Ni siquiera Ibarretxe lo hizo. Hasta que llegó Iñigo Urkullu a Ajuria Enea todos los lehendakaris habían acudido a las citas de los distintos presidentes del Gobierno a las Conferencias de Presidentes. En 2017, con Mariano Rajoy de presidente, el lehendakari Iñigo Urkullu fue el primer lehendakari del Gobierno vasco en ausentarse de este foro. Hoy todo apuntaba a que volvería a hacerlo, a que no asistiría a la que será la séptima Conferencia de Presidentes -presencial-, tras los 14 encuentros virtuales mantenidos durante el Estado de Alarma desde que comenzaron a celebrarse en 2004. Sin embargo, un acuerdo de última hora sobre el techo de déficit para Euskadi, un 2,6% del PIB, ha hecho que Urkullu recule y sí asista finalmente hoy a San Millán de la Cogolla. El acuerdo se ha anunciado apenas una hora antes de que diera comienzo el acto autonómico que presidirá el rey Felipe VI.
El anterior presidente socialista, José Luis Rodríguez Zapatero, no tuvo ningún plantón de un lehendakari ni de un president. Desde que instituyó las Conferencias de presidentes en octubre de 2004, todas las que se celebraron bajo su mandato, cuatro - 2004, 2005, 2007 y 2009-, contaron con la asistencia del lehendakari Ibarretxe. El 2 de octubre de 2012 fue Patxi López quien asistió a la primera de las dos Conferencias autonómicas que convocó Mariano Rajoy.
La decisión 'in extremis' de acudir se ha conocido después de que hasta última hora desde la propia lehendakaritza se asegurara que no asistiría. A comienzos de esta semana el lehendakari había lanzado un órdago a Pedro Sánchez que no recibió respuesta favorable. O el presidente convocaba la Comisión Mixta del Concierto y Euskadi y el Estado acordaban un límite de endeudamiento para el País Vasco o Urkullu no acudiría. El cruce epistolar entre ambos mandatarios, reclamando uno que cumpliera sus compromisos y recordándole el otro la importancia de asistir hoy a San Millán de la Cogolla, no daban resultado.
Sin embargo, a primera hora de esta mañana el Gobierno vasco ha emitidoun breve comunicado en el que asegura que existe un compromiso para fijar inicialmente un techo de endeudamiento del 2,6% del PIB y que antes de la primera quincena de septiembre se convocará la Comisión Mixta del Concierto en el que se actualizará esa cifra.
En la anterior conferencia de presidentes presencial, allá por enero de 2017, no hubo acuerdo que hiciera replantearse a Urkullu su ausencia. Entonces el lehendakari reclamó por carta a Rajoy verse y abordar lo que planteó como “la agenda vasca”, una suerte de listado de temas de relevancia para Euskadi y que implicaban dar pasos al Gobierno para reconducir la relación: la ‘Y’ vasca, los recursos de inconstitucionalidad contra leyes vascas o una revisión del Cupo. Entonces el presidente popular no trasladó un compromiso claro a la petición del lehendakari y el Ejecutivo vasco activó, como había hecho ahora, la acusación de que se trataba de una reunión innecesaria que sólo buscaba “hacerse la foto”.
El lehendakari Urkullu siempre ha defendido la necesidad de proteger y poner en valor la singularidad de la relación entre el País Vasco y el Estado. Recuerda que Euskadi no es una Comunidad Autónoma más, propia del régimen común, sino que, al igual que Navarra, cuenta con mecanismos propios de relación bilateral que deben respetarse. La celebración de la Conferencia de Presidentes, donde la imagen de todos los dirigentes autonómicos en torno al presidente y el Rey visibiliza una aparente unidad territorial no es del agrado de Urkullu y su continua reivindicación de relación exclusiva y que se materializa en mesas como la Comisión Mixta del Concierto.
'Bilateralidad singular'
El Gobierno vasco finalmente sí ha aceptado la fórmula que a última hora del jueves permitió a Navarra cerrar un acuerdo para avanzar en el marco de endeudamiento al que podrá hacer frente. Sin que se convocara la Comisión del Convenio Económico navarro el Ejecutivo de María Chivite anunció que existe un compromiso para autorizar una deuda del 2,3% del PIB -cerca de 400 millones de euros- y que éste podrá ser revisado al alza.
Del mismo modo que en 2017 con Rajoy, ahora con Sánchez el Gobierno Urkullu y el PNV han insistido en los últimos días en desacreditar el valor de la Conferencia de Presidentes que esta mañana se celebrará en La Rioja bajo la presidencia del Rey Felipe VI. El lehendakari Urkullu ha recordado siempre que la relación bilateral Euskadi-España tiene sus propios canales.
Durante los meses que se ha prolongado el Estado de Alarma, Sánchez ha convocado encuentros entre los presidentes autonómicos a través de vías telemáticas. Dada la situación de emergencia y excepcionalidad vivida, Urkullu sí participó en ellos pero lo hizo en la mayor parte de los domingos para cuestionar el modo en el que el Gobierno estaba gestionando la crisis. En sus intervenciones reclamó insistentemente el derecho de “codecisión” y “cogobernanza” de las comunidades autónomas sobre materias propias que les habían sido arrebatadas en favor de un mando único. En varias ocasiones Urkullu amenazó con no volver a participar en los encuentros, de los que cuestionó su utilidad. Amenazó con no participar más si no se modificaba el proceder del presidente del Gobierno, que convirtió la conferencias de presidentes telemáticas en una réplica de los anuncios que en la víspera hizo en sucesivas comparecencias públicas.
Hasta última hora tanto el lehendakari como sus consejeros de Gobierno y desde el PNV habían insistido en que era imprescindible que se acuerde una fecha y un compromiso para convocar la Comisión Mixta del Concierto. Es en este foro donde Euskadi debe negociar el margen de endeudamiento que le autoriza el Estado. El malestar en el seno del Ejecutivo ha ido creciendo en las últimas semanas al ver que no sólo no se cumplía el acuerdo por el que se debía haber convocado antes de la primera semana de julio, sino que a las reiteradas peticiones hechas -la última desde el estrado del Congreso de los Diputados el miércoles- el presidente continuaba sin avanzar una convocatoria y se limitaba a recordar la importancia de acudir hoy a La Rioja para escuchar el procedimiento de reparto de las ayudas ante la crisis.
Sin relación 'preferente'
En los últimos meses la relación entre el PNV y el Gobierno y entre Urkullu y Sánchez se ha enfriado de modo notable. Lo que hasta comienzos de año era una crítica exclusiva hacia el PP y una defensa de Sánchez y su Gobierno se ha rebajado de manera significativa y comienzan a aflorar los reproches, los votos en contra y las advertencias al Gobierno de que su apoyo no lo tiene garantizado.
En el PNV dudan de su condición de “socio preferente” que les otorga el presidente Sánchez. Los nacionalistas vascos se han opuesto incluso a apoyar algunos de los decretos de reconstrucción y han llegado a advertir que su posible apoyo a los presupuestos generales del Estado está en el aire. Por ahora sólo es una amenaza previa a la negociación pero el tono dibuja un alejamiento creciente en la relación. El portavoz del PNV en la Cámara Baja pidió al presidente del Gobierno que dejara de “dar bandazos” y se centrara en la búsqueda de sus alianzas.
Reivindicar el papel esencial que tiene la Comisión Mixta del Concierto en el contexto de crisis económica actual se ha convertido en una prioridad para el Gobierno vasco. Euskadi, como Navarra, por su régimen foral, no podrá participar de las ayudas del Fondo Covid que el Gobierno repartirá al resto de Comunidades Autónomas y por tanto deberá compensar la caída de sus ingresos en las haciendas forales vía deuda.
El nuevo Ejecutivo que deberá conformarse en pocas semanas -a comienzos de septiembre- tiene prisa por contar con unos presupuestos. Elaborarlos lleva tiempo y requiere de certezas del marco contable en el que se deberán mover y para ello es imprescindible conocer cuál será el margen de deuda al que se podrá acoger. El acuerdo secreto -desvelado por Sánchez en la Cámara baja- alcanzado con el PNV pasaba por autorizar un nivel de deuda con el que poder compensar la fuerte caída de la recaudación que se espera. Según el consejero de Economía, Pedro Azpiazu, los ingresos en las haciendas vascas podrían hundirse hasta un 18% o 20%.
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