Prisas, lo que se dice prisas, Moncloa no tiene ninguna. Pero el retraso no es atribuible al Ejecutivo central sino "a la falta de acuerdo entre ERC y JxC", señalan en Moncloa, lo que impide poner fecha a la mesa de diálogo bilateral con el Gobierno catalán. Pero esa circunstancia no deja de beneficiar, a corto plazo, al PSOE partidario ahora de que dicho encuentro no se produzca hasta pasadas las elecciones vascas y gallegas, aunque hubiera pactado con los independentistas catalanes celebrarla a principios de julio.
Salvo giro de guión de última hora, tan habituales últimamente en la política española, nada parece apuntar a que puede convocarse en breve esa cita, que debería tener lugar, esta vez, en Barcelona. Las relaciones de los socios de gobierno en Cataluña parecen deteriorarse más conformen pasan las semanas, pero no sólo, porque JxC y el PdeCat viven un conflicto interno sistémico que amenaza con terminar de dinamitar lo poco que quedaba de la antigua Convergencia, con Carles Puigdemont de notario.
Fuentes gubernamentales destacan que para que la cita tenga lugar "antes se tienen que poner de acuerdo ellos", en alusión al independentismo catalán. Y si bien están muy preocupados en Moncloa por una deriva que aleja cada vez más a los de Oriol Junqueras de la mayoría que hizo posible la investidura de Pedro Sánchez, de momento, la ralentización de ese encuentro les permite distanciarlo de la campaña de las elecciones gallegas, en la que se han volcado Gobierno y PSOE.
Los socialistas no quieren que la agenda catalana "contamine" la batalla por la Xunta de Galicia
Los socialistas no quieren que la agenda catalana "contamine" la batalla por la Xunta de Galicia, indican fuentes del PSdG. Y aunque nadie duda de que Gonzalo Caballero pactará con el BNG y con Podemos en caso de que el popular Alberto Núñez Fiejóo pierda la mayoría absoluta, una cosa es esa y otra dar munición al PP respecto a los peligros de un tripartito o cuatripartito entregado al independentismo gallego como al catalán. En la misma medida en que la foto de la mesa bilateral no hace tanto daño a la campaña vasca, en cambio sí tiene repercusiones en la gallega cuando todo se juega a que el barón territorial del PP revalide o no por cuarta vez su mayoría absoluta.
Incluso ERC ya no oculta los choques frontales con sus socios de Gobierno en la Generalitat y la convicción de que Quim Torra apretará el botón nuclear de las elecciones catalanas cuando peor le vaya a su vicepresidente, Pere Agaronès, que encabezará la lista de los independentistas republicanos. "Torra va enredando", admiten en ERC. "Un día pide una entrevista previa entre presidentes y otro no quiere saber nada de la cita", lamentan. Aragonés y la vicepresidenta primera, Carmen Calvo, mantienen una interlocución habitual, pero poco o nada se avanza respecto a la reunión bilateral ante el juego constante de Puigdemont y lo suyos, ahora mucho más preocupados por ganarle la batalla el PdeCat a la hora de elegir un cabeza de lista.
La "amenaza" electoral complica que ERC negocie los Presupuestos para 2021
Cabe recordar que Torra anunció, antes de la crisis de la pandemia por el coronavirus, que este año habría elecciones autonómicas catalanas a las que no puso fecha. Además, también se aproxima su más que probable inhabilitación por desobediencia en el caso de los lazos amarillos, y si algo tienen claro los de JxC es que no van a dejar la presidencia de la Generalitat en las manos de Aragonès.
El pasado 30 de mayo, Gobierno y ERC alcanzaron su último acuerdo para sacar adelante la sexta prórroga del estado de alarma. Pero ese pacto trascendía políticamente lo que era la lucha contra la pandemia porque entre los puntos no declarados del mismo estaba el compromiso de reunir a la mesa entre el Gobierno central y la Generalitat a principios de julio. Incluso medió por aquel entonces una conversación entre Sánchez y Aragonès para sellar el acuerdo.
Pero supeditados los de ERC a la estrategia que marca el de Waterloo, advierten también en ERC de las enormes dificultades que van a tener para hablar siquiera de los Presupuestos Generales del Estado para 2021. Por eso Moncloa ha buscado un plan alternativo en Ciudadanos, al menos, en su abstención. En la medida en que no puedan sumar muchos votos a favor, esperan mermar el número de votos en contra, de modo que las sumas exijan menos partidos con los que negociar.
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