El cuándo sigue siendo una incógnita, pero Moncloa sí responderá a las demandas del independentismo y activará la mesa de diálogo entre Gobierno y Generalitat. La vicepresidenta primera, Carmen Calvo, despejó ayer todas las dudas sobre su convocatoria. "Es la única manera de encontrar una salida" en el marco constitucional, aseveraba desde su escaño. La decisión la refrendaba por la tarde la propia Cámara Baja: 195 diputados votaron en contra de la moción presentada por el PP por la que se exigía al Gobierno poner fin al órgano de diálogo con el soberanismo catalán.
Ciudadanos votó a favor de la propuesta de los conservadores -junto al propio PP y Vox-, pero no pedirá a Sánchez que olvide la mesa catalana si quiere mantener abierta la interlocución con los liberales. En otras palabras: que el PSOE se siente o no a hablar con el Govern "no tiene por qué afectar" a sus negociaciones con el Ejecutivo, y no se dará portazo "preventivo", aunque sí dan por seguro que, al final, "Sánchez se verá en la tesitura de tener que elegir", afirman fuentes del partido liberal.
"Si -Sánchez- nos convoca para intentar explicarnos las bondades de sus acuerdos en la mesa de diálogo en Cataluña, que no nos esperen. Pero si nos sentamos para avanzar en un proyecto económico o social, sí. No tiene por qué afectar que un día se reúna con nosotros y a los dos días con ERC. El sabrá en qué jardín se mete", reiteran.
Ciudadanos no sólo ha suavizado el tono con el Gobierno, sino también las condiciones sobre las que sustenta un apoyo que ya se ha traducido en seis prórrogas del estado de alarma y varios decretos, incluido el que regula la apodada como 'nueva normalidad'. Hasta el decisivo giro de Arrimadas a la estrategia de Ciudadanos, la ruptura con el independentismo se entendía como una de las líneas rojas a cualquier acuerdo con el Ejecutivo, que sin embargo quedó desdibujada desde que Sánchez inauguró la senda de la negociación paralela con los liberales por un lado y con ERC por otra.
Los naranjas ya intentaron poner freno a las aspiraciones nacionalistas. El pasado 19 de mayo, en el marco del acuerdo con Moncloa para alumbrar la quinta prórroga del estado de alarma, el partido de Inés Arrimadas distribuyó un comunicado por el que añadían una conquista a su alianza con Sánchez: el bloqueo a la mesa catalana. "Gracias al papel de Ciudadanos, no se va a producir ninguna mesa de negociación con ERC ni los separatistas para dinamitar la igualdad entre españoles. Nos mostramos satisfechos de haber logrado aislar las demandas de los nacionalistas para poner a los españoles en el centro y haber conseguido mejoras para todos ellos", defendían los naranjas.
Efectivamente, los republicanos votaron entonces en contra del estado de alarma, pero no se renunció, ni por parte de Moncloa ni de ERC, al diálogo entre ambas administraciones. Ahora Ciudadanos camina por la senda de la colaboración, sin quitar la vista de los Presupuestos Generales del Estado, que ya vincula a que Sánchez presente "propuestas sensatas", alejadas de las políticas "surrealistas" de Podemos y "que beneficien a todos los españoles", al margen de aspiraciones soberanistas.
Algunos cuadros del partido se muestran incluso optimistas respecto a las posibilidades de que triunfe la vía "constitucionalista" por lo que no cejarán en el intento, y ponen como ejemplo que Sánchez haya citado "antes a Ciudadanos" que a sus socios de investidura. Se refieren a la cita del pasado viernes en el Palacio de la Moncloa donde, en el marco de un encuentro al más alto nivel, quedó sellada definitivamente la mano tendida de Inés Arrimadas al Ejecutivo, un encuentro que se entendió como punto de inflexión no sólo para Ciudadanos, sino también para el devenir de la propia legislatura.
"Sánchez está preparando el terreno", destacan en la Ejecutiva naranja, conscientes de que el presidente del Gobierno juega con dos barajas, pero que tendrá que decantarse por una de ellas. Como hasta ahora, continuarán en la estrategia de "diferenciar" políticas útiles para "el interés común" de las negociaciones alternativas que lleve a cabo el Ejecutivo. "Siempre vamos a aceptar reunirnos, sentarnos, dialogar y negociar, pero el 'para quién' siempre deberá ir por delante", defiende un destacado dirigente, que añade: "Los privilegios a nacionalistas y sobre determinados territorios son incompatibles con acuerdos con nosotros".
Censuran los "volantazos" de Casado
En el marco de la sesión de control del miércoles, la portavoz del PP en el Congreso, Cayetana Álvarez de Toledo, preguntó a Carmen Calvo si "reserva un sitio" a Ciudadanos en la mesa de diálogo con la Generalitat, un comentario que no ha gustado nada en sede naranja. "Es una impertinencia soberana", destacan las mismas fuentes preguntadas por este asunto. "Nadie puede pensar que podamos sumarnos a lo que siempre hemos calificado como mesa de la vergüenza. Más claro no se puede decir", afirman.
Y aunque celebran el tímido acercamiento entre Moncloa y PP, con llamamientos a la unidad de una parte y oferta de pactos a nivel sanitario, jurídico y económico del otro, instan al jefe de la oposición a dejar los "volantazos" y a "escoger una carta con la que quedarse". Se refieren en la formación naranja a que, cuando "parece" que Casado ha modulado su discurso y se ha abierto al diálogo con el Gobierno, al día siguiente resulta todo lo contrario. "No sabes si va a tenderte la mano o te va a dar una bofetada limpia", ironizan.
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