Aunque se quite mérito, María Castro (Vigo, 1981) llora mucho y bien en La Promesa, el serial de época que produce Bambú (La Favorita 1922) y emite La 1 de TVE de lunes a viernes (17.40). La gallega interpreta a Pía Adarre, ex ama de llaves de La Promesa y, tras mil y una vicisitudes, ahora doncella personal de la marquesa de Luján, Cruz (Eva Martín), con quien comparte un lazo de sangre.
A Pía Adarre le ha pasado de todo durante más de 500 capítulos de La Promesa: asesinó en compañía de Jana (Ana Garcés), María Fernández (Sara Molina) y Teresa (Andrea del Río) al barón de Linaja, del que se quedó embarazada tras ser violada. La vida quiso que María Castro pariera en la ficción, en 2023, pocos meses antes de comunicar la buena nueva: ella también estaba embarazada.
Su baja por maternidad obligó al creador de La Promesa, Josep Cister, a reescribir las tramas. Para justificar la ausencia de la actriz, el personaje tomaba una drástica decisión (y la dosis justa de cicuta): fingir su muerte para huir de su exmarido, Gregorio (Bruno Lastra), recién excarcelado, al que finalmente dio matarile Rómulo (Joaquín Climent), el mayordomo de La Promesa.
Pregunta.- María, me da la sensación de que el personaje de Pía ha estado un poco en segundo plano los últimos meses.
Respuesta.- Es que he sido mamá. He estado cinco meses fuera. Cuando iba a rodar a La Promesa, hacía muchas secuencias, se guardaban y luego se iban sacando a cuenta gotas para poder tener mi baja maternal más o menos intacta y poder estar ya con la bebé.
P.- ¿Estás ahora al 100% rodando La Promesa?
R.- Sí. Ahora ya estoy prácticamente incorporada. Estuve hasta Navidad trayendo a la niña conmigo, pero eso no interrumpió para nada el trabajo. Tenía a la bebé en el camerino con una cuidadora y demás [la madre de María Castro también iba] y ahora ya se queda en casa porque ya gatea y por el plató como que no.
P.- Tu personaje está involucrado en una especie de triángulo amoroso con Ricardo Pellicer, interpretado por Carlos de Austria, y con su mujer [Ana, interpretada por Melania Cruz] que ha vuelto del mundo de los muertos.
R.- No tenía que haber vuelto; estaba muerta. Es que no sé qué hace aquí. Él era un viudo y yo me enamoro de un viudo. Nos va bien, Pía empieza a sonreír y cuando empieza a sonreír y a estar un poco relajada, claro, como no he venido a La Promesa a ser feliz, sino a sufrir, pues aparece el personaje. ¿Por quién? Por la Marimandrajos [Petra], que siempre se encarga de buscar que yo no sea feliz.
P.- ¿Es Pía el personaje más sufridor de La Promesa?
R.- Bueno, aquí sufre mucha gente mucho rato, pero es verdad que he tenido bastante constancia. He tenido picos de felicidad, pero si me pongo a contar lo que ha pasado desde hace dos años y medio, me han pasado muchas cosas. A mí me encanta porque cuando estás bien, vuelve a pasar otra cosa, entonces no te aburres nunca del personaje, ni de la serie, ni de contar un poco más de esta Pía Adarre tan completa.
P- ¿Es Pía Adarre y María Castro la que mejor llora en La Promesa?
R.- Uy, no, aquí hay gente que llora muy bien, pero gracias por el piropo. La verdad es que tengo unos compañeros excelentes. Si tuviera que quedarme con un personaje, quitando el mío aparte, no sabría con cuál quedarme, ni de cómo lo hacen de bien ni de cuál me gustaría a mí interpretar porque todos los personajes en esta serie son bastante caramelo, o sea, son personajes muy empáticos, muy sensibles, muy verdaderos. La Promesa es una serie llena de matices.
P.- ¿Con qué dinámica te quedarías entre Pía y otro personaje de La Promesa? ¿Cuál es el que más disfrutas?
R.- A ver, trabajo muy, muy a gusto con mi amado Joaquín Climent porque somos una persona, o sea, llego al set [de rodaje], le miro, él habla y yo le recojo. Trabajar con Joaquín es un paseo. Con Carlos de Austria me pasa un poco lo mismo porque he trabajado mucho con él recientemente. Es un ambiente muy distendido fuera de la acción. Jo, ya sufro tanto en la acción que yo fuera me quiero reír, no quiero estar con la intensidad de la concentración. Luego en la acción yo me concentro. Disfruto mucho fuera con mis compañeros, pero cuando toca dar el callo, pues también transmiten un montón con la mirada, tienen una experiencia abrumadora y eso hace que trabajar con ellos sea muy fácil porque te dan la mitad.
P.- Hemos visto que se va a resolver la trama del asesinato del barón de Linaja después de cuatrocientos y pico episodios a través del personaje de Santos [Manu Imizcoz].
R.- Parece que se va a resolver. No sabemos si se va a resolver, pero hay un chivatazo que se aprovecha como amenaza para decirme, "¿Te alejas de mi padre o cuento lo que sé?" Por eso se lo cuento al señor Baeza porque es mi confidente máximo y necesito ayuda, necesito que me cubra.
P.- ¿Crees que podría, a lo largo de La Promesa, lo que pueda durar, que entre el señor Baeza y la señora Adarre puede haber algo más que una amistad como en Lo que queda del día?
R.- ¡Me encantaría! No sé si va a pasar, pero me encantaría. Igual que me encantaría que se descubriese que soy la madre de María Fernández. Ya que no tengo hijas pelirrojas, por lo menos ella. ¿Y te imaginas que Pía Adarre se convirtiese en la heredera del palacio? Porque mi hijo, ¿de quién es hijo? ¿Quién es realmente el primogénito? Es Dieguito. Esto hay que buscarlo, hay que hilar.
P.- Dieguito es hermano de Cruz.
R.- Efectivamente
P.- Pero ella no lo sabe.
R.- No. Yo sí.
P- ¿Cuál ha sido la escena más dura de rodar hasta el momento en La Promesa?
R.- El envenenamiento con la cicuta, sin duda alguna, física y emocionalmente. Fue muy dura de rodar. Mi compañero también estaba muy metido en la acción y fue muy intensa. Acabé bastante agobiada. Y el parto fue también muy duro porque yo he parido también y es un parto en el que realmente parece que pierdo la vida.
P.- ¿Tu momento favorito?
R.- Todas las secuencias corales. Todas las secuencias de muchos personajes son las más divertidas. Quizás son en las que peor nos portamos porque hablamos mucho y nos regañan, pero es que, claro, es volver a reencontrarse con los compañeros ahí en el set y cada uno te cuenta lo que está haciendo, lo que no, fuera en su vida diaria y cotidiana y todas esas secuencias son, sobre todo si está Sara Molina [María Fernández], las más divertidas.
P.- ¿Qué se avecina en La Promesa sin destripar?
R.- Mira, esto es como ser gallega, o sea, yo digo sin decir, no me dejan decir, entonces es un depende, pero digamos que se avecina la resolución de algo que todo el mundo está esperando, pero yo no sé si se va a resolver como la gente está esperando. Eso va a levantar heridas. Va a molar, va a molar. Pero no penséis porque no se os va a ocurrir. Eso solo sale de la cabeza de Josep [Cister].
P.- He de decirte que a la comunidad fan de La Promesa le gusta teorizar.
R.- ¡Ah! ¿Sí? ¿Ha teorizado? No he oído. Como no tengo tiempo para nada…
P.- Y a veces se adelantan los acontecimientos.
R.- O sea, que se ha oído algo por ahí. Bueno, vamos a dejarlo ahí, pero hay que verla.
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