Algo se muere en el alma cuando un amigo se va. O amiga. Que se lo digan a Cruz, la gran villana de La Promesa, el serial de época que produce Bambú (Valle Salvaje) emite La 1 de TVE de lunes a viernes en torno a las 17.40 horas. Su intérprete, Eva Martín (Amar en tiempos revueltos), lleva más de dos años haciendo el mal a los huéspedes (incluso a su amiga del alma María Antonia, interpretada por Elia Galera y enamorada de su marido Alonso) y trabajadores de La Promesa, el palacio donde transcurre esta historia de amor y venganza, pero también las delicias de los espectadores, expectantes por ver cuál será la siguiente maldad de la marquesa de Luján (hace mucho que no emplea el abrecartas; recuerden que en el primer episodio asesinó a su hijastro, Tomás, y que también dejó morir a su cuñado de un infarto al corazón).

Sin embargo, más de 500 episodios después de La Promesa, las tornas han cambiado y Cruz tiene demasiados frentes abiertos y fuegos que apagar. Uno de ellos es fuego 'amigo' y tiene nombre y apellidos, Leocadia de Figueroa (Isabel Serrano), que ha regresado del mundo de los muertos (el mayordomo Rómulo, por orden de Cruz, tenía que matarla, pero le salvó la vida) para vengarse de la que fuera su mejor amiga desde la infancia hasta su juventud en Cuba. Y a diferencia de otros personajes de La Promesa, que llegan a palacio con sus crueles intenciones escondidas, Leocadia va de frente, lo que la convierte en la mayor e imprevista némesis de la gran villana de la telenovela creada por Josep Cister Rubio.

Desde su llegada a palacio, Leocadia ha confabulado contra Cruz a través de otros personajes, como el de la exdoncella Jana (Ana Garcés), recién casada con Manuel (Arturo García Sancho), el primogénito de los marqueses de Luján tras la muerte de Tomás. (Jordi Coll). De hecho, fue la propia Leocadia quien filtró a la prensa el origen humilde de Jana a pesar de los intentos de su nueva familia política por ocultarlo; un escándalo que ha terminado por hundir la reputación y los negocios económicos de la familia. Y a pesar de ello, tanto los personajes como los espectadores de La Promesa no terminan de entender la verdadera naturaleza de la relación de Cruz y Leocadia.

En el último capítulo emitido de La Promesa, el número 529, este lunes 17 de febrero, Jana le pregunta directamente a su 'cómplice' Leocadia por qué ha vuelto a palacio si tanto detesta a Cruz. "Es mi debilidad. Sentí por ella una admiración especial desde que la conocí. No sabría explicarlo. Desde joven irradiaba un magnetismo irresistible y una seguridad en sí misma que jamás había visto. En aquella época no era todo malo con Cruz. De repente daba una muestras de generosidad increíbles. Eran como las dos caras de una moneda. Cruz era capaz de lo mejor y también de lo peor, y esa mezcla de dos personalidades era algo perverso. ¿Miedo? No. Todo lo contrario. Siento por ella una fascinación real. La amo y la odio a partes iguales. Y no lo puedo evitar, Jana", le cuenta Leocadia a la joven protagonista del serial.

Algunos espectadores han mostrado su desconcierto ante tal declaración de 'amodio' (ya saben que del amor al odio, o viceversa, hay tan sólo un paso). ¿Está enamorada Leocadia de Cruz? ¿Fueron algo más que amigas durante su juventud? ¿Quién es el padre biológico de Ángela (Marta Costa), la hija de Leocadia? ¿Lorenzo (Guillermo Serrano) y Leocadia tuvieron un 'affaire'? ¿Es Lorenzo el verdadero padre de Ángela? Da la sensación de que los guionistas de La Promesa, que en muchas ocasiones han pecado de estirar el chicle, responderán mas pronto que tarde a todas estas preguntas. ¿Se atreverán finalmente los guionistas de La Promesa a desarrollar un romance entre dos mujeres? El único 'guiño' al colectivo LGTBI de la telenovela fue en el episodio 473, emitido el pasado 27 de noviembre, en el que la doncella María Fernández (Sara Molina) soñaba con una realidad alternativa en la que se invertían los papeles: los ricos eran pobres y viceversa. En aquella entrega, Catalina (Carmen Aseca) y Martina (Amparo Piñero), primas hermanas en la 'realidad', eran en el sueño algo más que compañeras del servicio de La Promesa.