Calviño, en el mismo foro, nada tuvo que ver con el de su compañero de Consejo de Ministros. Tampoco el de María Jesús Montero, la titular de Hacienda, en el Senado ese mismo día por la mañana.
Un Gobierno con varios frentes
Lo cierto es que al igual que en la época de Mariano Rajoy había dos frentes claramente definidos en el gobierno, -el de los próximos a la que fuera vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría y el llamado G-8, capitaneado por José Manuel García Margallo y, más tarde, por María Dolores de Cospedal- actualmente existe otro formado por Calvo, Calviño y Montero que mantiene discrepancias de fondo con los ministros de Unidas Podemos. La Ley de Libertades Sexuales, el ingreso mínimo vital "puente", el desconfinamiento de los niños o el llamado "impuesto a los ricos" han sido y siguen siendo, caballos de batalla entre ellos.
Ante las luchas por cuotas de poder dentro del Ejecutivo, la comisión de reconstrucción se ha convertido en uno de los territorios de Carmen Calvo. Fuera de Moncloa, donde el control iba a residenciarse en manos del director de gabinete de Pedro Sánchez, Iván Redondo, y del secretario general de Presidencia, Félix Bolaños, en el Congreso se aleja de ese foco. Precisamente, en mitad de esas batallas se cuentra la figura de Redondo, a quien el PSOE acusa de inclinarse siempre a favor de las tesis de Iglesias para mantener la salud de la coalición.
Los representantes del PP en la comisión aseguran que "no vamos a caer en las provocaciones"
"La comisión es de Calvo", afirma un dirigente de la oposición que asistió a las agarradas del jueves y se muestra muy escéptico respecto a los resultados de la comisión. Otro dice convencido de que "ya tienen las conclusiones escritas. Esto no es más que pura escenografía". Y desde el PP insisten, por su parte, que "nosotros no vamos a caer en provocaciones" tal y como hizo Vox el pasado jueves una vez que su portavoz, Iván Espinosa de los Monteros, salió de la sala tras acusarle Iglesias de desear un golpe de estado que no se atreven a dar.
El primer partido de la oposición está convencido de que "lo que le gustaría al Gobierno es que nos levantáramos" de la comisión "para tener a quien culpar si fracasa". De las provocaciones, aducen, "nosotros no sacamos nada y es lo que busca el Ejecutivo" y esa afirmación también va por la portavoz popular, Cayetana Álvarez de Toledo, que "metió la pata al responder a Iglesias" durante una interpelación el miércoles, cuando dijo del padre de Iglesias que había sido "terrorista" por militar en el FRAP.
El lunes y el martes de la próxima semana prosiguen las comparecencias en los distintos grupos de trabajo. Será el momento de escuchar a organizaciones sociales, sindicatos del campo, ONGs y eurodiputados, nada, en principio, que amenace incendio.
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