José Manuel Pérez Tornero fue nombrado presidente de Radiotelevisión Española con el voto favorable de 247 diputados. Es decir, con un amplio apoyo, diríase que por consenso, extraño suceso que se produce en este país muy de vez en cuando, pero que en marzo de 2021 le impulsó hasta el despacho principal de la corporación.

Un año y medio después, presentó su dimisión al constatar que la mayoría de sus consejeros de administración se habían posicionado en su contra. En algunos casos, por rencillas personales y aspiraciones particulares. Desde ese momento, ha guardado silencio, pero tras los sucesos acaecidos en la televisión pública durante las últimas semanas ha concedido una entrevista a El Independiente -a petición de este medio- en la que ha ofrecido su punto de vista sobre la situación de este servicio público.

Pregunta: ¿Qué le parece la situación que se ha vivido en estos últimos días en RTVE?

Respuesta: ¿La verdad? Algo caótica e improvisada. Creo que cualquier defensor de la televisión pública observaría con preocupación lo que ha ocurrido en los últimos tiempos y, en especial, en los dos últimos Consejos.

P: El Consejo está partido…

R: Así parece; y con algunas vacantes en la dirección que ahora tendrán que cubrir.

P: ¿Un presidente de RTVE sufre presiones políticas?

R: Naturalmente. A un presidente le llegan presiones, en su mayoría, en forma de 'sugerencias'. Ahora bien, está en su mano actuar con diligencia e independencia o sucumbir ante ellas. Yo estoy muy tranquilo en ese sentido.

P: ¿Las presiones llegan también desde las productoras?

R: Sí y quisiera recordar que yo propuse -y realicé- un proyecto para evaluar el peso que tenía cada productora y grupo audiovisual dentro de la contratación de RTVE para intentar analizar la situación y tratar de evitar que algunas empresas acapararan un porcentaje
elevado la misma.

P: De Elena Sánchez a Concepción Cascajosa. Una fue presidenta interina y la otra lo es. Sin embargo, sus calificaciones en el concurso público que se convocó para liderar RTVE no fueron buenas. De hecho, fueron de las peores...

R: Conviene ser didácticos en este punto. El concurso tenía dos partes: una era la relacionada con el currículum de cada candidato -la que evaluaba los méritos profesionales de cada uno- y la otra, el proyecto de gestión que cada cual proponía para RTVE, con la vista puesta en los seis años que duraría el mandato del presidente. Cuando a mí me eligieron, en las Cortes eran conscientes de mi proyecto. La gran mayoría de los diputados lo respaldaron. Por tanto, me propuse aplicarlo. Hubo consejeros que no estuvieron de acuerdo y se pusieron en mi contra, pero he de ser sincero: tampoco ofrecieron alternativas.

P: Cabe recordar que se hizo un concurso público, se seleccionó en el Congreso a 20 candidatos y, finalmente, los partidos (PP, PSOE, Unidas Podemos y PNV) decidieron no respetar esa lista de finalistas a la hora de seleccionar a los 10 consejeros. Usted quedó tercero en el concurso, pero hubo alguno, como Cascajosa, que ocupó las últimas posiciones...

R: Es que se pervirtió el concurso. Lo digo con el máximo respeto a los parlamentarios, pero lo más lógico hubiera sido respetar la lista de 20 candidatos que eligió el Comité de Expertos que evaluó las candidaturas. Eso formaba parte del fair play

P: Elena Sánchez y Concepción Cascajosa le acusaban de no tener un proyecto para RTVE… 

R: En cambio, fue de los que mejor evaluación obtuvo. Esas posiciones no facilitaron la gestión.

P: Una vez que usted salió de RTVE, ¿cree que sus proyectos quedaron paralizados?

R: Se dinamitó algunos de los proyectos que habíamos puesto en marcha.

Elena Sánchez asumió una presidencia interina, pero no actuó como tal

P: ¿Por ejemplo? 

R: El canal iberoamericano, la constitución de una Unión Europea de Radiodifusión (UER) mediterránea para fortalecer un  pool de televisiones públicas europeas que pudieran afrontar la compra de derechos audiovisuales... un foro con las televisiones árabes y otro con las Iberoamericanas, algunas inversiones en producción cultural y educativa… 

P: Habrá quien piense que se presenta usted como una víctima inocente…

R: En absoluto. Yo estoy muy contento como estoy y con la decisión que tomé.

P: Le recriminaron el elevado gasto en fútbol, que fue multimillonario.

R: Pero para mí fue una buena apuesta, sin duda alguna. Invertimos en las selecciones españolas de fútbol porque siempre defendimos que RTVE debía ser el foro común de todos los españoles... y estos equipos unen. Compramos los partidos de fútbol femenino... y después ganamos el Mundial. La audiencia fue extraordinaria... y también el servicio público en ese sentido.

P: Se lo preguntaré sin rodeos: ¿está España preparada para tener una televisión pública independiente?

R: Sobre la ciudadanía no tengo ninguna duda. Los españoles son cultos, avanzados y con fuertes principios democráticos. Hay licenciados punteros que se rifan en el panorama internacional, los cuales tienen con un pensamiento muy avanzado sobre las sociedades y los servicios públicos. No tengo duda de que defenderían el hecho de que RTVE ejerciera de televisión pública plural, independiente, profesional y que cemente a todos los españoles.

P: El problema es entonces político...

R: Es que hace falta consenso, aquí y en otras materias de la vida pública. Eso implica generosidad y entendimiento. También objetivar las cosas. Es decir, separar la información de las opiniones y los intereses particulares. Se puede hablar de todo, pero la información siempre debe ser eso: información. Objetiva e inapelable.

P: ¿Son habituales las llamadas de los partidos por el contenido de los telediarios?

R: Muy habituales. Recuerdo que la primera intervención que tuve en ese sentido fue para pedir respeto a los periodistas, y sobre todo a las periodistas, que cubrían las diferentes posiciones ideológicas durante el período electoral. Había una especie de persecución en redes hacia su labor.

Las llamadas de los partidos al presidente de RTVE son habituales

P: A usted le acusaron de vetar a un responsable de informativos por presiones políticas...

R: No es cierto. Se dijo eso, pero no es verdad. Lo que ocurrió es que yo quería modificar el organigrama para que se creara un 'mando general' sobre los informativos. Es decir, para que no hubiera una Dirección por cada medio de comunicación (TVE, RNE...), sino que estuviera dirigido desde el mismo lugar. Es lo que exige la sociedad digital y multimedia en realidad. Eso se malinterpretó y hubo quien llegó a una conclusión que no era cierta.

P: El PP y el PSOE llegaron a un pacto en 2021 para renovar el Consejo de Administración. ¿Ese acuerdo incluía el reparto de puestos directivos en RTVE?

R: Eso no es verdad. A mí nadie me impuso a nadie para mi equipo. Se llegó a un consenso para designar a los consejeros y ellos siempre actuaron en función de lo que pensaban. Tomaron las decisiones de forma independiente. Eso quiero dejarlo claro. En lo particular, yo procuraba integrar. Es decir, no miraba la filiación de los periodistas o de los directivos a la hora de conformar equipos o asignar tareas, sólo su valía profesional. Mira, yo estuve en la RAI italiana cuando estaba Umberto Eco por allí. Hace tiempo ya (ríe). Ahí se desplegó un proyecto para que cada canal lo gestionara un partido. Fue una experiencia muy mala. Yo ni mucho menos quise eso para RTVE.

P: Es complejo porque sindicatos y profesionales tienen viejas cuitas en RTVE...

R: Se necesita en los servicios públicos un cambio de cultura en ese sentido. También en política. No podemos movernos por las dinámicas de la política del siglo XIX, cuando se alternaban los cesantes y los lucrantes. Mira, si uno es periodista y es un buen profesional, ha de participar siempre, sea quien sea quien gobierne. Además, yo quise horizontalizar la información: que los jefes consultaran a los empleados y viceversa, fuera del partido que fueran. Eso sí que es hacer televisión pública.

No podemos movernos por las dinámicas de la política del siglo XIX en la política actual

P: ¿Qué deberían hacer los partidos en el próximo medio año de presidencia interina?

R: Lo primero es que la presidenta debería actuar como interina. Debería guiarse por esa premisa en la toma de decisiones. En lo que respecta a los partidos, deberían consensuar al nuevo presidente. Este país necesita acuerdos. Los ciudadanos no entienden, porque no deben entender, que las instituciones estén bloqueadas por falta de consensos. RTVE ha perdido dos años por culpa de esos bloqueos. Eso ha retrasado las oposiciones, la renovación tecnológica, la expansión internacional, la conexión con las universidades...

P: Quisiera re-preguntarle sobre la prudencia que reclama a la presidenta interina...

R: Mira, el nombramiento de Rosa María Mateo fue rechazado por el Tribunal Constitucional porque, entre otras cosas, los partidos no tuvieron en cuenta al Senado para nombrar al órgano de decisión de RTVE. Por otra parte, al presidente no le elige el Consejo de Administración, sino el Congreso con una mayoría de 2/3. La diferencia es muy importante… y eso debería también implicar una diferencia de proceder a la hora de ejercer el poder desde ese puesto provisional.

P: La presidenta provisional no tenía poder ejecutivo, por ley, pero el Consejo de Ministros la facultó a ello en 2022 tras modificar los estatutos sociales de la corporación...

R: Esa decisión está recurrida ante los tribunales y todavía no hay un fallo. Vamos a ver, conviene no mezclar asuntos. La ley de RTVE está para cumplirla y eso no se ha hecho, y menos se hará si finalmente se nombra a un administrador provisional, como se ha publicado. La mayoría de 2/3 es una buena fórmula. Obliga al consenso y el consenso siempre refuerza a los gestores. ¿Y un concurso público? Si se respeta el resultado, también es una buena fórmula. Aquí lo que falla es la forma de hacer política y de tomar decisiones. No se respeta el contenido de la ley.