Mil días después del referéndum sobre la salida de la UE, la primera ministra, Theresa May, ha envíado al presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, una prórroga para que el Brexit no se haga efectivo el 29 de marzo sino el 30 de junio.
Tusk ha contestado a May a primera hora de la tarde con una declaración, en la que ha señalado que la ampliación del plazo tres meses más será posible, siempre y cuando se apruebe el Acuerdo de Retirada en los Comunes.
LIVE NOW - my remarks on #Brexit following the letter of Prime Minister @theresa_may https://t.co/PIIkKg4HYs
— Donald Tusk (@eucopresident) March 20, 2019
Si hubiera un voto positivo al Acuerdo, bastaría con una declaración escrita para lograr la luz verde a esta prórroga, pero si fuera necesario se celebraría una cumbre extraordinaria, ha explicado Tusk. Horas antes, prometía en su cuenta de Twitter que se intentaría encontrar "una solución positiva hasta el último minuto".
El problema, como May indica en su carta a Tusk, estriba en que los Comunes ya han rechazado el acuerdo dos veces, una con 230 votos de diferencia y otra por 143, y que el speaker se ha opuesto a que el acuerdo se vote de nuevo sin modificaciones sustanciales.
El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, había declarado poco antes a la emisora de radio alemana Deutschlandfunk que sería necesaria otra cumbre extraordinaria la próxima semana.
Si no hay acuerdo a finales de marzo, la UE y el Reino Unido "estarán en manos de Dios", a juicio del presidente de la Comisión. La UE considera imprescindible que el Reino Unido aclare para qué quiere más tiempo, cuando han pasado casi dos años de la invocación del artículo 50 del Tratado de Maastricht (salida de la UE).
La primera ministra, en su carta al presidente del Consejo Europeo, explica cómo Acuerdo ha sido rechazado en los Comunes por segunda vez el 12 de marzo, pero confía en que en una próxima votación, con la prórroga confirmada y las garantías de la UE, consiga luz verde.
Sería preciso a su vez convencer a Bercow de que los Comunes quieren pronunciarse de nuevo, y para ello lo fundamental es contar con los apoyos suficientes, es decir, con los unionistas norirlandeses y los brexiters, como el European Research Group, a quienes una salida sin acuerdo no les da ningún miedo.
Al contrario que a los unionistas norirlandeses que temen que su economía se vea muy afectada y que la cuestión de la frontera reavive tensiones del pasado.
La primera ministra necesitaría que algunos laboristas, que no desean una salida sin acuerdo, aunque tampoco lo que ha logrado May les satisface, apoyaran el único pacto que hay sobre la mesa.
Aún así, el escollo plantado por Bercow, haciendo alusión a un reglamento del siglo XVII, obliga a May y los suyos a sortear un nuevo obstáculo.
Here’s May’s letter. She blames MPs and Speaker for the delay; says she hopes EU27 will ratify the concessions she got from Juncker last week - and then she’ll bring her deal back to the Commons for MV3; and leave by the end of June. pic.twitter.com/cVizKQ2TBZ
— Heather Stewart (@GuardianHeather) March 20, 2019
May añade que los Comunes han rechazado una salida sin acuerdo, si bien no deja de ser posible que esto suceda. Es decir, queda claro todo lo que el Parlamento no quiere pero no hay consenso sobre lo que quiere hacer para dejar la UE. En teoría todas las partes abogan por una salida ordenada pero de momento nadie sabe cómo puede llegarse a buen puerto.
La primera ministra ha remarcado ante los diputados, en la sesión de preguntas de la Cámara, que su intención es que esa prórroga no se prolongue, para no dilatar el proceso. Además, así el Reino Unido no habrá de celebrar elecciones europeas, que tienen lugar entre el 23 y el 26 de mayo próximos.
A su vez, May se opone porque los brexiters de su propio gobierno consideran que si la prórroga fuera más extensa se daría pie a que quienes abogan por un segundo referéndum lo logren. Este sábado se congregan en Londres convocados por People's Vote.
A diez días de la fecha en la que debería aplicarse el artículo 50, nadie sabe cuándo se hará realmente efectiva la salida del Reino Unido, tras más de 50 años en la Unión Europea, y mucho menos cómo será.
En Bruselas, expresaba el martes el hartazgo el jefe negociador de la UE, Michel Banier: "Una extensión también extiende la incertidumbre. Y la incertidumbre tiene un coste".
Es la historia interminable que está llevando a los europeos al descontrol. Y ninguno de los que causaron el descarrilamiento está trabajando para encontrar una vía de salida.
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