No será una visita de multitudes. En realidad se anuncia discreta y breve, una etapa más de la gira para completar las 17 autonomías. No habrá discursos, sólo imágenes y visitas a museos y fundaciones. Tampoco se esperan apretones de manos a cientos de ciudadanos que les vitoreen, 'selfies' en la playa o improvisadas 'tapas' de jamón en señal de bienvenida. En la Casa Real saben que en el País Vasco ni siquiera las instituciones que les recibirán les mostrarán mucho más que respeto. No habrá ni defensa de la institución, ni mucho menos ‘pleitesía’. Los reyes Felipe y Letizia viajarán este viernes al rincón de España donde, junto a Cataluña, menos apoyo tiene la institución que representan. Lo harán en un momento difícil para el Rey, mientras arrecia el escándalo del cobro de comisiones de su padre, el Rey emérito, y el debate sobre su futuro y el de la propia monarquía está abierto. La operación de promoción turística oficial y de 'reducción de daños' necesaria en el actual contexto no parece que pueda aportar muchos réditos en tierras vascas.
En el País Vasco que acaba de renovar su Parlamento con sólo seis de sus 75 escaños declaradamente monárquicos, el apoyo al Rey nunca ha gozado de grandes cifras. En invierno del año pasado el ‘Deustobarómetro’ reflejaba que la Monarquía se sitúa en Euskadi en el último lugar de confianza entre el conjunto de las instituciones. Los vascos sólo le conceden un 1,4 sobre 10 en confianza. En octubre de 2017 la figura del Rey sólo recibía el aprobado del 35% de la sociedad vasca, según el último ‘Euskobarómetro’ de la Universidad del País Vasco que preguntó al respecto.
El viernes, cuando Felipe VI y la reina Letizia pisen suelo vasco, habrán completado más de la mitad de su recorrido autonómico. En lo que llevamos del mes de julio ya han realizado 9 viajes a otras tantas comunidades autónomas sin que por el momento consten referencias al escándalo de las cuentas y comisiones de Juan Carlos I. Tampoco ha habido actos de protesta significativos ante su presencia. En Euskadi en las últimas horas en las redes sociales ya se ha comenzado a ver movilizaciones en contra de la visita real.
Los monarcas estuvieron ayer en Castilla y León sin que tampoco hubiera referencia a la petición del Gobierno de que la Casa Real de nuevos pasos para establecer un ‘cortafuegos’ que permita blindar a Felipe VI ante el futuro incierto de su padre.
Parlamento 'republicano'
En Euskadi la república, además de simpatizantes, tiene historia. No en vano, fue Eibar la primera localidad que en la madrugada del 14 de abril de 1931 proclamó la II República. Después vendrían Sahagún (León) y Jaca (Huesca). Una consulta a la sociedad vasca dificilmente avalaría la monarquía parlamentaria, no si tomamos como referencia la representación de su Cámara. Los resultados del 12-J arrojaron un escrutiniodo contundentemente ‘republicano’: 69 parlamentarios pertenecientes a formaciones contrarias a la monarquía -PNV, EH Bildu, PSE y Elkarrekin Podemos- frente a seis -PP+Cs y Vox- defensoras del actual modelo de monarquía parlamentaria.
El programa previsto para el nuevo viaje de los reyes a Euskadi incluye una visita al Museo Guggenheim de Bilbao, donde contemplarán parte de las exposiciones en marcha, y posteriormente realizarán el traslado -quizá a pie- al cercano Museo de Bellas Artes de Bilbao para mantener un encuentro con una representación del empresariado, encabezado por el vizcaíno, Antonio Garamendi, presidente de la CEOE. Ya por la tarde, los monarcas se trasladarán a la nueva sede de la Fundación San Prudencio de Vitoria.
No es la primera vez que Felipe VI y Letizia visitan Euskadi. Siguiendo la estela de su padre, los reyes han frecuentado los viajes al País Vasco, con especial implicación en instituciones como la Universidad de Deusto, Petronor o encuentros con el empresariado vasco y diversas fundaciones. Lejos queda en la historia reciente el primer viaje de Juan Carlos I a Euskadi, el 4 de febrero de 1981, a la Casa de Juntas de Gernika, donde en un clima de gran tensión y en un abarrotado salón de plenos, el Rey vio cómo los representantes de Herri Batasuna coreaban el ‘Eusko Gudariak’ antes de ser desalojados.
En la visita estarán acompañados por el lehendakari en funciones, Iñigo Urkullu, vencedor en las elecciones de este domingo. Nunca ha ocultado su oposición a la monarquía, que incluso ha calificado como algo “anacrónico” y sobre la que ha llamado a reflexionar. Urkullu considera que en el mundo actual existe “modelos” que responden más fielmente a la voluntad de la ciudadanía que la monarquía, “¿como la república?”, fue preguntado en una comparecencia pública, “evidentemente”, respondió. En una entrevista en ETB se cuestionó de modo retórico si una institución como ésta “se corresponde con los tiempos” o si se puede hablar de anacronismo cuando se mantiene una jefatura de Estado basándose en “una herencia, en una sucesión por vía de sangre”.
La Vitoria de Urdangarín
En otra ocasión afirmó, tras la proclamación de Felipe VI en junio de 2014, que percibió un atisbo de cambio al escucharle hablar de la necesidad de un Estado “no uniforme” o incluso el haber recurrido a las cuatro lenguas existentes. Lamentó que todo ello continúe del mismo modo. Ante quienes le criticaron por no haber aplaudido de modo adecuado el discurso de Rey aseguró que nunca se debe confundir “la cortesía con la pleitesía”.
En la visita que harán los monarcas se incluye una parada en Vitoria, la ciudad de la familia Urdangarían y donde su cuñado Iñaki tiene oficialmente fijada la residencia. El viaje al País Vasco se produce dos días después de que la cárcel de Brieva, en Avila, donde Urdangarín cumple condena, propusiera concederle el tercer grado. La medida se debe decidir en un plazo máximo de dos meses. El tercer grado es el paso previo a la libertad condicional. En permisos anteriores Urdangarían ya fijó como residencia de referencia la casa de sus padres en la capital alavesa, en donde se dejó ver paseando de la mano de su mujer, la infanta Cristina.
Tras Euskadi, sólo les restarán cinco viajes más para completar la gira por todo el país en lo que se presentó como una campaña de promoción turística de España y de apuntalamiento de la seguridad para recibir visitantes. Después quedarán Extremadura, Navarra, Cantabria, Galicia y Asturias y la incógnita del viaje a Cataluña, que por ahora no se ha confirmado. De igual modo, parece descartado que visiten las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla por recomendación del Gobierno en aras a no tensionar las relaciones con el Reino de Marruecos.
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