El centroderecha no volverá a aliarse en el corto plazo, al menos no con la misma fórmula que se utilizó el pasado 12 de julio en las autonómicas de País Vasco, cuando Ciudadanos sí logró rentabilizar su alianza con el PP, pero no tanto los de Casado, que experimentaron una caída de votos significativa en comparación con los resultados que obtuvo su anterior candidato, Alfonso Alonso, hace cuatro años.
Esta es la tesis que reina en las filas del partido conservador para el próximo escenario electoral que se plantea, el de las elecciones catalanas. Aunque se prevé que se celebren en los próximos meses, se desconoce aún la fecha que el president Quim Torra maneja para abrir las urnas. Pero los partidos ya hace semanas que arrancaron la maquinaria electoral, y en el PP ya advierten que aunque "Ciudadanos está presionando mucho a favor de la coalición completa", es un escenario "en estudio" pero prácticamente descartado para los populares, que ven en esta oferta un intento de "maquillar la hecatombe" que les depara a los naranjas.
No obstante, tanto entre las filas del partido en Cataluña como en Génova, donde no quieren dar de lado a Inés Arrimadas por la buena relación que le une con Pablo Casado, gana fuerza la idea de concurrir por provincias: en Girona y Lleida -donde el constitucionalismo tiene menos peso-, juntos; en Tarragona y Barcelona, separados.
Pero ni si quiera esta fórmula sería viable para el PP si llega a producirse un pacto de Ciudadanos con Sánchez en la arena nacional para aprobrar los Presupuestos Generales del Estado, tal y como sentencian fuentes solventes del partido, en cuyos flancos empieza a extenderse la idea de que la coalición con los naranjas "podría restar más que sumar", según cálculos internos.
Pero el pacto presupuestario entre PSOE y Cs dinamitaría prácticamente toda posibilidad de alianza, porque con lo que no transigirá el PP, afirman las citadas fuentes, es con dejar a Santiago Abascal y a su candidato para las catalanas, Ignacio Garriga, la autopista derecha completamente libre. "Vox se frotaría las manos ante esa posibilidad", ya que, a su juicio, el coste de asumir un pacto de sus aliados con Sánchez sería alto a nivel electoral.
Sin embargo, el calendario puede jugar en contra de los cálculos del PP. Todo dependerá de si Torra decide pulsar el botón electoral antes o después, porque "si las catalanas tardan más, ya sabes a qué atenerte. Entonces se sabrá si Ciudadanos ha dado o no ese paso" pero "si cierran un pacto con el PSOE antes de que comience la negociación presupuestaria, pueden dejarnos en evidencia", referencian en el partido de Casado, que sitúan esta posibilidad como un "miedo" que recorre a las filas conservadoras.
La ruptura o no de puentes con los naranjas "va a ir en la foto finish", sentencian. De acuerdo con la ley electoral, los partidos tienen tan sólo 15 días para cerrar coaliciones a contar desde el día que se convocan los comicios, por lo que "está todo en el aire".
Tras meses de acercamiento al PSOE y pactos en diversos decretos aprobados en el Congreso, Ciudadanos se abrió finalmente a negociar unas cuentas públicas para evitar que Podemos las "condicione". No dan por sentado en el partido naranja que ese acuerdo salga adelante, puesto que Sánchez deberá limitar la influencia de su programa de Gobierno con Podemos en primer lugar y, por supuesto, arrinconar toda suerte de cesiones al independentismo catalán. Pero es una puerta definitivamente abierta para Inés Arrimadas porque, como explicó Carlos Carrizosa, presidente del grupo parlamentario liberal en el Parlament, en una situación en que la economía española tiene que superar el "grandísimo bache" de la crisis del coronavirus "¿cómo no vamos a sentarnos con el Gobierno a explorar un acuerdo?", cuestionaba.
Arrimadas aparta a Lorena Roldán
Precisamente, será Carlos Carrizosa y no Lorena Roldán quien lidere la candidatura a la presidencia de la Generalitat, un golpe de mando de la dirección que revoca lo dictado por las bases -en las primarias del año pasado, Roldán ganó con una amplísima mayoría del 86,6%-, en un intento de dar la vuelta a las encuestas.
Ciudadanos, que ganó las últimas elecciones catalanas bajo la batuta de Inés Arrimadas y consiguió 36 escaños, podría ver mellada su influencia en el Parlament hasta casi la mitad, por lo que la alianza con el PP podría suponer que la caída, aunque inevitable, no sea tan pronunciada.
Los de Arrimadas ofrecieron además desde el primer minuto una triple entente en Cataluña para aglutinar el voto constitucionalista con una candidatura conjunta entre PSC y PP, una posibilidad ya descartada tanto por el líder de los socialistas catalanes, Miquel Iceta, como por el de los populares, Alejandro Fernández.
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