Contentísimo está Josep Cister Rubio, creador de La Promesa, el serial de época que produce Bambú (La Favorita 1922, Manual para señoritas) y emite La 1 de TVE de lunes a viernes (17.35).
Nadie diría que se haya muerto su protagonista, Jana Expósito, la doncella a la que interpretó Ana Garcés (Valladolid, 2000) durante más de 553 episodios y que llega al palacio de los marqueses de Luján (Córdoba), allá por 1913, para vengar la muerte de su madre, exdoncella de La Promesa, y dar con el paradero de su hermano.
En los detalles está el diablo y Josep Cister tenía muy claro dónde ubicar el velatorio de Jana: abajo, en la zona del servicio, con "doscientos millones de velas". Es tal la meticulosidad de la serie y de su creador y productor ejecutivo que apagaron y encendieron las velas durante el ensayo general en el pasillo de la serie. "Quería que fuese con toda esa luz porque el personaje de Jana ha sido luz durante mucho tiempo en La Promesa; el reto era que hubiese luz también aquí [en plató], no solo visualmente.
Pregunta.- Tu cabeza estará en un mes, en dos, en tres.
Respuesta.- Mi cabeza está en cuatro, cinco, seis meses. Se va muy por delante aquí [La Promesa]. Yo, lo que estáis viviendo vosotros, yo ya lo he vivido hace seis o siete meses. Esto es una cuestión pactada con los actores. Esto no es: "Se acaba la trama, hasta luego. Gracias". No. Hay un cansancio de los actores también y tú tienes que reaccionar a esas cosas. Sé que la muerte de Jana es impactante, pero deja al personaje a la serie a la altura de grandes series y de lugares muy importantes porque, si no, no estarían así los seguidores. Es un final por todo lo alto.
P.- Hablas de final. Es básicamente un punto y aparte de La Promesa.
R.- Hablo del final del personaje. De Jana. Se trataba de hacer un final a la altura, de hacer un final épico, potente; tenía claro que era un final de sufrir. Yo, en este caso, en el capítulo del pasado miércoles por la noche, además de ser la persona que genera la trama, escribo el guion. Una cosa es estar en tu casa, a solas, escribiéndolo, ya sabiendo hacía tres meses que esto iba a ocurrir; y luego pasan tres meses y tienes que rodarlo. Yo soy de los que bajo [a plató] y dirijo a los actores. Había veces que yo leía las secuencias y decía: "Hostias, qué fuerte esto, ¿no?". Y la gente del equipo me decía: "Eso lo has escrito tú". Pero, claro, una cosa es la soledad de tu casa y otra cosa es aquí, que lo estamos materializando, que lo estamos haciendo real, que lo estamos llevando a cabo, que lo estamos haciendo. Todo el equipo y todos los actores estaban superimplicados, trabajando al máximo, dando lo mejor de ellos mismos. O sea, estaba orgulloso esos días de rodaje, y ahora viéndolo, increíble el gran trabajo que ha hecho cada uno de los actores y cada una de los personas.
Yo intento siempre hacer mi trabajo lo mejor que sé, lo mejor que puedo y de la forma más honesta posible. Y a partir de ahí, con eso, puedo dormir por las noches
P.- Como espectador me da miedo que invada la pena negra en palacio, a la serie y a los personajes y no haya un resquicio de esperanza.
R.- Esto es la vida. En la vida pasan estas cosas. En la vida nos ocurren estas cosas. Y en la vida hay momentos alegres y en la vida hay momentos tristes. Y hay momentos en los que a lo mejor te tienes que despedir de alguien querido mucho antes de lo que tú pensabas o de lo que tú creías que podía suceder. Por supuesto que va a haber momentos alegres. La serie es dinámica. Ahora vamos a tener dos líneas muy claras. Vamos a tener por un lado a un Manuel intentando recomponer su vida de una manera, sabiendo que su madre ha tenido que ver con la muerte de Jana y a un Curro investigando, desde el otro lado, desde lo opuesto: "Creo que a mi madre no la mató Cruz". Esos van a ser los dos ejes sobre los que va a pivotar La Promesa. La serie va a seguir teniendo de todo como en una botica: alegrías, penas, tristezas. Tenemos un parto a la vista y y tendremos que ver también qué sucede ahí. Van a pasar muchísimas cosas y sobre todo una muy importante que Curro se va a proponer desde un lugar flipante. Curro tiene que descubrir la verdad de lo que ocurre con su hermano. Van a pasar muchas cosas. ¿Algunas tristes? Sí, como la vida misma.
P.- No disparen al guionista.
R.- Dispara. Primero, estoy acostumbrado. Esto es mi trabajo. Que se enfade quien se enfade. La gente es libre de mostrar sus emociones, sus sentimientos; faltaría más. Todo el mundo tenemos un presidente del gobierno dentro. Todo el mundo tenemos un seleccionador nacional dentro. Todo el mundo tenemos un guionista dentro. Yo no le voy a prohibir a nadie que se exprese libremente y que diga que la serie le gusta o que le parece una mierda. Yo entiendo todas las posturas y posiciones. Yo intento hacer mi trabajo siempre lo mejor que sé, lo mejor que puedo y de la forma más honesta posible. Y a partir de ahí, con eso, puedo dormir por las noches.
P.- ¿Sueñas con La Promesa?
R.- No, no. Uno siempre imagina cuando algún actor va a decir: "Hasta aquí." Y tú te vas preparando mentalmente. Es de una forma muy inconsciente. No hay nada apuntado en un papel, no hay nada que yo me descubra pensando en cómo voy a hacer esto cuando me lo digan, pero es algo que va calando en tu subconsciente. Y entonces, de repente, coges y dices: "Vamos a colocar esto". Cuando llega el momento en el que llega, tienes que abordar el momento en el que sabes que que hay que darle un final a estos personajes. En tu cabeza hay un resorte que aparece y sabe lo que tienes que hacer. Pero te digo una cosa, eh, cualquier final hubiese sido criticado. Y es lógico. Es muy lógico. Es verdad que era muy dramático. Yo no vivo en otro planeta. O sea, el capítulo del pasado miércoles por la noche fue muy duro de ver para cualquiera y muy duro de hacer para los que lo hemos hecho. Pero cuando se termina algo en nuestra vida, en nuestro día a día, en nuestra normalidad, tienes que remotorizarte hacia otro lado y es la única cosa que pretendo hacer con la serie, remotorizarla hacia otros lugares que también sean interesantes para los espectadores.
P.- Esto compete más a Ana Garcés, obviamente, pero me da la sensación de que el elefante en la habitación es que Ana estaba agotada a lo mejor y ella, de la manera más cordial posible y amable posible, pidió finalizar su personaje o marcharse de la serie.
R.- Sí, pero también te diré que fue un pacto; entre todos lo hablamos cuando lo dijo. O sea, me pareció una cosa lógica y normal, y que había que trabajar con eso, que había que seguir adelante. Ana, no solamente ha hecho un papel extraordinario en la serie, sino que ella, como persona, es un 10. Yo no tengo nada que reprochar. No tengo nada que decirle; al revés. Podría decir que es amiga, que la quiero muchísimo, que todo lo que pueda decir de ella va a ser bueno siempre, que sé que en algún momento, la vida nos cruzará y trabajaremos más veces juntos porque es una actriz maravillosa y una persona enorme, enorme. Entonces, lo hablamos con total normalidad, con toda franqueza, y a partir de ahí trabajamos, que es lo que solemos hacer.
Mentiría muy abiertamente si dijese que había un plan B con la salida de Ana Garcés
P.- Tampoco es la primera vez que un intérprete de La Promesa, por H o por B, te dice: "Josep, quiero marcharme". Han sido pocas veces, pero ha pasado. Estáis acostumbrados.
R.- Es nuestro trabajo. En La Promesa y en todas las series que he hecho. Mi trabajo es intentar gestionar eso de la mejor manera posible.
P.- ¿Cómo se barajó la salida del personaje de Jana Expósito en La Promesa? ¿Un desenlace feliz? ¿Sola? ¿Acompañada? ¿Su salida suponía también la de Arturo García Sancho? ¿Se barajaron estas posibilidades?
R.- No. No. Cuando hablamos con Ana y decidimos conjuntamente que esto iba a ser así y ya está, la trama se me disparó muy rápido en mi cabeza. Había que solucionar los temas del pasado. Había que saber quién mató Tomás y quién mató a Dolores. Y tener certezas de lo que pasó hacía 20 años es muy difícil. Entonces, los protagonistas llegan al máximo de las certezas que pueden obtener y a partir de ahí se desencadena la tragedia. Pero, vamos, lo tuve claro. O sea, mentiría si dijese que había un plan B. Mentiría muy abiertamente.
P.- Te voy a preguntar por Eva Martín porque, en cierto modo, su trama también se ha cerrado pagando por un crimen que no ha cometido, pero a la vez por otros que sí cometió, pero que no son probables. Me da miedo preguntarte: ¿Eva Martín continúa en La Promesa?
R.- Hay que verlo.
P.- Ha vuelto Paula Jornet como Blanca Palomar, la mejor amiga de Manuel, que ha estado ya en dos ocasiones en La Promesa. Con motivo de esta tragedia , ¿volverán otros personajes, aunque sea de manera episódica?
R.- Sí, volverán más personajes. Sí, sí, sí…Sí, sí.
P.- Una vez Jana ha muerto, el amor sigue en el aire en La Promesa y hay bastantes parejas. ¿La formada por Curro y Ángela, la de Xavi Lock y Marta Costa, es la nueva pareja por la que sufrir, sentir, emocionarse?
R.- Yo te diría que eso ha pasado en todas las parejas. Con todas las parejas hemos tenido que sufrir y reírnos. Esa es la base sobre la que que hacemos La Promesa, pero sí es cierto que uno de los pilares va a ser la trama de de Curro, de Xavi Lock, y obviamente con Ángela, con Marta [Costa]. Ya. Van a pasar cosas muy interesantes, muy inesperadas; cosas que nadie ahora mismo puede ni tan siquiera imaginar. Este nuevo juego que vamos a proponer es una cuesta para los espectadores.
P.- Háblame de esta trama de Samuel y María Fernández, de este cura sexy, guapo, que se debate entre la fe y la carnalidad. ¿Cómo surge? Le ha añadido un poco más de picante a una serie que durante estos dos años ha sido más conservadora en estos temas.
R.- Aparece de una forma muy sencilla porque de repente era: "¿Cómo levantamos un poco a María Fernández después de la pareja que había tenido? Ostras, María Fernández enamorándose de un cura puede ser interesante". Sobre todo por cómo es también el personaje de María Fernández; no es cualquier persona. Lo pensamos y nos pareció que era chulo, que podía tener recorrido, y los dos actores han demostrado tener una química brutal entre ellos, que funcionan muy bien y que nos dan momentos cómicos, pero también momentos tiernos, muy bonitos.
P.- ¿Era imprescindible que el cura fuese tan guapo, tan atractivo?
R.- No en principio. No en principio. Lo que pasa es que apareció Dani y nos pareció que le daba un aire muy novedoso. Todos, desgraciadamente a lo mejor, tenemos el estereotipo del cura y de repente esto le daba una cosa… Cuando vimos a Dani en el casting dijimos: "Ostras, es curioso esto." Lo que sí molaba es que este cura nuestro es un poco un Robin Hood. Sí teníamos claro que él no tenía ningún miedo en robarle a los ricos para dárselo a los pobres. Cuando nos aparece alguien como Dani, que tiene algo muy inteligente en la mirada, que tiene algo muy listo en la mirada, y un punto frío también. Redondeaba perfecto el personaje.
P.- Te pregunto por la introducción de Leocadia. ¿Leocadia de Figueroa es un personaje que ya iba a parecer? ¿Ya sabíais que teníais que ir allanando el terreno para despedir a Jana y resolver todo el crimen de su madre?
R.- Desde ahí ya lo sabemos. Leocadia ya entra para esto. Era una pieza fundamental. Habíamos visto sufrir a la marquesa, [pero] había que llevarla al punto máximo de sufrimiento. Sí es verdad que el personaje de Leo, en principio, también está puesto para poder traer al personaje de Ángela. Es un puzle muy complejo realmente. A partir de que aparece Leocadia y vamos encajando todas las piezas, vamos viendo cómo funciona eso. Hombre, podríamos haber hecho este final perfectamente sin estos dos personajes. Pero veníamos de un período de ver a la marquesa sufriendo de manera muy bestia y eso creo que ha sido muy gozoso para todo el mundo.
P.- La marquesa [Eva Martín] es mala, sí, pero también madre, siente devoción por su marido y por su hijo. Ese final en el que le dice “te quiero” a Alonso [Manuel Regueiro].
R.- No sabes cuántas veces me han dicho por la calle: "La marquesa, a la cárcel". ¿Un millón de veces? Lo que pasa es que cuando llega algo que tú quieres, ¡ah!, igual no lo quieres tanto.
P.- Última pregunta. Sobre "Leo". Esto entra en el terreno de la rumorología, de las conjeturas. A ver… A reina muerta, reina puesta. Leocadia tiene una parte oscura que se ha ido viendo con sus gestos, con su cara, con sus tejemanejes. Es mala hierba.
R.- Casi nunca en La Promesa, nada ha sido lo que ha parecido ser. Nada es lo que parece ser. Efectivamente, Leocadia tiene un odio brutal por Cruz, pero, ¿por qué? ¿De dónde viene eso? Ahí se abre un personaje muy interesante para la serie.
P.- Pregunté a Isabel Serrano hace unas semanas durante la presentación de La Promesa y Valle Salvaje si en esa escena en la que Leocadia decía que amaba y odiaba a Cruz, ¿hasta qué punto la amaba? Del amor al odio hay un paso y viceversa. ¿Esta señora ha estado enamorada de Cruz? ¿O la veneraba tanto?
R.- Pues… Eh…. Yo creo que ellas dos… Es que, claro, te voy a desvelar cosas que no te puedo desvelar. Pero ellas dos vivieron algo muy importante en el pasado que modificó sus vidas para siempre.
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