El confinamiento del país ha sido especialmente conflictivo en la red de prisiones españolas. Las medidas de protección adoptadas, con limitación de las comunicaciones y contactos en el interior o la suspensión de visitas procedentes del exterior han tensionado en algunos casos la vida ordinaria de los centros penitenciarios. El caso más mediático ha sido el originado en la prisión Murcia II en el que a comienzos de mayo el preso de ETA, Patxi Ruiz, inició una huelga de hambre de protesta en denuncia por la situación generada con la pandemia. Su protesta, que comenzó con concentraciones en el patio de la prisión -a la que se sumaron otros reclusos-, ha sido el catalizador para cientos de movilizaciones en localidades vascas y navarras en su apoyo por parte del sector crítico de la izquierda abertzale.
Además de la protesta en la que participó Ruiz, desde que se decretó el Estado de Alarma el pasado 14 de marzo se han producido al menos otros 14 episodios de protesta en el interior de algunas prisiones españolas. Según datos facilitados por el Gobierno, en 14 centros penitenciarios se han registrado protestas colectivas o plantes protagonizados por internos. En muchos casos se ha tratado de movilizaciones en señal de protesta por las condiciones en las que se le obligaba a vivir tras la implantación de las medidas de prevención de propagación del Covid-19.
El mismo día de declaración del Estado de Alarma, en la cárcel de Teruel ya se registró el primer incidente. El pasado 14 de marzo el plante de parte de los internos estuvo motivado por la suspensión de las comunicaciones y por su situación penal. Además de la alteración del orden en el interior del centro se produjeron pequeños daños materiales. Al día siguiente, en las cárceles de Alicante y Sevilla se registraron otros dos plantes de presos. En los dos casos se lo hicieron con alteración del orden. En el centro penitenciario alicantino un grupo de reclusos solicitó la libertad ante el temor y riesgo para su vida por la propagación del virus. En el caso de Sevilla, el 15 de marzo la alteración del orden se detectó ante un “posible intento de evasión”.
Alterar el orden
En esa segunda quincena de marzo se concentraron la mayor parte de los plantes de internos. Así, en prisiones como Valencia, Ceuta, Las Palmas, Zaragoza, Madrid VI y Puerto III, en Cádiz, vieron alterada sus normalidad con movilizaciones de los internos. En muchos casos la razón esgrimida volvió a ser el malestar por la situación y restricciones que se les imponía como medida de prevención ante la amenaza de contagio por el Covid-19.
Entre los incidentes más graves destaca el ocurrido el 18 de marzo en la prisión de Aranjuez, en Madrid, donde se organizó una protesta colectiva y en la que se produjeron daños materiales en el centro penitenciario. En la Cárcel de Puerto III también se organizó una protesta colectiva con “ánimo de alterar el orden”, señala la información del Ejecutivo.
En abril el ambiente en el interior de las cárceles fue más calmado. Tan sólo se registraron dos plantes de internos, el primero de ellos en la cárcel de Ocaña I (Toledo), una vez más en protesta por la situación derivada de la pandemia. Estos sucesos del 9 de abril también produjeron daños materiales en el interior del centro.
A este altercado se sumó días más tarde, el 17 de abril, una protesta de presos en la cárcel de Burgos. En esta ocasión en señal de protesta por el fallecimiento de un interno. Ese mismo día, en la prisión de Valencia, se registró otro plante, en esta ocasión para solicitar más horas de patio. Al día siguiente, en la prisión de Mallorca, se promovió una protesta colectiva por parte de los internos en demanda de equipos y medios de protección contra el Covid-19.
327 incidentes desde 2004
El primero de mayo, cuando el confinamiento cumplía mes y medio, en la cárcel de Badajoz los reclusos organizaron un plante en demanda de más comunicaciones y videollamadas con sus seres queridos para paliar el impacto de la suspensión de visitas desde que se decretó el Estado de Alarma. La petición de medidas para rebajar la incomunicación a la que estaban sometidos derivó en alteración del orden interno del centro. Esa misma semana de mayo fue cuando comenzaron las protestas en la prisión de Murcia II, en las que participó el preso de ETA, Patxi Ruiz. Días más tarde, el recluso de la banda inició una huelga de hambre y sed. Actualmente, tras abandonar la huelga de sed, continúa sin ingerir alimentos.
Los incidentes y protestas promovidas por internos de las 13 cárceles constan en el Sistema de Información Penitenciaria. Este archivo recaba datos de este tipo de altercados desde el año 2004. En estos 16 años la red de cárceles españolas ha registrado multitud de incidentes, desde motines hasta secuestros, además de plantes o protestas colectivas. En total, en los casi tres últimos lustros se han documentado 327 incidentes. La mayor parte de ellos son plantes (290) seguidos de protestas colectivas (21), secuestros (9) y motines (7).
Los plantes reivindicativos son los más frecuentes. Según los datos oficiales, los problemas entre internos no figurarían entre los motivos para este tipo de altercados, tan solo en 4 de los 327 incidentes ocurridos en los últimos 16 años la causa sería un enfrentamiento entre internos. Entre los datos destaca los tres secuestros ocurridos en las cárceles españolas como vía de evasión de la prisión.
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