Donald Trump tiene claro que Florida, con 29 votos electorales, es clave en su reelección el 3 de noviembre. A su nutrida comunidad cubana, la mayor de la población hispana del rico estado del Sun Belt, se dirigen las medidas que acaba de anunciar: nada de alojarse en hoteles del gobierno cubano y mucho menos comprar ron o puros.
"Los cambios restringen el alojamiento en propiedades del gobierno cubano, la importación de licor de origen cubano y de tabaco, la asistencia o la organización de reuniones profesionales o conferencias en Cuba y la participación en determinados eventos políticos", señala un comunicado del Departamento del Tesoro de Estados Unidos.
El secretario del Tesoro, Steven T. Mnuchin, ha justificado estas medidas debido a que, según la Administración Trump, el gobierno cubano "utiliza los ingresos de los viajes autorizados en su propio beneficio, a menudo a expensas del pueblo cubano".
Una vez que se apliquen estas sanciones, habrá menos vuelos entre Cuba y Estados Unidos porque solo quienes tengan familia en la isla podrán desplazarse en términos prácticos.
En su cuenta de Twitter, el presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, ha denunciado que estas nuevas sanciones son "una violación" de los derechos de los ciudadanos estadounidenses y cubanos.
"Su cruel y criminal política será derrota por nuestro pueblo que no renunciará nunca a su soberanía", escribe Díaz-Canel, sucesor de Raúl Castro en la presidencia del país. En su intervención en la Asamblea General de la ONU, este martes, se dedicó a arremeter contra Estados Unidos como opresor del pueblo cubano.
Aniversario de Bahía de Cochinos
Ha sido en un acto en la Casa Blanca con ex combatientes que participaron en la fallida invasión de Bahía de Cochinos, en 1961, contra el régimen de Fidel Castro, donde Trump ha anunciado estas medidas, que vienen a reforzar las sanciones económicas para restringir los ingresos de divisas del gobierno de La Habana ya impuestas con anterioridad.
En su cuenta de Twitter, Trump reconoce que espera el día en que "el pueblo de Cuba pueda finalmente recuperar su glorioso destino".
La política de Trump en relación a Cuba echa por tierra el acercamiento avalado por su predecesor, Barack Obama, que llegó incluso a visitar la isla en marzo de 2016. Obama promovió el progresivo levantamiento de sanciones y apoyó la reactivación del turismo de estadounidenses.
Lo cierto es que en estados como Florida, donde los cubanos son disidentes o hijos o nietos de disidentes, ven con buenos ojos la política de Trump sobre Cuba y sobre Venezuela. En 2016 Trump ganó a Hillary Clinton en Florida.
En las últimas encuestas, Trump está remontando en Florida y Arizona. Los latinos no se están movilizando a favor de Joe Biden, como el demócrata necesita. La movilización es clave para que los demócratas tengan opciones de victoria el 3-N.
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