Golpe judicial histórico a Boris Johnson. El Tribunal Supremo británico, máxima autoridad judicial del país, ha dictaminado que el cierre durante cinco semanas del Parlamento, ejecutado a instancias del primer ministro, es "ilegal, nulo y sin efecto". La decisión sacude los cimientos del Estado británico.
El Parlamento británico puede volver a reunirse de inmediato, en cuanto lo determinen los presidente de la Cámara de los Comunes y de los Lores. El presidente de los Comunes, John Bercow, ha señalado que el Parlamento ha de volver a celebrar sesiones "sin dilación". Este miércoles reanudarán sus sesiones los Comunes a las 12.30, hora española.
Desde Nueva York, Boris Johnson ha declarado a Sky News que no está de acuerdo con la decisión del Supremo pero que ha de respetarse. "Hay mucha gente que quiere frustrar el Brexit", ha dicho Johnson.
Destaca cómo el Parlamento ni quiere elecciones anticipadas, ni el cierre temporal. Ha asegurado que está tratando de conseguir un acuerdo y esta decisión se lo pone más difícil. El primer ministro anticipa su regreso a Londres para asistir a la sesión del miércoles de los Comunes.
La conclusión, adoptada por unanimidad por 11 jueces, es histórica. Señala que el cierre temporal del Parlamento durante cinco semanas es "ilegal, nula y sin efecto", es decir, como si no hubiera sucedido, porque no debería haber sucedido. Es un batacazo descomunal al primer ministro británico, Boris Johnson, justo cuando cumple dos meses como sucesor de Theresa May.
Lo primero que ha declarado Lady Hale, la presidenta del Supremo, es que corresponde a los jueces pronunciarse. Lo han declarado por unanimidad. Ha señalado además que la suspensión durante cinco semanas "no es normal". Según Lady Hale, este cierre durante cinco semanas "impide llevar a cabo sus deberes". Añade: "No hay razón para esta suspensión".
El Supremo ha declarada nula la suspensión de modo que traslada a la Reina que el primer ministro británico, Boris Johnson, le aconsejó tomar una decisión que "no es normal". Es un aldabanazo a la confianza entre la Soberana y el jefe del Gobierno.
El primer ministro Boris Johnson, que se encuentra en Nueva York para asistir a la inauguración de la nueva sesión de la Asamblea General de la ONU, amanecerá con la peor de las noticias. Ha quedado desautorizado por la máxima instancia judicial del Reino Unido.
Mientras tanto, el líder de la oposición, Jeremy Corbyn, interviene este martes en el congreso de su partido, en donde ha vuelto a quedar clara su ambigua postura sobre el Brexit. Corbyn ha pedido la dimisión del primer ministro británico.
También lo ha hecho el Partido Nacionalista Escocés, que lidera Nicola Sturgeon. "La posición de Boris Johnson es insostenible y debería tener las agallas de dimitir", ha señalado la portavoz del SNP, Joanna Cherry.
Sin embargo, el líder del Partido del Brexit, Nigel Farage, ha pedido la cabeza del asesor del primer ministro Dominic Cummings. "Es la peor decisión jamás adoptada", señala Farage en su cuenta de Twitter. Cummings fue el artífice del éxito de la campaña del Brexit y el creador del lema: "Vote Leave. Take back control (Vota salir. Retomemos el control).
El Supremo ha analizado dos recursos. Por un lado, el caso del tribunal de Escocia que dictaminó que la suspensión temporal del Parlamento británico es ilegal y que el primer ministro habría ocultado sus auténticas intenciones a la reina Isabel II para que Westminster no tuviera apenas margen de maniobra para impedir la salida de la UE el 31 de octubre. El gobierno de Johnson recurrió esta decisión del tribunal de Edimburgo.
Sin embargo, el Alto Tribunal de Londres consideró la decisión de cerrar temporalmente el Parlamento era una de carácter político y no judicial. El ex primer ministro conservador John Major participó en esta demanda, y junto a la activista Gina Miller, recurrió al Supremo este fallo. Gina Miller es, junto a Lady Hale, la otra heroína de la jornada.
Major ha declarado que espera que este fallo sirva para que ningún otro primer ministro "se atreva a cerrar el Parlamento" y a poner en un brete a la Reina, quien ejecuta lo que solicita el Gobierno. Si el Gobierno actúa en interés propio, o de forma ilegal, cuestiona esa independencia de la soberana.
Es la primera vez que el Supremo británico se reúne de urgencia fuera de su periodo de sesiones. Once jueces, encabezados por Lady Hale, la primera mujer que preside la máxima instancia judicial británica, han deliberado sobre la cuestión. Es el máximo número de magistrados permitido, lo que da idea de la gran relevancia de la sentencia.
Lady Hale se retira en enero próximo. Las comparecencias, desde el martes al viernes de la semana pasada, se han retransmitido en streaming. También el dictamen final, aunque la lluvia alteró una buena percepción.
Es extraordinario que un ex primer ministro denuncie una decisión de uno de sus sucesores, del mismo partido, ante el Supremo. En su comparecencia ante los 11 jueces, el jueves 19, Major señaló que sería "ingenuo" que el Supremo a Boris Johnson cuando dice que la suspensión de este otoño se hace para que el gobierno pueda preparar sus planes para la próxima sesión parlamentaria.
Los demandantes han destacado que es vital que el Parlamento mantenga los debates en situaciones cruciales como la que ahora vive el Reino Unido, en vísperas de la ejecución del Brexit. Boris Johnson ha defendido que el procedimiento es habitual.
Si bien la suspensión se realiza cada otoño, salvo en los dos últimos años, lo que resulta excepcional es la duración fijada por el primer ministro tory, cinco semanas, cuando el reloj avanza inexorable hacia el 31 de octubre, la fecha de salida, si el Reino Unido no pide una prórroga y la UE la aprueba.
Desde hace 400 años el cierre no había sido tan prolongado. Y la antecesora de Boris Johnson, Theresa May no cerró el Parlamento para que se dedicara de pleno a debatir sobre el Brexit.
Boris Johnson esgrimía que el gobierno necesitaba este tiempo para elaborar las propuestas legislativas del nuevo periodo de sesiones, que la reina tenía previsto abrir el 14 de octubre.
El Parlamento suspendió sus debates el pasado 9 de septiembre, después de seis sesiones intensísimas. A un ritmo vertiginoso el Parlamento aprobó una ley para evitar una salida sin acuerdo y evitó que Boris Johnson anticipara elecciones si antes no se asegura que no hay posibilidad de un no deal.
Récord de derrotas
En esas cinco jornadas en Westminster, después de la pausa del verano, Boris Johnson batió un récord al cosechar seis sonoras derrotas en apenas seis sesiones parlamentarias. Ahora afronta un varapalo judicial histórico. Y se ha ganado la desconfianza de la Reina Isabel II, como ningún otro primer ministro en sus 65 años de reinado.
Además de aprobar una ley para evitar la salida sin acuerdo, y rechazar la convocatoria de elecciones anticipadas antes del 31 de octubre, el Parlamento también obligó a su gobierno a hacer público el documento sobre la Operación Yellowhammer (martillo amarillo) donde se dan detalles sobre las consecuencias de un Brexit sin acuerdo. Habría escasez de alimentos y medicinas, colas en Calais y Dover de dos o tres días, y alteraciones en el paso de personas y transportes en Gibraltar.
Boris Johnson y los Veintisiete se verán las caras en la cumbre europea del 17 y 18 de octubre. Será entonces cuando sepamos si la espinosa cuestión de la salvaguarda o backstop (mecanismo para evitar una frontera dura entre Irlanda e Irlanda del Norte) puede resolverse de forma aceptable para las dos partes.
Si no fuera así, el Parlamento británico ha instado a Boris Johnson a pedir una prórroga hasta el 31 de enero, a lo que el primer ministro conservador se niega rotundamente. Le quedaría la opción de dimitir para que lo haga otro primer ministro. O bien no hacer caso. Con Boris Johnson todo es posible.
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