Jorge Javier Vázquez ha pegado un frenazo a su vida y se ha convertido en una versión diferente de sí mismo. En esa transición se ha apoyado en la escritura de Antes del olvido (Planeta), un libro en el que se desnuda por completo y no deja detalle de su vida íntima sin poner sobre la mesa. 

“Tenía muy claro que no quería escribir una novela, no quería escribir algo que me tuviera sujeto a estar ideando hilos argumentales. No, yo quería hacer algo a golpe de emoción, saliera lo que saliera, pero emocionalmente, porque era lo que fundamentalmente necesitaba”, explica a El Independiente el conocido presentador de Telecinco. Pensaba contar muchas de las vivencias de su madre como emigrante en Badalona que tuvo que vivir en una chabola tras dejar su Valdepeñas natal. Y lo ha hecho, su madre tiene mucha presencia en el libro, pero con la escritura en modo flor de piel su amiga Mila Ximénez, recientemente fallecida, se metió en el libro para ganar mucha presencia. 

En la transición que está viviendo ha dejado de beber y el sexo y busca más tiempo para él, para los suyos y para sus perros. Cree en las segundas y terceras oportunidades. Tuvo suerte con un ictus del que tuvo que operarse, pero con sus cambios en marcha, a este no le da otra oportunidad.

Pregunta: El teatro es muy importante en tu vida como se ve en tu libro.

Respuesta: Cuando era pequeño en Badalona era un mundo que yo tenía absolutamente mitificado porque el teatro era una parte importante del entretenimiento de este país, casi fundamental. Joder si tuvieron que pelear por el día de descanso, había teatro de martes a domingo, dobles funciones todos los días, las giras duraba muchísimo, la gente iba al teatro, los actores de teatro para mí eran personas tocadas por la mano de Dios.

Me acuerdo de ir al teatro en Barcelona cuando, cuando era joven y por ejemplo, vi a Lola Herrera haciendo Cinco horas con Mario hace treinta años; vi a las Gutiérrez Caba en teatro y me acuerdo de la época en la que Adolfo Marsillach dirigía la Compañía Nacional de Teatro Clásico y montó unos espectáculos que fue una época esplendorosa de la de la compañía. Era la época en la que el teatro en castellano no venía a Barcelona y se ponían las entradas a la venta y era como un concierto de Rosalía, la gente se mataba por ver los espectáculos; vi a Amparo Rivelles hacer La Celestina, que aquello era brutal. Para mí el teatro ha sido siempre muy, muy importante en mi vida.

P: En tu libro te reivindicas como artista ¿Eres más artista o periodista?

R: Creo que soy más artista [ríe]. Soy más artista y cada vez entiendo toda esta historia en la que vivo lo más cercano posible al mundo del espectáculo. Me divierte más, si tengo que hacer unas fotos, me aburren las convencionales, me han hecho unas fotos para Lecturas en pijama en mi casa, que me parecen divertidísimas. O vestido de Truman Capote para Esquire, que en otro momento de mi vida no hubiera tenido el valor de hacerlas. ¡Hostias! si te dedicas a esto qué menos que ofrecer ilusión y fantasía. Ha habido una época en la que ha sido todo muy gris, todo muy gris, que parecía que teníamos que vivir y mostrarnos con austeridad y el mundo del espectáculo tiene, tiene que ser brillo.

Jorge Javier Vázquez en el jardín de su casa.

P: Sálvame también tiene mucho de teatralidad y de improvisación y por lo que he visto en el libro, al final sois una familia, como una especie de compañía de teatro.

R: Somos una compañía de teatro estable [ríe]. Llevamos casi 15 años juntos, cuatro horas al día. ¿Sabes lo que es eso? Se forman unos lazos muy cercanos a los familiares. Es que yo los veo más a ellos que a mi familia y hay mucho cariño.

P: ¿Ahí surge ese vínculo tan especial con Mila?

R: Con Mila lo que surgió fue el encuentro de dos seres atormentados que se encontraron y que nos enamoramos. Simple y llanamente. Yo creo que Mila y yo éramos pareja y cuando se fue me quedé sin mi pareja, porque ha sido una persona muy importante en mi vida, una persona que jamás me ha juzgado, una persona a la que le he contado cosas que me podían llegar a avergonzar y que no compartía con nadie, que me sentía escuchado, comprendido, y sobre todo, ya te digo, nunca juzgado.

Luego era una mujer con un bagaje vital, extraordinario, una mujer que sabía de todo, que tenía mucho mundo. Es que en su época, como mujer de Manolo Santana, conoció un mundo que ahora ya se ha derrumbado, que no existe. Conoció a gente mítica como Cristina Onassis en Marbella y hasta algún Kennedy. Santana fue el primer español que ganaba la Copa Davis y contaba la anécdota de que viajaban con pasaporte diplomático.

He vivido todas las Rocío, yo he vivido la época en la que era Rociíto y que yo le decía que era insoportable

Luego la historia de Mila es fascinante, pasa de esa época de ser la esposa de Santana y de vivir esa Marbella mítica en la que estaba, pasó de las fiestas de [Adnan] Khashoggi y de desayunar con Lola Flores a pasar diez años en Granada, en casa de su hermana, totalmente olvidada. Siempre quise indagar sobre esa época de su vida y nunca, nunca, nunca conseguí que me la contara con detalle, pero debió ser muy dura para ella, porque yo creo que fue como de los cuarenta y a los cincuenta y pocos, sin ninguna perspectiva de futuro ni de trabajo. Aunque ella siempre decía que volvería a la televisión y no se equivocó y se convirtió en un elemento fundamental de la historia de la televisión de entretenimiento de este país. La vida te da más de una oportunidad. Todo puede ir a mejor. A mí no me gusta vivir con esa angustia de que si no cojo un tren ya no va a aparecer otro. Es que es mentira, van a aparecer otros y quizá mejores.

P: Rocío también tiene un papel importante en tu vida.

R: A Rocío le dedico un capítulo en el libro. Claro, es que yo he vivido todas las Rocío, yo he vivido la época en la que era Rociíto y que yo le decía que ella era insoportable. Era una mujer que quería ser modelo [ríe], se casa con el ser, con un traje espantoso; no es que le diseñaran el traje es que le perpetraron un traje con un pelo imposible. Y aquella Rocío era imposible, me descojono mucho de aquella Rocío y luego le perdí la pista y se convirtió para mí era un alma en pena y una persona que me producía mucho aburrimiento, pero porque estaba atravesando un calvario. Alguna vez, sin entrar en detalles, porque yo no conocía la historia, bien, bien, hablaba con ella y la notaba una persona medicada cuando hablaba por teléfono con ella, que le costaba expresarse, que le costaba hablar, pero yo no era consciente de todo lo que había sucedido. En su caso, fíjate que a veces tarda pero la justicia llega y en su caso ha llegado.

P: Otra segunda oportunidad.

R: Sí, y ahora me encanta. Hablamos todas las mañanas y me encanta escucharla reír, me encanta escucharla reír.

P: En tu familia eres el niño, dice tu madre. Y en Sálvame, como te llaman.

R: El dictador, el enano de las redes, el dictador, el tirano, el comunista, Carmen de Mairena.. 

La audiencia es como la salud, cuando la tienes no le das importancia y cuando no la tienes dices ¡coño!

P: ¿En el programa?

R: En el programa soy el dueño del cortijo. Y ahora tengo un burro, así que sí, imagínate. El dueño del cortijo [ríe].

P: ¿El tema de las audiencias de Sálvame te preocupa?

R: Ahora ya no, pero ha habido un momento en el que sí que vivíamos preocupados, que fue a la vuelta del verano, creo. Es que sabes qué pasa, que esta temporada parece que estamos a punto de acabar y no ha hecho más que empezar. Llegamos y en un momento una semana que fue especialmente complicada. Creíamos que era ya debut y despedida. Pero volvemos a ser líderes indiscutibles. El dato está ahí, líderes, no hay más que hablar.

P: ¿Tú no crees que Telecinco está en crisis?

R: Hombre, negar que Telecinco ya no es lo que era, vamos a ver, no puedo, sería una insensatez por mi parte. Evidentemente, existe un desgaste en la cadena, no hay más que ver las audiencias, creo que con la marcha de Paolo Vasile finaliza un ciclo y ahora tendremos que saber si a ese ciclo conseguimos darle la vuelta, si la persona que viene trae otra idea de hacer televisión, o qué quieren hacer con la cadena y con nosotros. Es que no lo sabemos, pero me parece positiva esa incertidumbre. Esto tiene un punto artístico y esto lo que no puede convertirse es en un funcionariado. Lo normal es que un programa dure 15 años. Cuando se habla del desgaste de Sálvame, yo digo hombre, quizás deberíamos empezar a hablar del milagro de Sálvame, pero el desgaste de Sálvame... Chico, con 15 años, ¿qué quieres?

Existe un desgaste en la cadena, no hay más que ver las audiencias, creo que con la marcha de Paolo Vasile finaliza un ciclo

P: La audiencia es como el Prozac, ¿es adictiva?

R: La audiencia es como la salud, cuando la tienes no le das importancia y cuando no la tienes dices '¡Coño!' [ríe].

P: Ahora de rival en la pantalla tienes a Sonsoles Ónega, pero la tienes de compañera en la editorial. ¿Te ves optando a un Premio Planeta?

R: Pues oye, por supuestísimo que sí, me encantaría. Y además yo con Sonsoles tengo buenísima relación. Para mí es una compañera excelente, nos hemos reído muchísimo por los pasillos y el último mensaje que nos hemos enviado es que en cuanto se lea mi libro nos vamos a cenar. O sea, que los que quieran buscar una guerra entre Sonsoles Ónega y yo van a tener que escarbar en otro sitio, porque desde luego aquí no.

P: Ahora que ya sabemos que no vas a ser el candidato del PSOE por Madrid, ¿cómo ves la cosa?  

R: El gran problema de Madrid es que es muy difícil que se produzca un cambio, porque cuando cuando me invitaron a ir con Ángel Gabilondo, me invitaron a comer con él y él me dijo una cosa que que me impactó mucho, decían que los del PP nunca hacen ningún tipo de leyes porque no quieren que esto cambie, porque llevan muchos años instalados en el poder y lo que quieren es seguir perpetuados en el poder para favorecer a los suyos y favorecer a la red clientelar que llevan formando desde hace muchos años. Lo mismo que sucedió en la Andalucía socialista y en la Cataluña de Pujol, con Convergència i Unió, que se formó un entramado económico y político y empresarial muy difícil de romper. Es muy complicado que todo esto cambie. Yo la única salida que veo es la unión de las izquierdas, que vayan en un solo bloque, que me parece que por el bien de la sociedad deberían dejarse de tantas siglas, de tantas divisiones y de tantas bobadas. Unirse y empezar a interesarse de una vez por todas por cambiar  esta sociedad cada vez más desigual.

Jorge Javier Vázquez en el jardín de su casa.

Los que quieran buscar una guerra entre Sonsoles Ónega y yo van a tener que escarbar en otro sitio

P: ¿Esto vale solo para Madrid o para toda España?

R: Para toda España también lo veo, cada vez entiendo menos que haya más siglas, más descomposición, más ahora me voy y ahora monto mi partido y tal. Me parece que la política es una cosa mucho más seria que eso. Me parece que el compromiso y el bien de un país también implica renunciar a cosas. Estamos en un momento muy complicado y esto tendría que pasar por ir todos de la mano.

P: Y Pedro Sánchez, ¿cómo valoras lo que ha hecho?

R: Me parece que es el mejor presidente que nos podía tocar en estos momentos de la historia de este país. A veces, cuando se habla de las cosas que está haciendo el Gobierno progresista por la mejora de la vida de los trabajadores, no entiendo que la gente se queje de las decisiones que están tomando, si lo que van a hacer es revertir en el bienestar de los que peor les va. No somos conscientes de lo que está pasando en el mundo, lo que está pasando en el resto de Europa. Como diría mi padre, hay gente que piensa que en el resto de Europa atan los perros con longanizas [ríe].

Las medidas que están tomando, los impuestos a determinados sectores, me parece lo más lógico. No bajar los impuestos me parece lo más lógico. ¿Cómo se pretende en estos momentos bajar impuestos cuando existen estas desigualdades? ¿En qué cabeza cabe? ¿Cómo se pagan las cosas? Hay mucha gente que lo está pasando mal y esa gente que lo está pasando mal necesita ayuda y necesita ayuda del Estado. Hay que hacer otro tipo de política, porque si no siempre van a salir favorecidos los mismos y siempre los beneficios van a estar en manos de los mismos y yo creo que los beneficios de la riqueza se tienen que repartir: simple y llanamente.

P: ¿Te ves haciendo un programa de televisión más político?

R: No, creo que están acabados, ya no tiene ningún sentido. No me interesan en absoluto y no tiene ningún sentido, para mí un programa político tendría algún tipo de validez si el político va a ser entrevistado y existiera un comité de expertos que estuvieran conectados con el presentador con un pinganillo y dijera si el político está mintiendo. Pero claro, como dejamos que la gente mienta y suelte informaciones sin contrastar..

P: ¿La vida da más vueltas o putivueltas? [así llama Jorge Javier al momento buscar ligue en discotecas] 

R: Hace mucho que no doy putivueltas [ríe]. He dado muchas vueltas en mi vida y me acuerdo, sobre todo, que el sitio donde daba muchas putivueltas era los afters, es el mejor lugar para dar vueltas. Porque desde que entras hasta que sales estás dando vueltas. Había un after cuando salía por Barcelona que cuando íbamos —bien colocados— que se llamaba Souvenir. Madre mía cómo llegábamos a ese after, lo llamábamos El castillo de Harry Potter, porque entrabas en el after y siempre perdías a tus amigos [ríe mucho]. Luego era muy divertido porque llegabas a las siete y cada uno se iba a hacer su putivuelta y cuando te encontrabas con un amigo, la pregunta era la misma: '¿Dónde estabas?'. 'Me lo he pasado muy bien, me lo he pasado muy bien'.

Esta temporadita sin sexo me parece una liberación total

P: Hablas mucho de sexo en tu libro porque estás viviendo una nueva fase en tu vida. Cuando hablas tanto de sexo, ¿te rejuvenece o te hace ya un viejo verde?

R: Hablo mucho en la televisión de sexo con los jóvenes porque, porque es el recurso más fácil que tengo de acercarme a ellos porque claro, en televisión, como tampoco se puede hablar mucho de política, ni tampoco se puede hablar mucho de otros temas trascendentales, lo que más se acerca al elemento común muchas veces es el sexo y  las relaciones sentimentales. ¿Un viejo verde? Es que ahora estoy en una etapa de abstinencia. Ahora no tengo ganas, fíjate. Mi maquillador y peluquero dice que esto es como el hambre, cuando empieces a comer pues te entrará otra vez. Esta temporadita sin sexo me parece una liberación total, porque esa época en la que entras en la rueda de que de que te domina y de que te sientes obligado porque sientes que la vida se te va chorros y te sientes menos joven. ¡Buf, menudo rollo!

P: ¿Cuál es la clave de este Jorge Javier que está en transición?

R: Lo que quiero es vivir sin prisa. Es una cosa que detesto lo de la prisa, llevo muchos años viviendo con prisa y no me gusta. Ahora porque estoy con la promoción y sé que es una cosa puntual y tal, pero levantarme y saber que no voy a tener días libres en mucho tiempo y tal, que antes era el pan nuestro de cada día... Yo ya por esa fase no quiero pasar. Necesito tiempo para mí, para vivir. Y para vivir significa estar en casa, quedar con amigos a cenar tranquilamente y poder ir al cine o poder ir al teatro, que antes no tenía el tiempo para eso. Vivir a ritmo lento, eso me encanta.