Después de La Veneno, vino La Faraona y en consecuencia de su rotundo éxito, llega a la pequeña pantalla el Raphaelismo, un género en sí mismo, un movimiento artístico, una religión y ahora el título de la nueva serie de Raphael, producida por Movistar+ junto a Dadá Films & Entertainment. El hijo de un ferrallista nacido en el barrio madrileño de Cuatro Caminos que soñaba con acudir al teatro todos los días no como espectador, sino como artista, ha conseguido que su vida se disuelva en una serie de 4 episodios contada por distintas personalidades y bajo su propia subjetividad. La primera y única docuserie pre-mortem con implicación directa del cantante (unida a la de Pajares&CIA) verá la luz el 13 de enero en el canal de Telefónica.
Charlie Arnaiz y Alberto Ortega, creadores del proyecto, nominados al Goya por Anatomía de un Dandy (2020), comenzaron con la cuestionada idea de qué queda por saber de Raphael. De ahí partieron con el empeño en encontrar vestigios de Miguel Rafael Martos Sánchez bajo las capas de la estrella del 'ph' y demostrar cómo es el cantante en distancias cortas, cuando se apagan los focos y se enfrenta a los miedos. Ambos aseguran que han conseguido llegar " al corazón que late bajo la camisa negra" gracias al descubrimiento de un artista inédito, reflexivo y dispuesto a contar las cosas como nunca antes lo había hecho en la próxima producción. Todo ello se mezclará con el testimonio de 50 personalidades de diferentes ámbitos, entre ellas, su familia, y el acceso a su archivo más íntimo.
A Raphaelismo se unió Raphael Revisitado, un programa producido Movistar+ que se emitió el 31 de diciembre, grabado en el Teatro Magno de Madrid con actuaciones de diferentes artistas en homenaje a Raphael. Y aprovechando que el cantante cumple 60 años sobre los escenarios también se ha inaugurado hoy lunes 10 de enero una exposición dedicada a esta serie documental que tendrá lugar en la Gran Vía de Madrid hasta el día 7 de febrero.
Así será 'Raphaelismo'
La biografía documental se dividirá en cuatro partes en las que cada una contará un momento de su vida. De la Niñez a los Asuntos es el título del primer episodio, ambientado en el año 1965; en él se narra el debut de Raphael en el Teatro de la Zarzuela, donde generó un tsunami en la historia de la música en España; el triunfo en el festival de Benidorm, la tournée del hambre y su primera aparición en televisión con su exitoso El Tamborilero antes de emprender su primera aventura internacional.
¡Viva Rafael! es el segundo capítulo. En él nos llevan a la participación del protagonista en el Festival de Eurovisión, provocando un efecto boomerang en toda Europa. Tras ello, la escalada del éxito en el Olympia de París, su triunfo en Latinoamérica, Londres o Nueva York, El Show de Ed Sullivan y centenares de reconocimientos que le llevarán a la aparición de Natalia Figueroa, su primer amor y persona definitiva de su carrera. En este episodio también viviremos el cambio social, político y musical de los 80 que hicieron que Raphael tuviera que empezar de cero.
El tercer episodio se oculta bajo el nombre de Qué Sabe Nadie, ambientado en los años 80 que provocaron que muchos artistas triunfadores anteriormente se centraran en nuevos mercados. Lo mismo le pasó a Raphael; todos pensaban que el artista estaba acabado y él contestó lanzando una serie de éxitos que le volvieron a llevar a lo más alto. En este capítulo, el cantante muestra una faceta más íntima y personal de la mano de sus familiares, rememorando sus problemas de salud, la hepatitis, su trasplante de hígado y su paso por el teatro musical con Jekyll & Hyde.
Infinitos Bailes remata la serie del cantante. Tras su vuelta a los escenarios después del trasplante, Raphael se ve envuelto en una nueva lucha por triunfar en los escenarios. Adaptándose a los nuevos tiempos, regresa al cine de la mano de Álex de la Iglesia y participa en festivales indies como Sonorama, colaborando con jóvenes talentos del mundo de la música. Con todo ello, se analiza el fenómeno 'phan' y se culmina con el secreto que guarda para llevar sesenta años sobre tarima.
El mito del 'ph'
Los orígenes del famoso mito de Raphael se conciben una tarde de 1960. Con 17 años, el cantante se detiene ante un letrero que le hace tomar la decisión de su vida; en un instante previo a una reunión con la compañía Philips, decide cambiar la F de su nombre por una PH para que así, se leyera igual en el mundo entero. Aunque el periodista Manuel Román asegura que la idea fue realmente de Paco Gordillo, no quita emoción a una anécdota que fue partícipe del principio de su éxito.
Único ganador hispano de un Disco Uranio, sobrepasando al oro y al platino, se considera un soñador nato. Y precisamente los sueños, por difícil que parezca, fueron los que le llevaron a la cima. Raphael se visualizaba a sí mismo y después trabajó sin descanso para conseguirlo. El propio artista reconoce que en sus primeras épocas, cuando fue a París a grabar con Eddie Barclay (productor de Vince Taylor, Eddy Mitchell o Dalida), iba por las calles y soñaba, miraba Olympia y soñaba. Él se imaginaba anunciado en aquellos carteles publicitarios de la época y para ser sinceros, no tardó mucho. "Los sueños se cumplen… a veces. Pero hay que trabajar mucho", reconocía el propio cantante. Entonces, realizaba dos funciones por día durante seis días a la semana, descansando únicamente los lunes; ganaba 200 pesetas y se las gastaba en taxis porque "las estrellas no van en metro".
Después fue consciente de la dimensión de su voz y con manierismos y canciones de referencia (poniéndolas como meta), no le quedó otra opción que superarse a sí mismo, consagrándose como el único artista en España en alcanzar aquel reconocimiento.
Ídolo en Rusia, escapada a América
Reliquia de la España cursi carca y rancia e ídolo occidental en Rusia. Raphael en una época donde la democracia estaba mezclada con el electropop y el rock, decidió abandonar su país para triunfar en América, en un año consagrado como el de más éxito de su carrera: Qué sabe nadie, Como yo te amo, Yo sigo siendo aquel, un concierto en el Santiago Bernabéu, la visita de los reyes al Lope de Vega, fue el año cumbre, su año. Pero con la decisión de dejar descansar a sus compatriotas y seguir siendo deseado y escuchado, se compró una casa en Miami y otra en Nueva York, en la búsqueda de mercado. Y en una larga gira, lejos de su familia y con noches de hotel con minibar incluido, se debió al alcohol, como única salida a la conciliación del sueño, cuenta Manuel Martos en Raphaelismo. Esto desencadenó en una hepatitis y en el posterior trasplante de hígado, lo que le convirtió en un activo impulsor de la donación de órganos.
Después llegó el tren que más rápido le llevó al éxito mundial. Un hit llamado Escándalo que apareció en la década menos victoriosa de las seis que llevaba a sus espaldas durante toda su carrera.
Manuel, el hijo de Raphael, es quien narra esta etapa por ser el cantante incapaz de considerarla de su existencia. En ella se recuerdan los estadios que llenó su padre en Bogotá, Buenos Aires y Barcelona.
Antes de Rocío Jurado y Lola Flores
Raphael es considerado como el primer artista folclórico reivindicado por la modernidad. Después vinieron Rocío Jurado, Nino Bravo y Lola Flores, pero él es el único que ha podido disfrutarlo vivo. Con más de dos décadas y 18 discos que rememoran su historia y agrandan su leyenda, Raphael también triunfa por su actuación navideña anual, que ya es una tradición nacional casi tan instaurada como comer las 12 uvas seguidas de cada campanada.
Siempre he querido ser mi propio empresario. ¿Por qué? Por no obligar a otros."
Raphael
El artista se convirtió en su propio empresario, y hoy no necesita pedir nada porque él gestiona sus actuaciones. Un día, un empresario de la sala Pavillón le dijo al cantante que pedía demasiado caché y ese fue el motivo por el que decidió financiar sus propios espectáculos “Siempre he querido ser mi propio empresario. ¿Por qué? Por no obligar a otros. Para que no venga otro llorándome porque ha perdido el dinero. Pues lo pierdo yo y ya está”, comentaba en una entrevista con Vanity Fair, en la que además aseguraba tener mucha confianza en sí mismo. Tanta, que cuando su discográfica le dio a elegir entre pagarle 3.000 pesetas o llevarse el 5% de los royalties, él, por supuesto, escogió la segunda opción.
Hijo adoptivo de Madrid
Votado unánimemente en febrero de 2018 por todos los grupos municipales, fue Manuela Carmena la que le concedió dos meses más tarde el nombramiento de Hijo Adoptivo de la ciudad de Madrid, basado en su extraordinaria trayectoria artística y su vinculación con Madrid, aunque él sea de Linares (Jaén). Se unía así a un plantel de 22 personalidades de diversas disciplinas, entre las que se encuentra Pedro Almodóvar, que han recibido dicho nombramiento concedido por el Ayuntamiento de Madrid desde 1980.
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