Cuando llegué a España, en los 90, había un personaje que siempre me cautivó por su manera de entrevistar, hablar y criticar. Un personaje que a menudo me recordaba a algunos cómicos divos de la sátira en Italia, herederos de Dario Fò y de sus palabras cortantes y llenas de verdades rabiosas. Estoy hablando de Pedro Ruíz.
Ha sido azote constante de poderosos corruptos, y de corruptos en el poder, voz crítica y a veces incomoda de la tele de los 90, un artista en la corte endiablada de mundos donde reinan: fama, poder y dinero.
Tras dos años y medio de silencio, Pedro Ruiz vuelve con su espectáculo sin duda más innovador. Veinte personajes de su invención que llenan la escena acompañados por una pianista, mucha música y todos los esperpentos de nuestra actualidad como protagonistas de dos horas llenas de locuras. Dos horas que retratan de forma sarcástica y realista las locuras nuestras de cada día.
La Covid-19 ha llevado la tristeza, el miedo y la incertidumbre al centro de nuestra vidas, con sus veinte personajes, Pedro Ruíz quiere curarnos y curarse de estos tiempos grises donde no hay seguridades y donde el carpe diem debería ser nuestro protagonista esencial. Reír nos cura y con este espectáculo eso está asegurado.
Pregunta.- Querido Pedro, cuéntame porqué escribes y creas: Loc@s. Reír nos cura.
Respuesta.- Estudiado el ánimo de la sociedad tras el duro tiempo de pandemia que hemos vivido, consideré, en otros muchos proyectos, que el momento se presta a que el público se lo pase bien, se relaje, se divierta, y se siente ante un espectáculo cercano y de fácil comprensión. Partiendo de la base de que son innumerables las obsesiones que padecemos todos, he escrito un retablo de obsesiones y excesos que retratan partes de la sociedad, por lo que podríamos llamar el método del riego por aspersión.
He escrito unos textos que hay que interpretar, e interpreto, desde el cinismo más divertido. Con trazas de esperpento y sin olvidar el fondo de las cuestiones. Son unas veinte interpretaciones –quiero que quede claro esto de que son interpretaciones y no parodias– de personajes inventados, con alguna excepción: tres tributos a Fernando Fernán Gómez, José Luis López Vázquez y Luis Escobar, cuya manera de hablar aprovecho, por conocida y efectiva, para desarrollar tres temas de hoy.
El resto de las interpretaciones son arquetipos, personajes de situación, obsesivos disparatados o lugareños de diferentes puntos del planeta.
P- Querido Pedro, te conocí como entrevistador y tengo que admitir que me dejaste muy huella. Tu tono seguro y a veces descarado, sacaba lo mejor y lo peor de tus entrevistados. Sin embargo acabo de salir del teatro después de ver, tengo que admitirlo, la primera obra de teatro que tiene tu sello. Yo admito que me lo he pasado bien y me he reído mucho. ¿Cómo y porqué vas a hacer reír los españoles con tu obra?
R.- En primer lugar, riéndome de mí mismo. Pero más allá de esto, te pediría a ti, Euprepio, que le cuentes a la gente, tú que eres experto, que los teatros van a estar abiertos. Que necesitamos la gente vuelva a llenar, dentro las medidas de seguridad, cines y teatros.
He escrito un retablo de obsesiones y excesos que retratan partes de la sociedad, por lo que podríamos llamar el método del riego por aspersión
P- Por supuesto Pedro, a pesar de la pandemia, a pesar de las infames batallas entre los políticos que, especialmente en Madrid, nos han dejado con incertidumbre alucinante sobre lo que podemos o no podemos hacer, si no hay sorpresas de última hora y no cambia la situación los teatros estarán abiertos al 50%, incluso con las nuevas normas de restricción de Sanidad y con el estado de alarma ya instalado en la Madrid y otras nueve ciudades de la Comunicada. ¿Cuál es el alma de esta obra?
R.- Esta obra que estrené con éxito en Bilbao no es la que esperaba estrenar tras la pandemia. A medida que pasaban los meses del confinamiento me decía a mi mismo: me quiero divertir a mi y a los demás. Así inventé este Loc@s, 20 personajes que yo he creado, que nos dan una idea de la realidad y nosotros mismos, el espectáculo no va contra nadie, está pensando para reírse de nosotros mismos. Tan solo somos unas chinches en una canica espacial.
Cuando visito el teatro veo como la gente ya no nos aplaude por lo artístico, que también, sino por el hecho de haber vuelto. También los actores aplaudimos al público, es una ceremonia apasionante.
P- Llevas 17 años sin estar en un plató, sin estar en la televisión, ¿qué te llevó a dejar la tele?
R.- Llevaba demasiado tiempo en el mismo programa. Un programa en el que estuve cinco o seis años haciendo lo mismo y en el que me estaba convirtiendo en algo que no era, en un mero entrevistador, y lo dejé. Con mucho respeto, y mucha convicción, las televisiones del mundo entero son una mezcla de Goebbels, Kafka y Al Capone: doctrina, confusión y robo. ¡Una mezcla explosiva!
Las televisiones en el mundo trabajan con los “proveedores habituales”, ya lo escuchamos en Casa Blanca, “detenga usted a los sospechosos habituales”, sospechosos entre lo que a veces he estado yo también.
P- ¿Qué es el poder?
R.- Yo no creo en el poder, yo creo en el poderío. Poderío es hacer lo que quieras con tu propio cuerpo, sin embargo, el poder es tener influencia sobre los demás, una influencia que yo nunca he querido tener. ‘Me ne frego di tutto questo’ (en castellano sería: ‘Me importa una mierda todo esto’) que decís los italianos, y lo hago pagando un precio que no me importa. Yo decidí que el éxito de mi vida era la dignidad, no la repercusión.
Recuerdo una película de Campanella en la que se habla de dignidad y uno de los personajes, mientras se quita el sombrero dice: La dignidad es una cosa que se tiene o no se tiene, no es un ataque que le da a usted a las diez de la mañana, usted no tenía dignidad antes, no la tenga ahora.
La dignidad es una cosa que se tiene o no se tiene, no es un ataque que le da a usted a las diez de la mañana
P- Hablando de dignidad, en estos siete meses de pandemia hemos visto un espectáculo impresentable en la política, ¿crees que ha sido digno o indigno?
R.- ¿No estás cansado de este rollo? Tu pregunta la puedo resumir en una de mis frases lapidarias: la política es un espectáculo malo y carísimo.
P- Quizás parezca hasta pornográfico lo que hemos visto en política.
R.- En esta sociedad es pornográfico hasta un telediario. En este espectáculo hago una referenciaal señor Vasile, lo hago cariñosamente, pero hablando de la telebasura. La telebasura consiste en hablar lo peor de los mejores y lo mejor de los peores, por ejemplo, hablamos de Plácido Domingo como un gran tenor, ‘pero…’ con muchos puntos de exclamación, que automáticamente engrandecen las dudas sobre el personaje y hablamos lo mejor de un desconocido cualquiera, así consiguen ponernos a todos en un espectro mediocre.
P- ¿Cuéntame algo de los personajes protagonistas de tu espectáculo?
R.- Por ejemplo, hago un homenaje a Fernando Fernán Gómez, a López Vásquez y a Luis Escobar porque ellos tienen una fuerza o autoridad sobre la gente enorme. Si tú sales y haces medio bien a Fernán Gómez puedes decir cualquier cosa que encajaría con su modo de pensar y el silencio del teatro es absoluto, pero cuando encuentras cómo habla un portavoz del gobierno, un observador de guerra o una niña pija, si encuentras el modo de decirlo, se te ocurren cosas que con tu voz no dirías nunca porque no se te ocurrirían. Mis personajes me han permitido dar voz a muchos estereotipos que invaden nuestras vidas todos los días.
Imito a arquetípicos y me pongo a hablar argentino o en mexicano o me pongo en plan tímido y desde el tímido el argentino, el mexicano o el cura que está confesando al feligrés que peca siempre de un modo monótono si entro en el personaje lo que me pregunta es si lo diré como el personaje y no es mi cerebro que contesta, lo hace el personaje.
En esta sociedad es pornográfico hasta un telediario. La telebasura consiste en hablar lo peor de los mejores y lo mejor de los peores
P.- Dime algo para que los madrileños que nos están leyendo, que son muchísimos, puedan ver tu obra y reír un poco a pesar de la situación tan complicada.
No, yo no puedo hacer una publicidad de mi obra, ni de nada sin decirles que la gente del espectáculo o del entretenimiento, como quieran llamarle, agradecemos mucho que la gente asista.
El teatro es una fuga de la cual uno no se puede escapar, el teatro es una mentira anunciada, lo demás no es una mentira anunciada porque cuando sales del teatro te puede mentir el del banco, tu amigo, tu primo, tú mismo te puedes mentir, pero en el teatro pasa hora y media o dos horas y, al bajar el telón, eso que acabas de ver ha sido una mentira, pero anunciada y no hay muchas mentiras anunciadas.
Normalmente, no sale un portavoz de un Gobierno diciendo: “Les voy a mentir hora y media, pero no me hagan caso”. Al contrario, dice “Háganme caso, aunque les mienta” y, por lo tanto, el teatro es una garantía de que allí no pasará nada malo.
P.- ¿Cuál ha sido el personaje que te hubiese gustado entrevistar y que nunca has entrevistado?
No tengo obsesiones de esa naturaleza. Sabes que yo soy un artista, no me siento periodista, pero sí recuerdo “La noche abierta”. Hay dos personas entre todas las que pasaron que dejaron huella. Me gustó mucho hablar con Juanjo Ballesta, que vino siendo un niño de 14 años y no tenía filtros y eso lo agradezco mucho. También, me gustó mucho la entrevista con Juanito Valderrama.
Sin embargo, me costó mucho pero llegamos a ser muy cercanos, José Saramago. Él vino como de uñas conmigo y poco a poco fue cediendo y me dijo una cosa, con todo el respeto de las damas; “Mire, Pedro, para la mujer el hombre es transparente, pero para el hombre la mujer es opaca, el hombre no ve nada dentro de la mujer, pero la mujer ve todo dentro del hombre” y estoy de acuerdo con él.
Seré un inconsciente, pero después de haber visto su obra y después de haber hecho esta entrevista me han entrado unas ganas locas de hacer algo con Pedro. ¿Seré capaz de hacer que vuelva a un plató? ¿Podré escribir algo con él y subirme a un escenario? A pesar de algo de pesimismo que he notado en su voz, a mí me ha transmitido una enorme ilusión y fuerza para hacer cosas. ¿Y a vosotros?
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