Es una "decisión difícil" que "tengo que meditar profundamente". Esta fue la respuesta que dio la ya ex portavoz parlamentaria del PP, Cayetana Álvarez de Toledo, a la pregunta de si renunciará o no a su escaño en el Congreso de los Diputados tras haber sido destituida directamente por el jefe de las filas populares. "Es un dilema muy grande", coinciden afines a la portavoz. El escenario que está completamente descartado según sus más allegados es que acepte la oferta que le trasladó Casado para paliar su salida del grupo parlamentario, incorporándose a la fundación Concordia y Libertad que preside Adolfo Suárez Illana en el cargo de secretaria general.
A pesar de las incendiarias declaraciones que pronunció el mismo día de su cese y de la ruptura de puentes definitiva tanto con Casado como con la renovada estrategia del partido, Cayetana abrió la puerta en una entrevista para Cope a mantener su escaño por el "compromiso" con los más de 280.000 catalanes que votaron sus siglas en las elecciones del 10-N, lo que dio rienda suelta a todo tipo de especulaciones con el posible encaje de la diputada incluso en Cataluña, una idea que el presidente del PPC, Alejandro Fernández, recibe de buen grado. "Ese es mi deseo", escribió en Twitter.
Pero sin duda, no es el deseo de Génova. Fuentes solventes de la dirección del partido se inclinan porque Álvarez de Toledo abandone sin hacer demasiado ruido y ven "imposible" llegar a "reconvertir" a la ex portavoz dentro de las filas de un PP que se ha embarcado, sin prisa pero sin pausa, hacia un proyecto que mira al centro político y que pretende dejar atrás el halo de polémica que siempre ha acompañado a la ex líder del grupo parlamentario en favor de perfiles gestores, como el de su flagrante sustituta, Cuca Gamarra; el talante moderado de José Luis Martínez-Almeida; o la actual vicesecretaria de Política Social, Ana Pastor.
Las mismas fuentes cuestionan el complicado encaje de la ex portavoz en el grupo parlamentario, en la dirección o incluso en las listas electorales del partido en Cataluña. Este escenario implicaría lograr que asumiese la disciplina del partido tras rebelarse abiertamente contra ella, por lo que esa posibilidad se antoja impracticable en Génova, 13, donde ven que la incompatibilidad con el PP -que evidenció la propia diputada el día de su destitución- "no tiene marcha atrás".
Ella misma dejó claras sus discrepancias con el nuevo proyecto de Casado el pasado lunes 17 de agosto, tras una reunión de alto voltaje con el líder del PP en que Cayetana esbozó "planteamientos radicales" en los que pedía que se respetase su autonomía dentro del partido o que, por el contrario, se firmase su despido, motivo por el cual ahora Génova ve complicada su continuidad en el escaño del Congreso. De hecho, el mismo día en que saltó la noticia, en el entorno del presidente daban prácticamente por segura su renuncia al acta, tal y como informó este medio, una decisión que, por el momento, continúa dilatándose en el tiempo.
Las mismas fuentes explican que Casado citó a Álvarez de Toledo sin estar convencido de la decisión de cesarla y que "intentó razonar" con la dirigente, pero fue "imposible". Y no fue la insistencia de la ex portavoz con su propuesta de pactar un Gobierno de concentración con Sánchez y Arrimadas -que dinamitaba a ojos de la opinión pública el proyecto alternativo que pretende edificar el jefe de la oposición- lo que colmó la paciencia de Casado, sino la posición de la portavoz con la salida del rey emérito y el papel que ha jugado en todo este asunto la Casa Real.
Y es que el presidente del PP cerró una entrevista para el diario ABC hace un par de semanas para, precisamente, dejar claro que la línea del partido seguirá una férrea defensa de la monarquía. Tan sólo unos días después su portavoz cuestionaba en una entrevista para El País -de la que no tenía constancia la dirección- la salida del emérito y lamentaba la ausencia de una rendición de cuentas de Juan Carlos I tanto "con los españoles" como con Felipe VI.
Esto fue visto en Génova como un desafío a la autoridad del presidente y un "descrédito" sin precedentes al propio partido. Hasta ese día, Casado mantuvo intacta la confianza en su portavoz a pesar de las cada vez más sonoras voces en el partido que pedían su relevo inmediato, entre ellas las de su número dos, Teodoro García Egea. El presidente del PP salió en su defensa en todas y cada una de las salidas de tono del conocido como 'verso libre' -aunque ella no comparta esa expresión- de la formación conservadora. Pero lo que no pudo ni quiso justificar Casado fueron los "ataques" al Rey. Ahí se quebró no sólo su relación, sino también el encaje de Cayetana Álvarez de Toledo en el PP.
Incluso la nueva portavoz, Cuca Gamarra, ha mandado esta semana en público un mensaje a su antecesora, en una petición velada para que cierre la puerta a su continuidad en el grupo parlamentario. "Tenemos que saber que en política estamos temporalmente y que cuando quien está por encima considera que los equipos, por distintas circunstancias, necesitan renovarse, hay que trabajar de otra manera", deslizaba. Y eso "hay que aceptarlo".
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