Una partida de 140 millones para premiar los "héroes" de la pandemia, esos trabajadores del sistema sanitario -desde médicos a celadores- a los que todos los ciudadanos han salido a aplaudir desde sus balcones durante los dos meses de encierro más duro. Un caramelo demasiado tentador para no convertirse en objeto de disputa entre dos socios de gobierno que ya no ocultan sus diferencias y que en la última semana han estrenado casi a diario un motivo de confrontación. Este miércoles no podía ser menos.
Este miércoles, el eje de la escaramuza del día entre JxCat y ERC fue la paga a los sanitarios. Aunque esta vez ambos partidos intentaran primar su imagen positiva frente al desgaste del contrario. El vicepresidente y titular de Economía, Pere Aragonés, la consellera de Salut, Alba Vergés, y la portavoz y consellera de Presidencia, Meritxell Budó, han compartido una rueda de prensa que no aparecía en ninguna agenda oficial apenas 12 horas antes, para anunciar la medida más importante, y popular, del Govern desde el inicio de la pandemia.
Un total de 140 millones de euros para bonificar con extras de entre 350 y 1.350 euros a los trabajadores de sistema público de salud en agosto, además de 900 euros para los trabajadores de las residencias. Hacía semanas que Vergés había prometido un reconocimiento en forma de paga extra a los sanitarios, medida que Quim Torra confirmó. Pero el martes, tras la reunión del Consell Executiu la portavoz Budó aseguraba que no se había aprobado la medida.
"Cuando haya una propuesta firme la explicaremos" aseguró Budó al ser preguntada explícitamente por la compensación a los sanitarios. Esa tarde, la agenda del Govern para el día siguiente recogía el encuentro de Aragonés con los grupos parlamentarios para analizar la ampliación del presupuesto por la tarde y una visita de la consellera Budó a Vic a media mañana. La agenda de Vergés aparecía desierta.
A primera hora del miércoles, sin embargo, la Conselleria de Salut convoca a la prensa para explicar la paga a los sanitarios a las 12 horas, en una convocatoria compartida con Aragonés, líder de ERC y candidato in pectore de los republicanos en las próximas elecciones autonómicas. Media hora antes de la comparecencia, la Conselleria reformula la convocatoria, a las 13.30 y con la incorporación de Budó.
"Socios leales"
Entre una convocatoria y otra, las alarmas se activaron en las consejerías de JxCat, que veían como Aragonés se apropiaba de la medida. Exigen una rectificación y la inclusión de un responsable del partido en el anuncio, con la intención de que el agraciado sea el conseller de Políticas Digitales, Jordi Puigdneró. Pero Puigenró, titular también de Administración Pública, estaba de visita oficial en el Pallars, por lo que la representación del partido de Carles Puigdemont recae en Budó.
"Las cosas de este calibre entre socios leales se tienen que hacer siempre compartidas", argumentaban poco después desde JxCat para explicar la incorporación de Budó a la rueda de prensa en la Conselleria de Salut. Reconocen que la convocatoria les cogió con el pie cambiado y Puigneró, al que muchos ven ya como seguro candidat de JxCat en las próximas elecciones, fuera de juego.
Queda por ver, ahora, cómo se articula la compensación que el conseller de Interior, Miquel Buch, aseguró que se haría extensiva al personal de emergencias. Una promesa que llevó a la enésima bronca con los sindicatos de Mossos por haber excluido a la policía autonómica de un reconocimiento pecuniario que sí preveía para los bomberos.
Comisión de reconstrucción
La escaramuza mediática protagonizada ayer por los dos socios de gobierno no es la primera en el seno de la Generalitat. La presentación de la Comisión de reconstrucción del Govern ya provocó un enfrentamiento similar, aunque esa vez en sentido contrario, cuando Torra intentó presentar el proyecto sin Aragonés, responsable de toda el área económica del Govern. Los republicanos se enteraron unas horas antes del proyecto de Torra y forzaron la presencia de Aragonés en su presentación, entre grandes muestras de indignación.
El ambiente de precampaña en el que vive instalado el gobierno catalán es la clave de esas escaramuzas, como de las broncas entre socios por cada desliz de un miembro del Govern. Este lunes el blanco fue la consellera Vergés, por el contrato con Ferrovial para el rastreo de contactos de nuevos contagiados. Y el martes fue el turno de Buch, a cuenta de la condena al jefe de la Arro por brutalidad policial. Ni JxCat ha ahorrado críticas a Vergés ni ERC a Buch, pese a compartir gobierno.
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