El bloque de la izquierda gallega confía en un aliado inesperado para que Alberto Núñez Feijóo no consiga su carta mayoría absoluta en las autonómicas del 12 de julio, y ese aliado no es otro que Santiago Abascal. Aunque es un partido sin representación por este territorio el 10-N, la izquierda gallega alberga la esperanza de que aunque Vox no llegue al 5 por ciento de voto, que le daría entrada en el parlamento regional, sí arañe un porcentaje de papeletas que impida al candidato popular continuar cómodamente gobernando en el Palacio de Raxoi.
PSdG, BNG y Podemos están muy pesimistas respecto a las posibilidades de arrebatar por méritos propios el trono a Feijóo. A ello contribuye, lamentan fuentes socialistas, "una precampaña y campaña muy limitadas", una vez que se suspendió por la pandemia del coronavirus, y a día de hoy hay que mantener medidas de distanciamiento personal, a lo que se une, aducen, "unos medios de comunicación que le son proclives". al barón gallego.
"Pero si Abascal entra en campaña, la cosa puede cambiar", señalan en este caso desde Unidas Podemos. Partiendo de la base de que "el voto de Vox sólo puede provenir del PP", ponen en valor el vídeo de Abascal con su abuela materna, de origen gallego y humilde. Lo de menos es quién encabeza la lista de Vox al Parlamento gallego, "que no conoce nadie", como la figura del presidente de este partido. Aseguran desear que la formación de la derecha populista se quede fuera de la Cámara autonómica, pero basta con que saque un 3 o un 4 por ciento para convertirse en una seria amenaza para Feijóo.
El presidente gallego "puede perder la mayoría absoluta por la mínima", tal y como le pasó a Manuel Fraga en 2005. Esa legislatura gobernó a un bipartito PSOE-BNG, presidido por Emilio Pérez Touriño, que acabó desalojado del poder cuando, en 2009, Feijóo recuperó, desde la oposición, la mayoría absoluta que luego revalidó otras dos veces más, en 2012 y 2016.
Abascal necesita superar el 5 por ciento para sacar representación en Galicia
De momento, ningún sondeo vaticina la irrupción de Vox ni en el parlamento gallego ni en el vasco, a pesar de ser la tierra de origen de Abascal y donde entró en política siendo un destacado dirigente del PP de Euskadi. En Galicia necesita como poco un 5 por ciento del voto, tras la reforma que hizo Fraga en 1992 elevando el mínimo para obtener representación del 3 al 5.
Con un 46,57 por ciento de los votos en 2016 "basta que baje al 45 por ciento para que pierda un diputado por cada una de las cuatro provincias". La imagen centrista que Feijóo intenta transmitir, explican fuentes de Galicia en Común, "le va bien para captar votantes socialistas y de Ciudadanos, pero puede tener huida de votos por su derecha". La mayoría absoluta es de 38 escaños y actualmente Feijóo tiene 41, una enorme holgura que, incluso, podría mejorar según algunos sondeos para situarse a los niveles de Fraga, con 43 escaños en 1993, el mejor resultado que ha tenido allí el PP en su historia.
En todo caso, aunque Vox sacara representación y dependiera de este partido la formación de un Gobierno popular es muy improbable que alcanzaran un acuerdo, al menos con Feijóo al frente. El gallego no ha ahorrado en críticas a la ultraderecha, de la que ha dicho que "no podemos estar de rodillas ante los líderes de Vox", "no tiene cabida en Galicia" y está "en contra" de esta Comunidad y Vox, por su parte, le ataca en lo que entiende de "nacionalismo excluyente" y remedo de una especie de "convergencia a la gallega". Ya se sabe que la artimética postelectoral obra milagros, pero hay un problema no sólo político sino de hasta de índole personal.
Un cuatripartito presidido por el BNG
PSdG y Galicia en Común hacen piña en esta campaña para impedir también que el BNG, según los sondeos casi empatado con los socialistas, supere a Gonzalo Caballero. Porque aún en el caso de que Feijóo perdiera la mayoría absoluta, los socialistas no tendrían asegurada la presidencia de la Xunta si la candidata del Bloque, Ana Pontón, le supera. Nadie duda en el bloque de la izquierda de que en ese caso habría un tripartito o cuatripartito para echar al PP del poder, pero este es el mensaje en que el el presidente gallego se hace fuerte. No se trata sólo de elegir entre populares y socialistas, sino entre un gobierno monocolor y otro formado por una multiplicidad de partidos de la izquierda -incluida la independentista y la radical- presidido por el Bloque.
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