Okuda San Miguel (Santander, 1980) quería pintar el momento "histórico" del coronavirus. Este grafitero es hoy uno de los artistas urbanos más reconocidos del mundo. Sus colores y figuras geométricas están en una iglesia católica de Marruecos, en un edificio de Moscú y en otros tantos de varios continentes. Para su última obra, sin embargo, no se ha ido tan lejos. El artista ha plasmado en la fachada del Ayuntamiento de Fuenlabrada (Madrid) su propia visión de la cuarentena. Y ha llegado a una conclusión: "Da igual quien seas, negro, blanco o musulmán, que todos estamos en el mismo ajo".
Okuda no es el primero que pinta la fachada de este Ayuntamiento. Su mural acompaña al de Suso 33 y Pantone. Todos ellos forman parte del Museo de Arte Urbano impulsado en la ciudad. Para el de Okuda el Ayuntamiento se ha gastado 15.000 euros más IVA, según fuentes municipales. Cuando ofrecieron el proyecto al grafitero sólo le dieron una directriz: el mural debía reflejar la diversidad cultural de Fuenlabrada.
Okuda presentó un boceto que dibujó antes del confinamiento. En el retrató a personajes de sus cuadros, pero que aún estaban sin definir. Después decidió que en el mural de Fuenlabrada pintaría a las personas con las que había pasado la cuarentena: sus seis compañeros de piso y un perro. "Luego también metí a otros que no son nadie en concreto" y que representan al colectivo musulmán, negro y latino de la localidad. "Vi a mucha gente que pasaba por el muro y me llamó la atención. Me gustó mucho porque es una idea que trato mucho en mis creaciones: la multiculturalidad", cuenta el artista a El Independiente.
El resultado es un enorme mural de 17 metros de ancho por 10 de alto. El artista lo pintó subido en una grúa y en sólo cuatro días. Una experiencia "muy guay" que no le ha parecido complicada. El único problema fue el calor que hizo en Madrid durante una de esas jornadas.
La obra la componen 21 personajes de colores vivos y estructuras geométricas. Hay algunos que son fáciles de reconocer, como una Gioconda con mascarilla o los dibujos de Pikachu de Pokemon, con mascarilla LGTB, o Ralph Wiggum de Los Simpson. Luego están sus compañeros de piso, repartidos por todo el muro. Entre ellos está Marcos, su pareja sentimental y la persona que le ha ayudado con esta y el resto de sus obras. También retrata con mascarilla a Óscar, su mánager, que algunos han confundido con el presentador de televisión Jorge Javier Vázquez. "Me parece muy gracioso esto porque luego la gente saca parecidos de todo", reconoce. Arriba del todo, cubierto con un sombrero verde, gafas de pasta rosas y una mascarilla con el arcoíris, se retrata a él mismo.
"No tengo ningún interés en pintar políticos"
Okuda completó el mural con otros tres rostros para representar a las distintas razas que conviven en la ciudad. Para ello pintó a un hombre con una gorra de Bob Esponja, que encarna a los latinos. Los árabes se reflejan a través de una mujer con hiyab ubicada a la derecha de la fachada. Y justo encima, la cara que representa a la comunidad negra. Un personaje que, sin embargo, muchos confundieron con el fallecido presidente de Venezuela Hugo Chávez.
La gente siempre busca muchas personas que ni siquiera aparecen en las obras. Tienden a llevar todo a su terreno"
Okuda San Miguel
"Para nada es Hugo Chávez (…) No tengo ningún interés en representar a ningún político, ni de coña, creo que es lo último que haría", responde Okuda. El grafitero asegura que no ve las noticias y tampoco le interesa mucho la política internacional. Aunque hace excepciones: "Hay políticos muy caricaturizables". Uno de ellos es Donald Trump. "Todo lo que representa es muy contrario a lo que representa mi trabajo, a veces lo incluyo para mandar un mensaje contrario", argumenta.
La realidad es que el hombre que simboliza a la raza negra en el mural de Fuenlabrada es... George Floyd, el afroamericano que murió a manos de la policía en Mineápolis (Estados Unidos). El artista cántabro explica que es más difícil pintar a Floyd con triángulos que a Trump o la Gioconda, con rasgos más concretos.
A Okuda, en cambio, le parece interesante cuando confunden personajes en sus obras. "Lo que me gusta realmente es que hagan lecturas de mi trabajo gente muy dispar. Si de repente descubren cosas como esa me parece interesante, la verdad (…) La gente siempre busca muchas personas que ni siquiera aparecen. Tienden a llevar todo a su terreno, a explicar todo desde su conocimiento", concluye.
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