El Ingreso Mínimo Vital es ya una realidad. El Congreso ha dado luz verde a la iniciativa después de ser aprobada en el último Consejo de Ministros del mes de mayo, con 297 votos a favor, 52 abstenciones y ningún voto en contra, aunque un diputado no ha ejercido su voto. La votación ha llegado al término del Pleno, tras otra jornada donde la bronca y la tensión han vuelto a ser protagonistas en sede parlamentaria.
El 'sí' ha llegado desde todos los grupos políticos, incluso desde el PP, que a mediodía confirmaba su apoyo a una medida que, subrayan, está basada en la renta mínima de inserción que el PP lleva gestionando "dos décadas" en algunas autonomías en las que gobierna. El voto afirmativo de los populares se ha ido madurando a lo largo de la semana en la dirección popular -se movían entre el 'sí' y la abstención- y, finalmente, han decidido dar su apoyo al Gobierno con la intención de que se tramite como proyecto de ley y puedan presentar enmiendas para definir el modelo de la prestación. El PP busca orientar la ayuda a la búsqueda activa de empleo y centrarla especialmente en todos aquellos afectados por la crisis del coronavirus.
El gesto del PP ha sido agradecido en el Pleno por el vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, que ha aplaudido que Casado "haya rectificado", mientras censuraba que otras fuerzas tachasen la renta mínima como una "paguita" y se desmarquen de una medida que tiene como objeto luchar contra la pobreza y promover la inclusión social.
Se refería el también ministro de Derechos Sociales a Vox, que pese haberse mostrado muy crítico con la iniciativa, sus 52 diputados han optado finalmente por la abstención porque, a su juicio, "los españoles necesitan ayuda" pero no participarán en la "locura" del Gobierno de coalición.
Las primeras estimaciones apuntan a que la renta mínima paliará la pobreza de unas 850.000 familias y hasta 2,3 millones de personas, que podrán recibir entre 462 y 1.015 euros mensuales. El coste de esta medida supondrá unos 3.000 millones de euros para las arcas públicas, algo "perfectamente asumible", según ha defendido el ministro de Inclusión, José Luis Escrivá. Durante su exposición en el debate sobre el Ingreso Mínimo de este miércoles, el vicepresidente Iglesias ha recordado que la iniciativa era una de las propuestas originales de Podemos desde el génesis de la formación y ha defendido que la medida es "imprescindible" para la recuperación económica. "Sí se puede", finalizaba Iglesias desde la tribuna.
Enésima jornada de bronca en el Congreso
Una vez más, la jornada en el Congreso de los Diputados no ha estado exenta de bronca, tensión y reproches mutuos entre sus señorías. El 8-M, la gestión de las residencias o las acusaciones mutuas de "crispar" en mitad de la crisis han sido algunos de los temas centrales que han calentado tanto la sesión de control como el debate del decreto del Ingreso Mínimo.
La jornada comenzaba con un enfrentamiento ya casi anodino entre el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el jefe de la oposición, Pablo Casado, en que el segundo acusaba al primero de "esparcir el veneno de la confrontación hacia todos los españoles", mientras que Sánchez respondía acusando al PP de "crear un frente común con la ultraderecha para descabalgar un Gobierno legítimo".
La bronca seguía de la mano de la vicepresidenta primera, Carmen Calvo, y la portavoz parlamentaria del PP, Cayetana Álvarez de Toledo, en que la primera invitaba a la segunda a tomar un café "con varias horas por delante" para un "debate productivo", después de que la diputada popular criticase duramente que el Gobierno está insinuando que el PP pretende dar un "golpe de Estado".
También viene siendo habitual el enfrentamiento entre el secretario general del PP, Teodoro García Egea, y el vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, en las sesiones de control. En este caso, la bronca ha venido por los reproches mutuos sobre la responsabilidad en la gestión de las residencias, donde han muerto miles de personas durante la pandemia. "Qué poca vergüenza, señoría", espetaba Iglesias después de que Egea censurase que el Gobierno no ha tomado ni una sola medida para proteger a los más vulnerables.
El 8-M ha vuelto al foco del debate, y las protagonistas han sido en este caso la diputada del PP, Marga Prohens y la ministra de Igualdad, Irene Montero, por el papel de ésta en la celebración de la multitudinaria manifestación feminista, ahora bajo investigación judicial. "¿Sabe lo que hubiera sido feminista?", cuestionaba Prohens. Que, "cuando -el Gobierno- conocía el alto riesgo de contagio", "el resto de mujeres hubiéramos podido elegir como hicieron ustedes si 'con esta mano no' o si no se besa", y remataba acusando a la ministra de "jugar a la ruleta rusa con las mujeres".
Visiblemente molesta, Montero ha acusado a la diputada de mentir y ha respondido acusando al PP de "criminalizar" el 8-M "diciendo que las manifestaciones feministas traen muerte", al tiempo que lanzaba un alegato: "Este Gobierno va a estar para seguir defendiendo el feminismo", señalaba.
Tensión entre Álvarez de Toledo, Carcedo y Lastra
Por la tarde, María Luisa Carcedo, Adriana Lastra y Cayetana Álvarez de Toledo han protagonizado un rifirrafe en el marco del debate del Ingreso Mínimo Vital. La ex ministra de Sanidad ha defendido desde la tribuna la medida, incluyendo en su intervención críticas a PP y Vox. En concreto, Carcedo censuraba el "negacionismo" que "plaga en la bancada de Vox y del Partido Popular" entre continuas interrupciones precisamente de los aludidos, por lo que la presidenta del Congreso, Meritxell Batet ha tenido que llamar al orden en varias ocasiones. "Como es gasto para personas necesitadas ya van a ser vagos. Un poco de respeto a los ciudadanos, son tan de primera como nosotros. Vale ya de apriorismos ideológicos. Jolín, que pena chicos", apostillaba Carcedo, dirigiéndose a los diputados del PP.
La portavoz del PP, Cayetana Álvarez de Toledo, ha solicitado la palabra para intervenir tras el discurso de Carcedo pare recordarle a la ministra que el PP va a votar a favor de la medida. "No sé si se han enterado", apostillaba la diputada.
La intervención de Álvarez de Toledo ha colmado la paciencia de Adriana Lastra, quien desde la bancada del PSOE ha instado a la del PP que "retiren" los insultos hacia Carcedo, ya que "llevan 20 minutos" escuchándose durante la intervención de la ministra. "Por una cuestión de orden, llevamos toda la sesión aguantando a la bancada popular. Pero ya los insultos son algo inaceptable", añadía.
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