Todos los "motivos para una moción de censura" que Vox ha venido defendiendo durante semanas para justificar su iniciativa han quedado eclipsados por la causa judicial que salpica directamente al vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, a su partido y a una parte importante de sus miembros por financiación irregular.
La coyuntura política no podría ser mejor para la amenaza con la que Santiago Abascal lleva advirtiendo prácticamente desde que comenzase la pandemia. Los escándalos judiciales se ciernen sobre Podemos e Iglesias, que acumula varios frentes abiertos, mientras la hemeroteca hace estragos en la credibilidad de un vicepresidente segundo que cuando sólo era candidato de la formación morada insistía en que los líderes deben "apartarse" cuando les salpica algún caso de corrupción. Al menos hasta que se aclare la existencia o no de una 'caja B' y quede demostrada su defendida inocencia.
La moción de censura de Vox, como la que presentó Podemos contra Mariano Rajoy en 2017, está condenada al fracaso. Pero sabe Abascal, como Iglesias en su día, que esta operación tiene otro objetivo distinto al de desalojar a Sánchez de la Moncloa: por un lado, erigirse como una alternativa visible al Gobierno "corrupto" y "amigos de separatistas y narcodictadores"; por otro, debilitar a Casado obligándole a posicionarse, después de semanas construyendo su propia alternativa "firme y responsable" basada en la moderación y en un perfil gestor "frente al ruido". La particular batalla entre PP y Vox por la hegemonía de la derecha está servida.
La iniciativa de Abascal implica la ruptura definitiva de la foto de Colón, de la que hace tiempo que se descolgó Ciudadanos. Y aunque no saldrá adelante, dará al líder de Vox notoriedad y minutos para defender su alternativa, tanto en los medios como en tribuna parlamentaria, intentando pescar en la bolsa de votos de un PP disparado en las encuestas.
La estrategia en el partido de ultraderecha pasará por seguir insistiendo públicamente a Casado para que se sume a la propuesta de Vox "por responsabilidad", "dejando de lado las tácticas políticas" para hacer frente a "populistas, comunistas y separatistas", afirman en Vox. Y la imputación de Podemos y de la cúpula del partido por presunta malversación de fondos públicos no hace sino aumentar la presión sobre el jefe de la oposición, porque "no pueden permanecer ni un minuto más en el Gobierno".
Los de Abascal tratarán ahora de dejar en evidencia al PP con el argumento de que Sánchez impulsó la moción de censura contra Rajoy precisamente por la imputación del partido en el caso que investigaba la contabilidad B de partido, y ahora Casado "decide esconderse" cuando la corrupción salpica al actual Ejecutivo. "No hay excusas", afirman.
El escándalo que rodea a Podemos y al propio Iglesias no ha trastocado los planes en el PP. Fuentes de Génova confirman que la posición del partido respecto a la moción "es inalterable", y votarán 'no' porque "ha nacido para morir" y "lo único que va a hacer es favorecer a Pedro Sánchez y a sus socios de Gobierno".
En Vox alegan que el despacho de Abascal "sigue abierto" durante el mes de agosto para negociar la propuesta y buscar "acuerdos" con los diferentes partidos, e insisten en que Santiago Abascal no será el candidato de la moción ni tampoco "tiene por qué ser de Vox", en un intento de atraer a los populares. Tal y como adelantó El País, el líder de la formación estaría incluso sondeando a algunos exdirigentes socialistas para tantear las posibilidades de derribar a Pedro Sánchez, un escenario cuanto menos utópico, ya que necesita una mayoría absoluta -176 escaños-.
Para contrarrestar el argumentario de Vox, en el PP, donde ya dan por cerrado el debate de una iniciativa que "no va a prosperar", han preferido utilizar otras vías de presión contra el Ejecutivo iniciando una campaña en redes sociales contra el líder de Podemos, por el que ya piden su cabeza tras la investigación abierta por el Juzgado de Instrucción número 42 de Madrid. Elevan también la presión sobre Pedro Sánchez, al que instan a pulsar el "botón rojo" de la destitución de Iglesias si no quiere verse arrastrado por los escándalos de corrupción del vicepresidente segundo del Gobierno.
La oposición saca la artillería contra Iglesias
A Iglesias se le acumulan las peticiones de comparecencia en el Congreso. Si hace unas semanas se le requería en las Cortes para dar explicaciones sobre el caso Dina y el señalamiento de miembros de su partido -y de él mismo- a medios de comunicación y periodistas, hoy las presuntas irregularidades en las cuentas del partido le han explotado en la cara en un momento delicado: las fricciones con el PSOE son cada vez más constantes y hay unos Presupuestos que negociar y aprobar y una crisis económica que solventar.
A la petición del PP para que el líder de Podemos dé explicaciones sobre si conocía o no la presunta trama de financiación ilegal de su partido se ha unido Ciudadanos, quien ha registrado la petición de comparecencia urgente de Iglesias en la Comisión de Calidad Democrática y contra la Corrupción del Congreso para que rinda cuentas, al tiempo que la portavoz nacional del partido censuraba que responsables de Podemos defendiesen hace años que "ningún partido imputado podría formar un Gobierno" y ahora se aferren al Palacio de la Moncloa.
Los de Abascal fueron un paso más allá y se personaron directamente en la causa que arrincona a Iglesias como acusación. "Vox no será sumiso ante los corruptos, los amigos de los separatistas y narcodictadores. Nos vemos en el Congreso, en las calles y en los tribunales", advierten.
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