La última polémica de Pablo Motos enciende las redes sociales. Da igual cuando leas esto, siempre hay alguna razón por la que el presentador con más éxito de la televisión termina protagonizando trending topics y titulares cliqueables, aunque no precisamente por su buen hacer. La "penúltima" llega después de una incómoda entrevista con una estrella de talla internacional como Sofía Vergara. La actriz colombiana fue cortante, incisiva y posteriormente aclamada por "haber puesto en su sitio" al presentador de El Hormiguero.

Si echas un vistazo a lo que se suele decir sobre Pablo Motos en X (antes Twitter), poco falta para pensar que se trata del personaje más odiado del país. Se le acusa, entre muchos otros calificativos, de ser "machista, rancio y casposo". Sin embargo, el mundo de las redes sociales parece funcionar totalmente ajeno a la realidad. En un panorama de auténtica crisis de formatos en televisión, El Hormiguero se mantiene como la única esperanza de la parrilla, coronándose, año tras año, como el programa líder de audiencia en prime time.

"Pablo Motos parece absolutamente inmune a cualquier polémica", indica a El Independiente Euprepio Padula, coach experto en comunicación y liderazgo, y colaborador habitual en varios medios, incluido este periódico. "En el corto plazo la reputación de Motos puede verse afectada por entrevistas cargadas de machismo y afirmaciones políticamente incorrectas, pero es evidente que las consecuencias se ven más en las redes que en los datos de audiencia". La televisión, en general, y los programas de entretenimiento en particular juegan con otras reglas.

"Esto no es nada nuevo, para gran parte de la sociedad Pablo Motos está visto como un hombre machista, entendido como el típico hombre machirulo y casposo. Sin embargo, su machismo entra dentro de 'lo tolerable' y más si lo tenemos en cuenta dentro de un formato de entretenimiento. Aquí el telespectador no castiga las malas prácticas o comportamientos, especialmente en un programa en el que se busca 'no pensar'. Se trata de un modelo de producto diseñado para un público que desea descansar y apagar el cerebro, exponerse a lo que le muestren en la pantalla sin entrar en debates, en cuestionamientos y mucho menos en juicios de valores sobre lo que tiene delante. Por este motivo, jamás se va a castigar la conducta moral de un líder que consigue satisfacer los objetivos de sus televidentes", explica a este periódico María Garzón, socia fundadora en iMades Communication y experta en reputación y liderazgo.

Pablo Motos, inmune a la polémica

Y es que Pablo Motos ha salido aparentemente ileso de cualquier polémica que le ha salpicado. Aparte de su reputación como presentador machista, también han salido a la luz hace unos meses testimonios que apuntaban a las cuestionables prácticas del equipo de El Hormiguero para "silenciar" los chistes o parodias sobre su programa con llamadas y mensajes.

El asunto salió en prácticamente todos los medios y las redes ardieron durante varios días con el tema. Después, vuelta a la normalidad. El imperio televisivo de Motos ni se inmutó. Es más, parece que han seguido haciéndolo, como ha quedado patente con el vídeo recopilatorio de los "zascas" de Sofía Vergara que hicieron en APM.

Tampoco le ha pasado factura la manera en la que ha introducido un tono más político con colaboradores como Juan del Val, Cristina Pardo o Miguel Lago, la mayoría de ellos utilizando un espacio considerable del programa para criticar al Gobierno.

Un éxito avalado criticado por las redes y avalado por la audiencia

Los datos de audiencia le avalan y, mientras siga siendo así, no parece que el formato y la filosofía de El Hormiguero vaya a cambiar. "Tampoco creo que Pablo Motos esté especialmente afectado por esta situación, está muy acostumbrado", opina Padula. Para el experto en liderazgo y comunicación, seguramente la entrevista con Sofía Vergara ha sido entretenida para mucha gente. "Al final no deja de ser un programa de entretenimiento en el que la clave es que la gente esté pegada a la pantalla y en esto no ha habido nadie que haya logrado hacerle cosquillas en su franja horaria. El Hormiguero es un programa con un funcionamiento muy básico y sencillo, cuyo gran mérito ha sido el de no haber cambiado una fórmula de éxito", apunta el italiano.

Otra cosa sería que los invitados, artistas y gente de la industria cultural en su mayoría, se plantearan dejar de ir, algo que parece todavía más improbable, por mucho que hayan surgido voces críticas, pero minoritarias como la de la actriz Mónica López. "Aquellas personas que quieran hacer una promoción en el mundo del espectáculo saben que tienen que ir a El Hormiguero, porque es la forma de llegar al público manistream. Y no solo ellos, hemos visto también a los políticos en campaña ir a su programa, para que su mensaje cale en estos espacios donde no se hace una lectura complicada de la sociedad", indica Garzón.

Y es que el mundo de las redes sociales no deja de ser una red ficticia mucho menos representativa de la sociedad de lo que nos pensamos. Además, como se empeña en recordar la experta en reputación y liderazgo, las redes sociales también promueven mensajes y discursos incluso más violentos y machistas de los que se ven en televisión.

Sin embargo, si tomamos lo ocurrido con Sofía Vergara, para Garzón sí que hay una diferencia llamativa: "Esta vez hemos visto cómo se ha encontrado a una mujer que, desde una posición muy empoderada, ha sabido poner de manifiesto sus carencias como entrevistador. En esta entrevista, hemos podido ver cómo se ha hecho pequeño y ha perdido ese carácter confiado que suele mostrar con las mujeres. Ella le deja tan noqueado que hay momentos en los que no puede articular bien las palabras, sus gestos son de hacerse pequeño y no consigue formular bien las preguntas, dejando ver que no se lo había preparado muy bien, porque en su equipo sabían cómo podía ser Sofía Vergara". Este precedente podría marcar las próximas entrevistas, no tanto por parte del programa, sino por aquellas artistas que, quieran o no tienen que ir a El Hormiguero a promocionarse y hayan visto que no son las únicas que pueden sentirse incómodas.

Seguramente este artículo se quede obsoleto tan pronto como surja una nueva polémica que ponga el nombre de Pablo Motos en la picota. Entonces volveremos a cuestionarnos esta extraña paradoja que hace que uno de los hombres más odiados en redes sociales continúe siendo la gran esperanza de supervivencia de la televisión. Una realidad tan vistosamente contradictoria que seguirá fascinándonos por mucho tiempo y polémicas que pasen.