El reality que comenzara en el año 2000 como Supevivientes: expedición Robinson en Telecinco y pasara por Antena 3 en forma de La Isla de los FamoSOS, lleva 12 ediciones acomodado en Mediaset sembrando éxitos bajo el nombre de Supervivientes. A lo largo de estos años, sus participantes, y en concreto los ganadores de este concurso, han sido muy diferentes entre ellos. Pacíficos o polémicos, quienes dan prioridad a la supervivencia o quienes, al contrario, se centran en aportar armonía en la convivencia, veteranos o novatos... Todas estas cualidades, hacen que cada edición la audiencia se plantee la misma pregunta al comenzar una nueva edición: ¿Quién ganará este año?
Cuestión de sexo
A través de una serie de datos estadísticos es posible comprobar que entre los 12 últimos ganadores existe un empate entre hombres y mujeres. En el transcurso de las seis primeras ediciones cinco mujeres y tan solo un hombre se alzaron con el premio. Sin embargo, a lo largo de las seis restantes, la tendencia ha dado un giro de 180 grados pasando a ser cinco los hombres y tan solo una mujer, Sofía Suescun, los afortunados ganadores de este programa. Se podría decir que, en base a estos datos, no es cuestión de sexo.
Pero hay otra serie de características, como la edad, personalidad y procedencia, a través de las cuales se pueden extraer algunas pistas para entender qué es exactamente lo que premia la audiencia y, de la misma forma, por qué algunos participantes soportan mejor esta aventura que otros.
Ganan los cerebros veteranos
Los datos muestran cómo más de un 60% de los ganadores tienen entre 30 y 55 años. Teniendo en cuenta la elevada participación de jóvenes ‘veinteañeros’ con óptimas aptitudes físicas, es complicado comprender por qué sucede esto. Sin embargo, puede que en este concurso de resistencia sea más importante la fortaleza mental que la física. Según afirma la psicóloga Alba Povedano, "hoy en día, y sobre todo el tipo de concursantes que van a un programa como supervivientes, no están acostumbrados a vivir situaciones de este tipo".
Además, analiza las diferencias que existen entre ambos rangos de edad a nivel psicológico. En cuanto a los más jóvenes, destaca "la inmadurez de algunos de ellos y una baja tolerancia a la frustración", además de la "poca gestión emocional por la edad que tienen y probablemente una vida muy cómoda, sin ningún tipo de obstáculo". "Todo esto hace más difícil soportar y enfrentarse a esas condiciones tan extremas", señala la psicóloga.
Pero, "los concursantes con más edad, probablemente tengan más capacidad para gestionar situaciones complicadas y mayor tolerancia a la frustración. Esto les dotaría de una cabeza más fría para tomar decisiones más acertadas en un momento dado", concluye la especialista, explicando así este fenómeno.
Honestidad Vs. morbo
Rosa Benito, Omar Montes, Jorge Díaz, Sofía Suescun o Miriam Sánchez son claros ejemplos de los diferentes tipos de personalidades que pueden llegar a ganar un reality como Supervivientes. En ocasiones, los participantes entran con la intención de dar morbo con las peleas, mentiras o amores fingidos que atraen a la audiencia.
Pero Povedano explica cuáles son las verdaderas características con las que la mente humana empatiza más fácilmente y, principalmente, las que tiende a premiar un público tan amplio y diverso: "Una de las características que suele gustar más a la audiencia es la honestidad. Suele reinar el morbo en este tipo de programas, pero la gente al final empatiza con quien es buena persona, tiene buen corazón o va de frente y es transparente con los demás".
Suele reinar el morbo en este tipo de programas, pero la gente al final empatiza con quien es buena persona
Alba Povedano, psicóloga
De la misma forma, piensa que hay otro factor decisivo a la hora de decantarse por uno de los personajes: "Una de las características que más se asocia con los 'ganadores' o con las personas que llegan hasta el final por empatía con el espectador es el dolor. Con el sufrimiento se llega a conectar mucho con la 'víctima', es decir, con la persona a quien se le ha podido hacer daño, ya sea desde dentro o desde fuera del concurso. Parejas que han sido infieles, una traición dentro del programa, etc…".
Cambio de personalidad en situaciones extremas
Si bien cuando comienza el reality todos los participantes parecen tener gran afinidad, ser fuertes, pacientes y estar dispuestos a dar grandes momentos, todo cambia con el transcurso de las semanas. De pronto hay bajones, abandonos, discusiones y las fuerzas comienzan a flaquear, provocando conversaciones muy negativas, momentos de tristeza y más de una crisis de ansiedad televisada.
Según la psicóloga, cuando las necesidades básicas están cubiertas "podemos decidir sobre todo lo que pasa a nuestro alrededor según un criterio. Nuestra cabeza decide y lo hacemos de forma más coherente, pensando en las consecuencias de la decisión que vayamos a tomar". Pero, cuando la comida, el sueño o la higiene comienzan a faltar, "se activa la amígdala, que es una región del cerebro mucho más primitiva y que nos hace tomar decisiones basadas simplemente en la pura supervivencia sin medir las consecuencias. Ya no importa tanto el otro, sino que lo que importa es la supervivencia de uno mismo. Nos convertimos en seres mucho más egoístas".
Tras analizar los diferentes factores que pueden influir en la decisión de la audiencia, la psicóloga saca algo en claro, y es que a pesar de que en ocasiones la isla saque lo peor o la parte más oscura de los concursantes, "no podemos valorar ni decidir qué está mejor o peor si no nos vemos en una situación parecida o al límite, puesto que nadie sabe cómo afrontaría este tipo de situaciones extremas".
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