"Cuando miro atrás en mi vida, siempre hay un sentimiento de vergüenza, siempre he sido yo al que culpar. Por todo lo que quiero hacer, sin importar cuándo, dónde o con quién, tiene una cosa en común: es un pecado". Estas líneas corresponden con la traducción al castellano de 'It's a Sin', canción del dúo británico Pet Shop Boys del año 1987, y título homónimo de la nueva serie de HBO dirigida por Russell T. Davies ('Doctor Who', 'Queer as Folk', 'Years and Years'). Se estrenará en la plataforma el próximo 23 de enero.
A través de cinco capítulos, este nuevo drama social producido junto con Channel 4 nos adentra en un Londres de la década de los años 80 donde el virus del VIH no para de crecer y cobrar víctimas de SIDA de forma inesperada. Allí se encuentran Ritchie (Olly Alexander, actor y cantante de la banda synth pop Years & Years), Roscoe (Omari Douglas) y Colin (Callum Scott) para empezar una nueva vida. Este último se codeará con Henry (Neil Patrick Harris, conocido por 'Cómo conocí a vuestra madre').
Juntos conocerán a Jill (Lydia West, con su reciente papel en la ficción distópica británica de 'Years and Years'). Ella se convertirá en una de sus mejores amigas y punto en común de todas sus historias. Todos conformarán un divertido grupo junto con Ash (Nathaniel Curtis) y otros. Sus historias nos sumergirán en un ambiente LGTB que comienza a salir de la clandestinidad, historias de amor, sexo, amistad y pasillos de hospital.
La gran ciudad, su punto de unión
En esta línea, con una sentencia de muerte anunciada en muchas ocasiones, todos los sentimientos se viven con más fuerza que nunca. Y más cuando la despenalización total de la homosexualidad en Reino Unido no se reconoció hasta el año 1982 a través de una serie de enmiendas a la Ley de delitos sexuales de 1967.
Desgraciadamente, y como sucede en muchos casos actualmente, los tres protagonistas tienen como objetivo vital acudir a Londres, la gran ciudad, para conseguir vivir en libertad y ser ellos mismos. Aún así, a pesar de la importante conquista de derechos para la época, la ficción retrata a la perfección la mentalidad retrógrada y homófoba de aquel entonces que terminó en serofobia.
El desconocimiento, falta de educación sexual y la costosa implantación del uso del preservativo hizo que muchas personas reaccionasen de forma errónea ante un VIH que por aquel entonces no tenía ni tratamiento ni cura. El miedo a infectarse —algo desconocido hace unas escasas cuatro décadas— es uno de los puntos que 'It's a Sin' aborda. Sin embargo, pasa a hurtadillas por el activismo social que la comunidad LGTB inició para denunciar la falta de recursos sanitarios y cómo las autoridades miraban a otro lado.
Una ficción entre lo social y lo personal
Debido a la homofobia de aquel entonces, Ritchie, Roscoe y Colin se ven obligados a llevar una doble vida tras haber sido rechazados. En el caso de Ritchie, su familia se niega a asumir que es homosexual, Roscoe tiene que huir tras recibir la amenaza de muerte de los suyos y Colin tiene que mostrarse de manera "normativa" en su puesto de trabajo.
Se conforma un drama social y personal que guarda relación con otras ficciones LGTB como 'POSE' o 'Queer As Folk'. Pero en este caso, no hay espacio para los bailes y las tramas personales tienen la relevancia justa como en sus homólogas neoyorkina. 'It's a Sin' pretende poner sobre la mesa la importancia de cómo muchas personas sufrieron en soledad y murieron sin nadie ni nada a lo que aferrarse, completamente rechazadas. O por la sociedad o por sus familias, en ocasiones ambas cosas.
A pesar de ello, siempre hay espacio para la esperanza y no hay mejor apoyo que el de tus semejantes. Como la nueva serie de HBO muestra, muchas personas homosexuales o bisexuales buscan amor y acogida conformando grupos de amigos y amigas que comparten sus vivencias: su propia familia. Muchos de ellos crecen sin amor y llenos de vergüenza, y su aceptación propia y externa pende de un hilo.
En último lugar, la banda sonora que acompaña a los cinco episodios te introduce de lleno en los himnos que sonaban por la época en pistas de baile, y que fueron refugio para muchos y muchas gracias a sus letras. 'Smalltown Boy' de Bronski Beat, 'Sweet Dreams' de Eurythmics, 'Gloria' de Laura Branigan o 'Who Wants To Live Forever' de Queen figuran, entre otras muchas pistas, en la lista.
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