Septiembre está a la vuelta de la esquina. Y con él arranca un convulso curso político marcado no sólo por la segunda oleada de la pandemia del coronavirus, el caos en la 'vuelta al cole' o la pugna entre Gobierno y autonomías por la gestión de la crisis, sino también por la aprobación de unos Presupuestos Generales del Estado, vitales para la continuidad de la legislatura y para afrontar las reformas que exige Bruselas ante la recepción del fondo europeo de reconstrucción.
De puertas para afuera, Sánchez sigue apostando por unas cuentas "transversales" basadas en el consenso de todas las fuerzas políticas, sin relegar a la mayoría -compuesta por nacionalistas vascos y catalanes- que hizo posible su investidura. Pero los guiños a Ciudadanos hace tiempo que dejaron de ser puntuales y estos, a su vez, quieren que el Ejecutivo dé el paso definitivo y pase de las "conversaciones informales" pero "constantes" que aseguran mantener con Moncloa a una cita formal que tenga como único punto del día la negociación presupuestaria "con el constitucionalismo". Dirigentes del partido, en conversación con este medio, no esconden el objetivo oculto del "paso" que piden a Sánchez: "erosionar" la ya de por sí deteriorada relación entre los socios de Gobierno porque la invitación, recuerdan, "no incluye a Iglesias", y dar esquinazo definitivo a las fuerzas independentistas.
Moncloa no esconde ya su acercamiento a los liberales para pactar los Presupuestos a pesar de las advertencias de Unidas Podemos, que llegó a poner en jaque la coalición si Sánchez decidía caminar hacia Inés Arrimadas y no por la senda que marca Gabriel Rufián o Quim Torra. La ronda de encuentros con todas las fuerzas políticas que el presidente del Gobierno ha programado para la próxima semana en el marco de la "despolitización de la lucha contra la pandemia" es, hasta la fecha, el máximo exponente de las preferencias del PSOE de cara a la negociación de las cuentas públicas.
Sánchez ha priorizado a Arrimadas en su agenda de reuniones y recibirá a la líder de Ciudadanos el miércoles 2 de septiembre a las 17:00 horas de la tarde, justo después del encuentro con el jefe de la oposición, Pablo Casado. La cita con el líder de ERC, Gabriel Rufián, con mayor representación en el Congreso que el Grupo Parlamentario de Ciudadanos, se celebrará al día siguiente, al igual que el encuentro con el portavoz del PNV, Aitor Esteban.
En la formación liberal celebran el guiño del presidente del Gobierno, aunque recuerdan que no es el único gesto que tuvo con Ciudadanos: a principios de agosto, el Ejecutivo celebró una reunión con la formación liberal en el Palacio de la Moncloa encabezada por la vicepresidenta primera, Carmen Calvo, para analizar los acuerdos alcanzados durante los últimos meses entre PSOE y Ciudadanos y cerrar "algunos flecos" que quedaron pendientes de los mismos. Se trata del segundo encuentro al más alto nivel con la formación de Inés Arrimadas -para los que Podemos no recibió invitación- mientras que la mesa bilateral con el Govern catalán prometida por diferentes miembros del Gobierno, entre ellos la propia Calvo, ha ido dilatándose en el tiempo y aún no cuenta ni con una fecha definida.
En la formación exigen que Sánchez "mueva ficha" y que, más allá de la reunión del próximo miércoles en que, confían, se sienten "las primera pautas" para una negociación presupuestaria alejada de la influencia morada, Moncloa les remita "ya" un primer "borrador" con las previsiones del Ejecutivo de ingresos y gastos para empezar a trabajar sobre él.
Insisten desde la formación liberal que Ciudadanos no es "socio" de Gobierno pero "estamos en una situación en la que se requiere altura de miras de todas las fuerzas políticas", por lo que se sentarán a negociar unos Presupuestos "sensatos y transversales" a las puertas de la recepción de las ayudas europeas. E igual que en otras ocasiones, desligan sus reproches hacia el Ejecutivo "porque somos oposición" con la tramitación de las cuentas. "Nada tiene que ver", afirman.
Este mismo miércoles, el portavoz adjunto de la formación, Edmundo Bal, arremetía contra Sánchez por "abandonar su responsabilidad" y delegar en las comunidades autónomas la gestión de la pandemia para evadir el "desgaste" que conlleva, al tiempo que renunciaba a uno de los compromisos que adquirió precisamente con Ciudadanos: definir una legislación para la emergencia sanitaria sin tener que recurrir al estado de alarma. De hecho, fuentes solventes de la formación liberal afirman que el próximo miércoles Arrimadas exigirá a Sánchez que defina una "estrategia nacional" y una alternativa jurídica común ante los rebrotes, pero confirman la idea de que el cumplimiento de esta petición no será condición para seguir adelante con la negociación de los Presupuestos.
En Ciudadanos trabajan además con la estrategia de distanciar cada vez más a PSOE y Podemos, "conscientes" de que la "delicada situación" por la que atraviesa la formación de Iglesias -los frentes judiciales abiertos auguran un otoño convulso para el vicepresidente segundo- no hará sino allanar el camino de los naranjas en la consecución de sus objetivos políticos. La imputación de la cúpula morada podría obligar a Iglesias a firmar todo lo que acuerde el líder socialista con sus socios naranjas. Al menos a día de hoy, para Podemos es mejor desenlace una legislatura larga que unas elecciones anticipadas.
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