La condena del actual jefe de la Arro -unidad de intervención de los Mossos d'Esquadra- ha abierto un nuevo frente en el seno del gobierno catalán. Esta vez ha sido ERC la que ha afeado al conseller de Interior, Miquel Buch (JxCat) la designación de Jordi Arasa como jefe de la Arro, hacer tres meses, cuando ya estaba siendo procesado por brutalidad policial durante el desalojo de los acampados del 15M en la Plaza Cataluña, en mayo de 2011.
Tras la lluvia de críticas, el comisario jefe de los Mossos, Eduard Sallent, ha anunciado este miércoles el relevo de Arasa. En declaraciones a TV3 Sallent ha explicado que "hablé con el inspector Arasa, le dije que dadas las circunstancias debemos cambiarlo de destino". El máximo responsable de los Mossos ha reconocido sin embargo que todavía no tienen sustituto para Arasa ni nuevo destino para el ya ex jefe de la Arro.
La Audiencia de Barcelona ha condenado este martes a dos años y cuatro meses de prisión al entonces subinspector del cuerpo de Mossos d’Esquadra por dos delitos de lesiones. Es la segunda condena contra Arasa, procesado además por una agresión al ex diputado de la CUP David Fernández durante ese mismo mes, en el marco de las protestas del 15M.
Una condena que ha recogido el portavoz de ERC en el Congreso, Gabriel Rufián. El republicano ha lamentado además que "haya sido un juez y no su conseller quien le haya sancionado" y ha tachado de "aún más lamentable" que el departamento de Interior que dirige Buch le ascendiera cuando ya estaba siendo procesado por esos hechos.
En términos similares se ha expresado el presidente de ERC en el Parlament, Sergi Sabrià. "Seguro que tendremos las explicaciones de Interior sobre la mala praxis del cuerpo de los Mossos. También, y sobre todo, tendrán que explicar por qué premiaron con un ascenso a un de sus artífices, en vez de liderar la denuncia".
La mayor auditoria en los Mossos
Sabrià aludía así, además, a la "mayor auditoría realizada nunca en el seno del cuerpo de Mossos d'Esquadra" que Miquel Buch anunció tras los violentos disturbios de octubre de 2019 en Barcelona. En la última comparecencia parlamentaria antes del confinamiento, Buch cifró en 33 los agentes investigados por su actuación en las manifestaciones violentas que sacudieron la capital catalana tras la sentencia del procés.
Hoy, tras conocerse la sentencia condenatoria contra Arasa, el entorno de ERC y la CUP han recordado que Buch no ha llegado a rendir cuentas sobre la auditoria interna que debía aclarar los supuestos excesos de los agentes antidisturbios de la policía autonómica esos días.
En la comparecencia posterior al Consell Executiu, sin embargo, el vicepresidente y líder de ERC, Pere Aragonés, ha evitado referirse a esta nueva polémica, que abunda en la división del Govern, fragmentado también por la gestión de la republicana Alba Vergés al frente de Salut y la contratación de Ferrovial para llevar a cabo el programa de rastreos de posibles infectados por el Covid-19.
En el caso de Arasa, sin embargo, la polémica es antigua. El jefe operativo de la Arro es blanco tanto de ERC y la CUP como de los movimientos sociales, que llevan años señalándolo como ejemplo de excesos policiales en el uso de la fuerza. Además del desalojo de la Plaza Cataluña, Arasa fue citado también en la investigación por los incidentes de Can Víes, tras el desalojo del recinto okupado en el barrio de Sants. Durante el confinamiento ha vuelto a protagonizar una polémica en la disolución de una manifestación en Gracia.
Sin embargo sus sucesivos jefes han favorecido su ascenso en el cuerpo policial. Felip Puig, conseller de Interior durante los incidentes del 15M, nunca cuestionó su actuación, y el siguiente conseller, Ramon Espadaler, rechazó apartarlo del cuerpo cuando fue condenado por la agresión a Fernández, elogiando su entrega y "vocación". Ahora, Miquel Buch lo ha ascendido a la cúpula de la Arro, aunque sus socios de ERC exigirán su cabeza.
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