La cancelación sine die de unos comicios previstos para el mes de abril dejó sin ninguna certeza y con muchas incertidumbres la celebración de las elecciones autonómicas gallegas y vascas. La enfermedad se llevó todo por delante, y tras semanas de estado de alarma, de desescalada y de 'nueva normalidad', hoy se celebran, al fin, unos comicios en que el virus sigue estando muy presente.
Galicia fue la primera comunidad autónoma en dejar atrás el estado de alarma. Los buenos datos epidemiológicos en comparación con el resto del país le avalaban, y el ministro de Sanidad tampoco puso pegas a la petición de la Xunta. Un par de semanas después, los rebrotes se han extendido por toda España y la región gallega no ha quedado exenta del peligro que supone el fin del confinamiento y de las restricciones de movilidad.
Desde que se anunciase la nueva fecha para los comicios, desde el PP gallego se trabajó en una premisa: participación, participación y participación. Pero el confinamiento de más de 70.000 personas en el municipio lucense de A Mariña amenaza con soterrar la máxima de Alberto Núñez Feijóo. "Aquí no se ve a nadie por las calles. Los jóvenes sí, pero estoy seguro de que la gente mayor no va a ir a votar solo por no salir de casa". Habla Pepe, vecino de Foz, un pequeño municipio costero confinado a causa del brote. "No sé cómo estará la cosa en Burela, pero será mucho peor".
La Xunta decretó el confinamiento de toda la comarca de A Mariña el pasado sábado por un brote del virus en la localidad de Burela, que se considera la 'zona cero' del repunte de casos. De hecho, sigue acumulando el 80% de los contagios de la zona, por lo que este viernes el Gobierno gallego procedió a endurecer el confinamiento en este pueblo, a cuyos vecinos no les está permitida ni la entrada ni la salida del término municipal en los próximos cinco días. Las restricciones se han mantenido en Foz, Viveiro, Xove, Cervo, Barreiros y Ribadeo, donde siguen activos algunos casos y donde los residentes pueden desplazarse únicamente entre los citados municipios.
Hasta 10 de los 14 alcaldes de las localidades de la A Mariña, todos salvo los cuatro ediles del PP, han pedido estos días la suspensión de los comicios en la comarca porque, a su juicio, implica poner en riesgo la salud de aquellos que quieran ejercer el derecho a voto y limitarlo en el caso de las personas que han dado positivo en la prueba PCR del virus y que no tienen permitido ir a votar este domingo. "La abstención va a ser brutal en esta comarca", pronostican desde Foz.
Pepe regenta un hotel en la localidad costera, y lamenta que se diera "alas" demasiado pronto al fin del estado de alarma. "Galicia se creía que era campeona de todo. Decía Feijóo que aquí no había contagios, y eso dio alas a la gente. Y venga cumpleaños, venga reuniones, venga bares. Ahora estamos pagando las consecuencias", afirma. Según los últimos cálculos, sólo 15 personas están contagiadas en Foz. "Y el contagio de 15 personas implica la ruina total del pueblo", lamenta. Su negocio, que a estas alturas del verano estaría "abarrotado", está completamente desierto. "Cero habitaciones ocupadas. Es la ruina".
La opinión de Pepe la refrenda Marisa, que trabaja en una tienda de electrodomésticos de la localidad. Ni rastro de clientes. ¿Y el domingo irá a votar? "Yo no", responde. "Y como yo, mucha gente no va a ir a votar por precaución. Es que no salimos, solo vamos del trabajo a casa y de casa al trabajo. Si no vamos ni al bar, ni a comprar ¿cómo vamos a ir a votar?", se pregunta esta vecina.
Marisa da cuenta de que las restricciones no han obligado a los bares y terrazas a cerrar, pero "no va casi nadie". Tampoco hay turistas que los llenen. Y cuenta que se ha vuelto a las actividades propias de la cuarentena, cuando el país aún estaba pasando lo peor. Incluso "hago una compra grande para no tener que ir mucho al supermercado. La gente tiene miedo, aquí pasamos de no tener nada a un rebrote bastante gordo". Y este domingo, "la gente no va a ir a votar y no porque no esté de acuerdo con la política, sino por precaución. Por no salir a la calle, vamos".
Alberto Núñez Feijóo se juega este domingo una reválida histórica. El eterno líder gallego está al borde de firmar el récord que marcó Manuel Fraga en su día: cuatro mayorías absolutas al frente de la Xunta. Y la abstención se entiende como la mayor amenaza que puede aguar el sueño del candidato del PP, sobre todo si el electorado de mayor edad, el más fiel a Feijóo, decide quedarse en casa por temor al virus.
Los sondeos dan a Feijóo hasta cuatro escaños más de los que necesita para firmar una mayoría absoluta, pero el dato de abstención será clave. Los sondeos pronosticaban que la participación apenas bajaría, pero todos en los que se medía el dato eran anteriores al registro del rebrote, que ha conseguido minar la tranquilidad del PP gallego. Para salir de dudas, sólo habrá que esperar unas horas más.
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