Con la amnistía sobre la mesa, el ex vicepresidente del Gobierno Alfonso Guerra ha visitado esta noche El Hormiguero. Frente a Pablo Motos y sin pelos en la lengua el que fue número 2 de Felipe González, conocido por ir contra la citada ley, ha asegurado que no cabe en la Constitución y confiesa, "me hubiera ido a mi casa antes de votar sí a la amnistía".
Guerra, antes de comenzar con el plato fuerte de la noche hace un llamamiento a las manifestaciones que llevan ya 20 días colapsando Ferraz: "No se puede aguantar que la política vaya a las casas o a las sedes, como está ocurriendo ahora en la del PSOE".
Y llega la pregunta: "¿Esta amnistía es justa?" -dice Pablo Motos-. Muchos dirigentes socialistas no ven con buenos ojos que Pedro Sánchez haya aceptado aprobar una ley de amnistía y Guerra no iba a ser menos: "Yo creo que además de la pregunta de si cabe, hay que preguntar, ¿lo merecen? Los que dieron un golpe de Estado, los que dicen que van a volver a hacerlo, ¿esos merecen una amnistía? Mi respuesta es un no rotundo. Y antes de saber si cabe o no cabe, el procedimiento de redacción de esta ley es un poco raro. ¿Dónde se ha visto que las leyes las redacten unos delincuentes? Oiga, pero los propios beneficiarios de la ley son los que han redactado la ley? Eso ya la inhabilita",
"El único documento oficial que hay del Gobierno decía que la amnistía no cabe en la Constitución. Cuando digo no cabe, no es una invención mía, yo repito las palabras que dijo el presidente del gobierno. Yo además digo, cuando hay duda, se va a los que hicieron la ley, a los constituyentes. Está claro, no cabe", concluye.
"En la vida uno puede tener ideas alocadas pero hay que tener sensatez. ¿Cómo es posible que se negocie con un señor que está fugado de la justicia, que es un prófugo?, pregunta sorprendido. Yo creo que aquí ha habido un error de cálculos. Si el presidente en funciones le hubiera dicho a otros partidos 'oye, si queréis me votáis y si no, ya sabéis lo que viene, le hubieran votado igual", opina el ex político.
Ahora es diferente, se pelean mucho por salir en la tele
El valenciano le pone a Guerra una tira de vídeos donde aparecen los diferentes ministros negando la amnistía antes de las elecciones y Guerra bromea con que "es sacado de la ficción". "Ojalá lo fuera", le dice Motos. "Todo esto es una posición antes de unas elecciones, comenta Alfonso. 'Hay unas elecciones y me cambio'. Esto es una cosa que quedará para siempre. Un gobierno que es capaz de decir no, no, no y al día siguiente sí, sí, sí".
¿Hubiera votado Guerra 'sí' a la amnistía? Su respuesta es rotunda: "Me hubiera ido a mi casa antes de votar sí a la amnistía".
Bolaños, el 'superministro'
En el programa de Motos también hay espacio para hablar sobre los 'poderes' de los ministros y Bolaños encabeza la conversación. El presentador le pregunta si no es mucho para uno y Guerra responde: "No es mucho poder para un solo ministro. El problema no es si es mucho poder, el problema es si Justicia y presidencia casan bien. Justicia debería ser lo más distante del aparato ejecutivo. Yo solo tenía una vicepresidencia, pero claro, era única no repartida entre cuatro", comenta desencadenando risas en plató. "Ahora es diferente. Se pelean mucho por salir en la tele".
Izquierda reaccionaria
Después de una conversación sobre si el PSOE se ha 'podemizado' o no con una clara respuesta afirmativa del ex vicepresidente, se ha dado lugar a otro diálogo. En este, sobre si la izquierda había cambiado o no.
"Ahora hay una izquierda que no es progresista sino retrógrada. Se han hecho puritanos, tienen estas patrullas de vigilancia en las costumbres, entonces cualquier cosa que digas ¡boom! Oiga, que no, que yo quiero libertad de expresión. Yo quiero expresarme como quiera. Lo políticamente correcto es antidemocrático".
A mi me dan ya mucha pena los humoristas. Ya no pueden hablar de nada
"A mí me dan ya mucha pena los humoristas. Ya no pueden hablar de nada. Antes se hablaba de homosexuales, de enanos, de todo, ahora 'no, eso no'. Eso es libertad de expresión recogida y eso es censura y yo no quiero censura. Cancelación, fuera."
Y aclara, por si hubiera malentendidos: "Yo no estoy en contra del partido" -refiriéndose al PSOE-, "yo estoy en contra de tal medida o cuál medida. Pero, modestamente, el partido lo he creado yo".
"¿Cuándo se jodió el PSOE, señor Guerra. Tiene algo que ver con el proceso de las primarias?", pregunta el presentador. "Tiene que ver", zanja en parte el ex vicepresidente. "Yo sabía lo que era eso. Yo leo mucho y entonces cuando alguno empieza a enterarse de lo que está pasando yo de ese tema ya he leído y sé un poco. Las primarias crean 'cesarismo' innecesariamente. Cuando todos dicen 'este es el líder' y ya no lo nombran los demás sino que se nombra él... Eso es 'cesarismo'", remata.
¿Qué tiene de progresista pactar con Bildu?, es otra de las preguntas que se oye entre los casi diluidos aplausos del plató. "Estos de Bildu... mataron a gente. Y claro, ¿esos son mis aliados, esos son mis socios? No. Esos son mis enemigos. A mí en política no me gusta hablar de enemigos, me gusta hablar de adversarios. Pero cuando hablo de terroristas, de violentos... Enemigos".
Guerra también ha expresado su postura sobre el liderazgo de Feijóo. El ex vicepresidente cree que la responsabilidad desencadenada a causa de las últimas manifestaciones ha hecho crecer al presidente del PP.
La rosa y las espinas, el hombre detrás del político
Pero la amnistía no era el único tema que esclarecer. El político acudía al programa de Antena 3 para presentar su nuevo libro La rosa y las espinas, el hombre detrás del político.
En el libro cuenta su papel tras la presidencia de Felipe González. Entre los pasajes que más destacan es el relato de como para el sector más guerrista, González se aburguesó en La Moncloa a través de Boyer, que le presentó a la alta sociedad madrileña y, por medio de Solchaga, que hizo lo propio con las clases altas, los empresarios y los banqueros. Sin embargo, desde los sectores más felipistas siempre defendieron que González tenía la obligación de gobernar para todos los españoles y que sentí la obligación de transitar por el camino del centro socialdemócrata.
Las ‘malas compañías’ de Boyer, dirían los de Guerra, se acabaron en 1985, con la primera remodelación del Gobierno, un ejecutivo que ya registraba tensiones y bastante aireadas en las páginas de los periódicos. El vicepresidente llegó a decir, sin dudarlo, que su gobierno era de coalición “entre el PSOE y el ministro de Economía”. Esta pugna entre ambos sectores se saldó con la salida de Miguel Boyer, después de que González se negara a hacerle vicepresidente y ponerle al mismo nivel que Guerra.
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