De Minneapolis a la Casa Blanca. Las mayores protestas contra la violencia policial que tiene como objetivo principal la comunidad afroamericana desde la muerte de Martin Luther King, en 1968, empezaron hace una semana en la principal ciudad de Minnesota y se han extendido por todo Estados Unidos. Ahora es la Casa Blanca el eje de la furia de muchos estadounidenses, también blancos, por la muerte del afroamericano George Floyd a manos de la policía de Minneapolis. Durante nueve minutos Floyd, con la rodilla del agente Bauchi en su cuello, clamaba: "No puedo respirar".
Ahora es gran parte de la nación la que grita: "No puedo respirar". Cientos de manifestantes se han concentrado en la Casa Blanca y la policía ha arrojado gases lacrimógenos para dispersarlos. Esta madrugada el Monumento a Washington podía verse entre humo por la quema de objetos diversos en sus inmediaciones.
El presidente, Donald Trump, se refugió el viernes por la noche en el búnker, según The New York Times. "Los agentes del servicio secreto llevaron al presidente al búnker subterráneo usado durante los ataques terroristas", revela este diario. Especialmente desconcertado estaba el presidente en la noche del viernes. En el mismo búnker estuvo el ex vicepresidente Dick Cheney el 11-S.
Trump amenazó este fin de semana a los manifestantes con soltar a perros salvajes para detenerlos y recurrir a las armas. En el plano político, dijo que iba a incluir en la lista de organizaciones terroristas a los Antifaz, a los que culpabiliza de los disturbios. Sin embargo, hasta el momento no se ha dirigido a la nación, a pesar de que los movimientos de protesta son los más graves en décadas.
Unas 40 ciudades de Estados Unidos han declarado el toque de queda, pero esto no ha impedido que se mantengan las protestas. Unas 500 personas han sido detenidas en la jornada del domingo, entre ellas una de las hijas del alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, casado con una mujer afroamericana. Chiara di Blasio, de 25 años, aparece en las listas difundidas por la policía. En total hay más de 4.000 arrestados después de los últimos días.
En Minneapolis, cientos de personas se han congregado en el lugar donde fue torturado George Floyd, de 46 años. Un comerciante había avisado a la policía al ver que le había pagado con un billete falso de 20 dólares. Los agentes le interceptaron, y sin que ofreciera aparentemente resistencia, le redujeron.
Tumbado en el suelo, junto a un coche, el agente Derek Chaubi clava su rodilla en el cuello de Floyd, mientras la víctima grita: "No quiero morir. No puedo respirar". Todo fue grabado por una viandante. Después se difundía otro video en el que se ve participar en los hechos a otros tres agentes. Los cuatro fueron despedidos.
El agente Chaubi, de 44 años, que fue arrestado el viernes, comparece este lunes por primera vez ante el tribunal. El fiscal del condado anunció que será acusado de homicidio en tercer grado y homicidio involuntario. Los otros tres agentes siguen en libertad. Es esta circunstancia lo que ha llevado a miles de personas a seguir en las calles.
Junto a los disturbios también se han visto escenas esperanzadoras. La más viral de todas ha sido la del sheriff de Genesse, en Michican, que se une a las protestas primero y luego da un discurso en el que dice: "Hemos escuchado vuestro mensaje. La policía está con vosotros".
En Nueva York reinó el caos de nuevo. Miles de personas arrasaron varios comercios y algunos bloquearon el puente de Manhattan.
En el condado de Los Angeles, el mayor de EEUU, se ha anunciado un toque de queda regional, mientras las protestas se intensifican en el sur de California. Muchos comercios indican que son propiedad de una minoría o lemas a favor del movimiento Black lives matter para impedir ser objeto de saqueos.
La Guardia Nacional, una fuerza militar en la reserva que se utiliza en situaciones de emergencia, ha reconocido que unos 5.000 efectivos se han desplegado en 15 estados. Las protestas se han extendido por unas 75 ciudades.
En apenas días se ha pasado de que no hubiera un alma en las calles de estas urbes a estar atestadas de personas que se han sublevado codo con codo. Y la pandemia del coronavirus sigue haciendo estragos en Estados Unidos, el país con más casos en el mundo, y donde se ha sobrepasado el dramático umbral de los 100.000 muertos.
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