Hay amores espontáneos, naturales, de verdad. También los hay impuestos, forzados y sin capacidad de generar felicidad. Otra opción son los forzados, los ‘matrimonios de conveniencia’ llamados a perdurar el tiempo justo, hasta la consecución del objetivo. En ocasiones el éxito del cortejo no depende ni de sus protagonistas ni de las virtudes, sólo de las coordenadas geográficas y de las circunstancias del momento. Todo ello sucede en política, cada día. En estos tiempos de tanteo electoral en el País Vasco ha quedado patente que hay parejas de baile que se entienden en Madrid pero no lo hacen en Euskadi.
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