El vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias, que ayer suspendió su estancia vacacional junto a la ministra Irene Montero y los tres hijos de ambos ante las amenazas recibidas, ha agradecido las muestras de apoyo y ha avisado de que no lo frenarán el odio y las amenazas de la ultraderecha.
"Su odio y sus amenazas no frenarán nuestro trabajo. El ejemplo de la gente corriente, honesta y valiente que no tiene miedo al fascismo es para nosotros la mayor motivación para seguir", ha escrito Iglesias este martes, un día después de cancelar su estancia vacacional en Felgueras (Asturias).
La familia tomó la decisión de regresar a Madrid después de que apareciesen mensajes en las redes sociales con la ubicación del lugar en el que se encontraban en los que animaban a pasarse a "saludar". Apareció además una pintada en la carretera en la que se leía "coletas, rata".
Además, justo después de llegar a su domicilio en Galapagar, Iglesias y Montero fueron víctimas de otra concentración de varias personas, que increparon al vicepresidente y la ministra durante más de una hora, según han indicado a EFE fuentes de su entorno.
Se trataba de las mismas personas que se concentran a diario desde el pasado 15 de mayo frente a su domicilio, y contra cuyo organizador Iglesias interpuso una querella hace unos días.
Tras hacerse pública ayer la suspensión de su estancia vacacional, Iglesias ha escrito en las redes sociales un mensaje en el que asegura que lo que le hace a su familia "la extrema derecha y ciertos medios" es grave, pero pide "poner cada cosa en su contexto".
"Hay gente que ha pagado con su libertad, con su vida o con torturas defender sus ideas y hacer política. No es nuestro caso. No hay derecho a que mis hijos tengan que sufrir las consecuencias del compromiso y las tareas políticas de sus padres, pero hay millares de niños en situaciones mucho más vulnerables. No va conmigo el victimismo", señala Iglesias.
En su mensaje, el vicepresidente reconoce el trabajo de los policías que les acompañaron y da las gracias "a la gente de Felgueras", al restaurante Casa María que les llevó a casa una fabada, y a un vecino -"Ramón, minero jubilado y rojo que está orgulloso de que su hijo sirva en la Guardia Civil"- que enseñó a sus hijos por primera vez "gallinas, patos, ocas y caballos".
El vicepresidente agradece además al secretario general del PCE y diputado Enrique Santiago su acogida en la casa familiar de Felgueras, y reconoce también a todos los que "no se dejan intimidar por la ultraderecha y sus medios".
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