En el Frente de Madrid, en la batalla del Jarama, en Brunete, en Guadalajara... Durante la Guerra Civil española, cerca de 35.000 extranjeros defendieron la República del ataque de los sublevados. Eran las Brigadas Internacionales, unas unidades formadas por militares veteranos, obreros o estudiantes. Ahora, el Gobierno quiere que sus descendientes puedan acceder a la nacionalidad española.
"Hoy es un país de orgullo democrático (...) Nuestro país reconocerá a las heroínas y los héroes de la lucha por la democracia, con justicia y memoria". Así celebró Pablo Iglesias el anteproyecto de la nueva Ley de Memoria Democrática que aprobó ayer el Consejo de Ministros. Se trata de una de las iniciativas estrella del Ministerio de la Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática. La futura ley tendrá que superar antes el examen jurídico del CGPJ y el Ministerio Fiscal.
Entre otras medidas, el texto declara "nulos de pleno derecho" los juicios sumarios del franquismo y permitirá recuperar de las fosas unos 25.000 cadáveres de represaliados. Fue Unidas Podemos la que, además, propuso que la Ley contemplara que los descendientes de los brigadistas puedan acceder a la nacionalidad española. "Ya era hora de decir desde el Gobierno a estos héroes y heroínas de la democracia: gracias por venir", publicó Iglesias en Twitter.
Las Brigadas Internacionales llegaron a España a poco de estallar la Guerra Civil, en 1936. El objetivo de muchos de ellos era hacer la revolución o defender a la República del alzamiento militar. No todos los aliados en Europa estaban a favor de intervenir en la contienda española. Al principio, Gran Bretaña y Francia quisieron evitarlo por temor a que el conflicto se extendiera por el continente. Pero fue precisamente un francés, Maurice Thorez, secretario general del Partido Comunista galo, el que instó a Iósif Stalin para que se implicase en España, según relata Historia y Vida.
Thorez también se encargó de reclutar a los voluntarios internacionales. Para ello contó con la ayuda de otros dirigentes comunistas europeos, del Socorro Rojo Internacional y de la Liga de los Derechos Humanos. A finales de octubre del 36 se acordó bautizarlos como Brigadas Internacionales y utilizaron como símbolo una estrella de tres puntas.
Francia, a la cabeza
En las Brigadas había perfiles de todo tipo. Las primeras unidades de extranjeros estaban formadas por participantes de las Olimpiadas Populares de Barcelona, una alternativa frustrada a los Juegos Olímpicos de Berlín impulsados por Hitler. Aunque la mayoría de los brigadistas fueron obreros, agricultores y marinos. También hubo estudiantes, parados, vagabundos y borrachos atraídos por la aventura o las diez pesetas diarias de sueldo, recuerda la revista.
Las filas las completaron veteranos de la Primera Guerra Mundial y de la Legión Francesa. Como muchos no tenían un rango alto, algunos batallones los dirigieron cabos o antiguos sargentos. De hecho, unos 600 veteranos comunistas de la Revolución Rusa, que no tenían buena fama en la Unión Soviética, ocuparon puestos de mando en las Brigadas.
¿Cuántos brigadistas recibió España? La cifra es otro de los debates históricos de la Guerra Civil. La Asociación de Amigos de Combatientes en la España Republicana (ACER) calcula que el número oscila entre los 35.000 y los 59.380 —esta última cifra, menos probable—. La mayoría eran europeos y, sobre todo, franceses (unos 9.000). Les seguían unos 3.100 polacos, 3.000 italianos, 2.200 alemanes, 2.000 balcánicos, 1.800 británicos y 1.000 checoslovacos.
También llegaron procedentes de los países bálticos, de Austria, de los escandinavos, de Holanda, Hungría, Canadá, Suiza o Portugal. Desde fuera de Europa acudieron cerca de 2.300 brigadistas de Estados Unidos, 500 de Canadá, además de cubanos, magrebíes y vietnamitas. Así, hasta sumar 54 nacionalidades diferentes. Otra circunstancia que recalca ACER es que durante la Guerra no hubo más de 20.000 voluntarios al mismo tiempo.
En España se eligió Albacete como cuartel general y centro de entrenamiento de los brigadistas. Participaron en el Frente de Madrid, en Teruel, en la batalla del Jarama, en Guadalajara o en Brunete. Además de la lejanía con sus países de origen, pasaron largas temporadas sin ser relevados en el frente. En total, durante la Guerra murieron entre 9.000 y 10.000 brigadistas.
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