'Galgos': empresas ibéricas, traiciones y una inevitable comparación

Entre las novedades que presentó Movistar Plus en la primera edición del South International Series Festival estuvo Galgos, una serie que aún no tiene fecha de estreno. Pero, ¿de qué va la ficción? Carmina Somarriba (Adriana Ozores) y Emilio Somarriba (Luis Bermejo) son los herederos del Grupo Galgo, empresa familiar especializada en bollería, chocolates y alimentación infantil.

Y, si ya el concepto empresa familiar suele implicar conflicto, en este caso la situación de la corporación cántabra se agrava con la crisis del sector, la presión de las marcas blancas, la inminente llegada de la ley del azúcar, el posible cierre de la fábrica más antigua del grupo y la falta de liderazgo de Emilio, presidente de Galgo desde que falleció su padre.

Todo ello hace que la empresa no pase su mejor momento. Ante la amarga situación, Gonzalo Díaz (Oscar Martínez), marido de Carmina, decide adelantarse por la derecha y, tras muchos años trabajando al lado de Emilio, diseña su propio plan para deshacerse de él y, como era de esperar, quedarse con su puesto.

Cuando lo daba por hecho, una decisión inesperada de Carmina provoca un terremoto familiar y empresarial que afectará también a sus hijos Blanca (Patricia López Arnáiz), Guzmán (Marcel Borràs), Jimena (María Pedraza) y Julián (Jorge Usón): acepta votar por destituir a su hermano, pero bajo la condición de convertirse ella en la nueva CEO de la empresa.

La lucha por el poder les irá separando y Carmina se encontrará en la diatriba de tener que elegir entre salvar la empresa o su familia. La lucha de poderes, las finísimas líneas entre reuniones familiares y de accionistas y hasta los planos elegidos de la ficción, cuyo primer capítulo se proyectó este domingo 8 de octubre en el Palacio de Congresos de Cádiz, hacen inevitable pensar en Succession.

Y quizá por ello, tanto los creadores como los actores y las actrices de la serie insistieron en la rueda de prensa del festival, a la que acudió El Independiente, en el espíritu local de la serie; así como en que las referencias habían sido varias empresas familiares patrias dedicadas a los dulces y a los vinos.

Para el polifacético Jorge Usón, uno de los protagonistas, la unicidad de Galgos está en el guion y la inteligencia de los personajes. "Tiene un humor sutil, un elenco magnífico y está muy bien planteada. A mi personaje le sobra amor que dar, que es lo que les falta a la mayoría de miembros de la familia Somarriba", añadió, sobre un rol que obliga a mirar a Greg Hirsch. En la misma línea, Oscar Martínez reconoció que quedó "hechizado" al leer el guion. Por su parte, Adriana Ozores puso en valor que, pese a contar una historia recurrente en series, la de una dinastía poderosa, su personaje cuenta con la particularidad de ser contemporáneo e intenta darse su lugar mientras conjuga el sentido del deber con su familia y con su marido sin dejar ir de sus manos el poder de la empresa.

"De la propuesta de  Félix Viscarret y Nelly Reguera me enamora que el impulso actoral esté por delante de la técnica. Celebro que, en la actualidad, la figura de los actores se acerque cada vez más a la de cocreadores, esto tiene mucho sentido, porque somos quienes ponemos la carne en las grabaciones".

"Los actores cada vez somos más cocreadores"

Viscarret apuntó que tenía previsto hacer un parón en su trabajo después de Una vida no tan simple, pero que la idea de trabajar con un dream team de guionistas con dramaturgos y cineastas entre los que figuran Clara Roquet, Francisco Kosterlitz, Pablo Remón y Lucía Carballal le impulsó a rodar la serie.

Tampoco pudo resistirse a la idea de plasmar "algo a lo que se enfrentan muchas empresas españolas: el problema de la sucesión cuando toca dejar el relevo a la tercera generación familiar".