"Que cada uno haga lo que quiera, yo soy más de cenar, pues yo soy más de cenar. Es que yo puedo pasar sin comer, Cynthia, pero no sin cenar, te gusta mucho este principio de conversación, ¿no?".
Enfundada en unas gafas rosas a pesar de que el sol no ciega ningún plano de la entrevista, Candela Peña (Gavà, 1973) demuestra que la capacidad comunicativa no entiende de protocolos o etiquetas. Rellena la pantalla de optimismo, incluso si interpreta a una intrépida y egoísta madre en Maricón Perdido, la serie de Bob Pop que ve su estreno este viernes. "Es importante que entendamos que cada uno tiene su cajoncito y que esto es una cajonera gigantesca", explica a El Independiente en referencia a la apuesta por la diversidad en la serie del escritor madrileño.
Si las plataformas tuvieran plantillas todo el mundo escribiría La casa de papel o Élite porque funcionaría"
"Si las plataformas tuvieran plantillas todo el mundo escribiría La casa de papel o Élite porque funcionaría", de ahí que la catalana considere "necesario" escuchar a los "creadores y escritores con voz propia". "Que nos permitan hacer truños y cagarla".
Candela considera una "gran suerte" que TNT, la cadena en la que se emitirá Maricón Perdido, llamara directamente a Bob para decirle "'tu voz nos interesa, ven aquí y explícala'". Asimismo, predica que el relato que se narra durante seis episodios no solo apela a "las maricas", sino a un espectro más amplio: "Esto va de identidad, de que te dejen ser rubia si te quieres teñir o de que me dejen a mí ser gorda si quiero serlo". "Cabemos todas", puntualiza.
Ferviente defensora de la república independiente de hacer lo que a cada uno le dé la gana, demuestra que acotarse a la corrección política que predomina en la coyuntura actual no es su plato de buen gusto. "Gabriel Sánchez, que hace de mi hijo en la serie, es de Yeles (Toledo) y recibe un mensaje en su móvil que dice 'se necesitan niños de complexión no atlética'. Ese niño ya sabe que están buscando a un gordo", indica tajante en referencia al mensaje lanzado desde casting para encontrar a los Bob Pop más prematuros. "Tontas no somos, que nos dejen ser gordas y de Yeles, y que no nos juzguen", apostilla.
Creando un Tetris que encaja al mezclar el drama, la diversión y la tragedia, Maricón Perdido "es necesaria para los radicales de todos los lados", sobre todo para reforzar la idea de que "aunque les moleste, algunas somos diferentes a ellos".
"Hay mucha mala madre escondida en una buena"
Predicar con el ejemplo no es, precisamente, la frase que acuña el comportamiento del personaje al que Candela Peña da vida en la serie: la madre del propio Bob Pop. Centrada en su propio universo, la catalana admite que su "hincapié era incidir en la mala madre, en la perversión, en el egoísmo" durante su actuación. "El mundo le pertenece y su hijo también". "Las grandes heridas que todos tenemos todos se forjan cuando eres pequeña y ahí siempre están los progenitores", puntualiza.
Las grandes heridas que todos tenemos se forjan cuando eres pequeña y ahí siempre están los progenitores"
Más allá de la complejidad tras el rol maternal, Peña considera que "hay muchísimas malas madres escondidas en una buena", pero que las dificultades que el cargo acarrea hacen que los padres erren en diversos aspectos durante su educación parental.
"He tenido la gran suerte de tener una madre que ha tenido 13 hermanos, siete mujeres y siete hombres, y a ella en su casa se la ha callado muchísimo. Ella solo quería ser madre para que el hijo o hija que tuviera pudiera tener voz", relata la actriz. En oposición a la experiencia de su figura maternal, "en mi casa se me ha escuchado" y nunca ha encontrado oposición por ser abiertamente dicharachera. "Yo vivo en una profesión aparentemente de izquierdas y solo por dar tu opinión ya eres problemática", espeta.
En referencia al progreso que observa dentro y fuera de la pantalla, Candela Peña cree que el mejor ejemplo para secundar la idea de avance es que haya "ganado el Oscar una mujer y de orígenes asiáticos". "Lo que está cambiando es que durante mucho tiempo se nos ha escrito, dirigido y contado por el hombre heterosexual que ni ha querido contar con los maricas ni con la mujer que no está ternera", replica.
Ahora, considera que comienza "a dirigir más gente": "mujeres, maricas, personas transgénero, no binarios, lesbianas, gitanas...", un espectro de voces que dotan de diversidad al gremio. "Que no nos dejen en los armarios, que nos saquen porque todas queremos salir y contar lo nuestro", concluye.
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