Franco estaba recién enterrado y el país estaba empezando a desperezarse tras 40 años de constricción de libertades. Pero hubo una mujer que decidió adelantar unas cuantas casillas el camino de la libertad de las españolas: Susana Estrada. La mujer que escandalizó al país con su cuerpo y forzó debates que el país no estaba preparado para tener.
Se casó muy joven para salir de su casa en Gijón. “Entonces pasabas del control de tu padre al control de tu marido”, cuenta Estrada en el documental Susana y el sexo. Se trata de una producción de la cadena pública que reivindica la figura de la conocida vedette y se estrenará en la nueva plataforma online, RTVE Play, y en La 2 el miércoles 6 de octubre.
En cuanto Estrada pudo se separó de su marido, con el que tuvo dos hijos, y empezó a buscarse la vida como modelo en Madrid. No tenía ni 18 años. Tras algunos trabajos como maniquí en distintas campañas -entre ellas El Corte Inglés o Roche- le ofrecieron un trabajo en un espectáculo de estriptis. Y allí fue donde Susana Estrada hizo estallar la bomba: un desnudo integral. Lo que hoy podría parecer algo irrisorio impactó como una bola de derribo sobre la estrechez de la libertad sexual de los españoles. Y se hizo la luz. Era 1976.
El espectáculo musical Historias striptease. “Me dieron un guion en el que te quedabas desnuda con una braga y purpurina sobre el pecho y yo dije, vale. Pasé la censura con la braga y la purpurina pero luego yo decidí que ni purpurina ni braga. La braga se quita, como todo lo demás’, relata en el documental. Su papel era una parodia de Gilda en la que a diferencia de Rita Hayworth se quitaba todo menos los guantes.
Estrada se hizo famosa de un día para otro y lo que pasó con su carrera y con el destape lo resumen muy bien la actriz: “Aquello fue como el corcho de una botella de champán cuando la agitas y sale disparado”. Se acababa de liberar el destape y la sexualidad de las mujeres entraba en la opinión pública, para escándalo de los más conservadores y de las feministas que estaban en contra de la cosificación del cuerpo de la mujer.
El paso de Susana Estrada significó el inicio del destape que llenó los quioscos de revistas eróticas y los cines y teatros de películas y espectáculos con desnudos y sexo, algo impensable antes de 1975. La censura consiguió que las películas del destape tuvieran dos versiones: unas con los desnudos que había que verlas en el extranjero -en Francia, principalmente- y otra versión con menos desnudos que se podía ver en España.
Es en este punto es cuando la artista reivindica su papel en aquella época como libertadora de la sexualidad femenina y vindicación de su cuerpo. Su particular revolución llenaba autobuses que de todas partes de España viajaban a Madrid a ver el espectáculo. Se tenían que hacer tres pases los fines de semana. El éxito llevó a Susana Estrada a viajar por toda España. En un bolo en Irún era tal la expectativa que cambiaron la fecha de encuentro de la Copa del Rey entre el Irún y el Alavés, pues se temía que su presencia en la ciudad afectara a la taquilla del estadio.
La osadía de Estrada, además del éxito, tuvo su lado oscuro. Sus espectáculos eran objeto constante de amenazas de ultras y ella recibía insultos de todo tipo, hasta el punto que tuvo que llevar guardaespaldas. “En Bilbao nos sacaron una pistola y empezaron a gritar ¡Viva Cristo Rey, Viva Cristo Rey!”, relata la actriz en el documental. En el otro lado de la moneda, en Vitoria, se encontró una manifestación de feministas llamándole “mujer objeto”. “Si yo no estaba en una manifestación con una pancarta yo no era feminista, era rubia tonta”, afirma la vedette. “Las feministas hacían una labor que era salir a la calle, manifestarse y correr delante de los grises. Ellas hacían esa labor. Yo hacía otra”, añade.
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