En los últimos meses, Macarena Olona se ha convertido en toda una revelación dentro de Vox y en una de las caras más conocidas del partido por sus polémicas intervenciones en el Congreso de los Diputados. Sin apenas levantar la voz, consigue que derechas e izquierdas atiendan a un discurso cargado de ataques contra el Gobierno "socialcomunista", contra el "consenso progre" y contra el "nacionalismo totalitario" profesando una defensa acérrima de "España y los españoles".
Pregunta.- No lograron un buen resultado en Galicia. ¿Hacen autocrítica tras no conseguir ningún escaño ni lograr restarle influencia a Feijóo?
Respuesta.- Hacemos frente a un nacionalismo totalitario que se ha extendido gracias a un avance silencioso, sin una oposición firme y férrea durante los últimos 40 años. Era una batalla extremadamente difícil. Lo que resulta una auténtica tragedia para la nación española es el auge de partidos que propugnan el odio y la destrucción de España. En esta ocasión no hemos podido entrar en el Parlamento gallego, pero hace 20 meses no teníamos representantes en ninguna institución pública. Pero somos resistentes y nuestra lucha por España y los españoles se mantendrá firme.
P.- No obstante, sí han logrado entrar en el Parlamento vasco, aunque llegaron a cuestionar los resultados tanto en Galicia como en Euskadi por haber sufrido altercados violentos durante campaña. ¿Considera entonces legítimas estas elecciones?
R.- No hemos podido celebrar unas elecciones democráticas. Primero secuestraron nuestra propaganda electoral, y luego hemos sufrido una extrema violencia en todos y cada uno de los actos electorales que hemos celebrado. Se han producido flagrantes delitos al intentar interrumpir y obstaculizar nuestra campaña, con especial incidencia en País Vasco, donde sufrimos una agresión física contra la diputada Rocío de Meer.
P.- Una agresión que fue puesta en duda. El portavoz de Podemos, Pablo Echenique, la acusó de ponerse ketchup en la ceja.
Si quieres expresar que amas a España, te señalan como un fascista, un facha"
R.- El colmo de la ignonimia y de la inmoralidad es que frente al 'yo sí te creo, hermana', hemos encontrado un silencio cómplice y, más grave todavía, una negación de la realidad que nos obligó a enseñar un parte médico, que también fue puesto en duda. En suma, los huevos, piedras y tornillos que nos lanzaban no iban dirigidos a nosotros, que solo estábamos en medio, sino que se está atacando la libertad, el derecho a decir alto y claro, en territorios donde hacía mucho tiempo que no se escuchaba, que País Vasco y Galicia forman parte de España. Si quieres expresar que amas España, te señalan como un fascista, un facha.
P.- En la era dorada del nacionalismo, con un fuerte impulso tanto en Galicia como en País Vasco, ¿a qué atribuye el auge de estas fuerzas?
R.- A la educación. Ese es el origen. La principal rendición de España se produjo con la transferencia de la competencia en materia de educación a las comunidades autónomas. También habría que culpar a la dejación histórica y actual de la alta inspección por parte del Estado, que ha permitido que se adoctrine abiertamente en los colegios y que se traslade una imagen de España distorsionada. La mayor indignidad es que en las escuelas vascas se esté enseñando que los terroristas son héroes y el Estado es el opresor. Ello provoca que buena parte de esa juventud alabe a un partido como EH Bildu, que tiene las manos manchadas de sangre. Y esto es responsabilidad de partidos que se dicen a sí mismos constitucionalistas y que han permitido cesiones a formaciones como el PNV desde los sucesivos gobiernos de PSOE y PP.
P.- Pablo Casado hizo un llamamiento a todas las fuerzas políticas a "reflexionar" por el auge del nacionalismo porque "algo se está haciendo mal".
R.- Desde luego él tiene que entonar el mea culpa como representante máximo del PP, porque su partido, que ha gobernado incluso con mayoría absoluta, ha permitido que el avance del totalitarismo se haya producido con transferencias a estas comunidades autónomas. Y de aquellos barros, estos lodos. Quien fue parte del problema, no puede ser parte de la solución. Al menos Vox viene sin mochilas.
P.- En País Vasco, ¿cree que el PSOE puede llegar a firmar un acuerdo conjunto con Podemos y Bildu que desplace al PNV?
R.- Veremos quién es el mejor postor para el PSOE, que si algo ha demostrado desde la llegada de Pedro Sánchez es que lo único que le preocupa son sus aspiraciones personales. No tiene un proyecto de país, sólo un proyecto de poder. Y acabarán pactando con quien les ofrezca mayor rédito por ese acuerdo, que si pasa porque Idoia Mendia acceda a la presidencia, no me cabe la menor duda de que volverán a pactar con Bildu.
P.- Amaia Martínez, diputada de Vox por Álava, ha declarado en una entrevista para El Correo que estaría dispuesta, aunque con reservas, a "sentarse" con Bildu a dialogar. ¿No implica esto que Vox está blanqueando también a ETA?
En Cs se guían por cómo adquirir cuotas de poder. No les funcionó con la derecha, y ahora van por la izquierda
R.- Se han descontextualizado las palabras de Amaia, sus declaraciones eran mucho más amplias. La posición de Vox es firme. Lo único que pretendemos respecto a EH Bildu es obtener su ilegalización. Y la única interlocución con ellos iría dirigida a este fin. Somos los únicos que nos atrevemos a decir la auténtica verdad: que son terroristas.
P.- ¿Y cree que Ciudadanos sí ha blanqueado en este caso al independentismo catalán por pactar con Sánchez?
R.- Ciudadanos nunca nos ha engañado. Desde un primer momento les denominamos 'partido veleta' porque sus principios son unos u otros según convengan a las encuestas electorales. Y ahora han dado oxígeno a un Gobierno socialcomunista que se apoya en unos socios que odian España. Igual que hizo en su momento Inés Arrimadas abandonando Cataluña y a los catalanes, ahora su partido lo ha hecho con todos los españoles. No tienen ningún tipo de escrúpulos.
P.- En Cs defienden que han actuado con "sentido de Estado" mientras otros, en referencia a Vox, han decidido "mirar hacia otro lado".
R.- Están intentando encontrar su espacio. No tienen un proyecto coherente, sino que se guían en cada momento por cómo pueden adquirir cuotas de poder. No lo consiguieron en el centroderecha, y ahora lo intentan en el espacio de la izquierda. Pero es evidente que lo que hacen es engañar a los votantes de uno y otro espacio.
P.- ¿Qué opina de que desde el Gobierno se venga equiparando la oposición que ha hecho Pablo Casado con la de Santiago Abascal?
R.- Es a Casado a quien acusan de copiar a Vox. Y si uno es una copia, déjame advertir que los votantes suelen quedarse con el original. Vox estará al lado de todos aquellos partidos que miren por España, pero nunca vamos a traicionar nuestros principios a cambio de sillas. Actuamos pensando en el interés general de España. Quien quiera acompañarnos a hacer frente al consenso progre, maravilloso. Y si no, no tenemos ningún miedo a quedarnos solos.
P.- En el PP se trabaja ahora por extrapolar el 'modelo Feijóo', basado en la moderación, a la política nacional.
El modelo de partido que quieren los votantes del PP es el de Vox. Al menos no cambia cada día
R.- La diferencia entre PP y Vox es que nosotros tenemos un proyecto nacional y no cambiamos nuestro discurso según estemos en País Vasco, Cataluña o Andalucía. En el PP hay distintos espíritus, según hablemos de Feijóo, Moreno, Iturgaiz... y ese es su problema. Hay que imponer una coherencia intrínseca. Lo hemos visto en esta campaña, cómo se ha escondido a Álvarez de Toledo que, desde mi punto de vista, es un activo político extraordinario. Y cuando interese, se volverá a permitir a la señora Cayetana aparecer en el espacio político. Entonces, ¿qué modelo de partido es el que quieren los votantes del PP? El de Vox. Al menos es auténtico, y no cambia según el día.
P.- ¿Por qué abandonaron la Comisión de Reconstrucción?
R.- Esta comisión es un gol que le colaron al PP por la escuadra, y el tiempo nos ha dado la razón. PSOE y Podemos crearon una mesa ad hoc que sirve únicamente a los intereses de los partidos de la coalición y que, tal y como ha demostrado, tenían unas conclusiones redactadas de antemano cuya única finalidad es la de blanquear la gestión del Gobierno. Nosotros no estamos, ni lo estaremos nunca, porque queremos que se depure hasta la última responsabilidad.
P.- ¿Debería Felipe VI tomar medidas más contundentes para desmarcarse del rey emérito tras las últimas informaciones que salpican a Juan Carlos I?
R.- La Casa Real tuvo un comportamiento irreprochable al emitir un comunicado renunciando a la herencia del emérito. Y su majestad, Felipe VI, está tomando decisiones muy duras y dolorosas como hijo. Porque es rey, pero también es hijo.
P.- ¿Cree realmente que hay un movimiento para derrocar a la Corona?
R.- Santiago Abascal lo denunció hace meses y recibió sonoras risotadas, tanto por parte de la Cámara como por algunos medios de comunicación tradicionalmente vinculados a la derecha. Y a esos mismos medios hoy se les ha congelado la sonrisa. Hemos visto ataques frontales de auténtica deslealtad hacia Felipe VI. La monarquía está completamente en jaque porque tenemos un Partido Socialista que en épocas pasadas se mantuvo leal al Rey, mientras que ahora el PSOE constitucionalista ha desaparecido por completo. El objetivo de Sánchez es acabar siendo Jefe del Estado y colmar sus ansias de poder, que no tienen fin.
Podemos ha traicionado hasta el último de sus principios
P.- ¿Terminará Iglesias siendo imputado por el 'caso Dina'?
R.- Iglesias debería haber dimitido o cesado desde que comenzaron las informaciones. Pero no me cabe la menor duda de que la Justicia es lenta, pero acaba llegando. Lo que ha quedado constatado es que quien en la anterior campaña hacía gala de un presunto victimismo por las cloacas del Estado, ahora representa a las auténticas cloacas.
P.- En las autonómicas, Podemos ha registrado un desplome sin precedentes. ¿Comienza a tambalearse su influencia?
R.- No me cabe la menor duda de que esos resultados electorales es una sentencia sumaria previa a la de la Justicia. Si algo pueden constatar propios y extraños es que Podemos ha traicionado hasta el último de sus principios. Y el resultado electoral es el abandono de todos aquellos que un día confiaron en Pablo Iglesias. La clase trabajadora cada vez apoya más a Vox, que está al lado de la España que madruga, y que ve cómo la izquierda ha utilizado a los trabajadores para alcanzar cuotas de poder, de riqueza, y, posteriormente, olvidarse de esa lucha.
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