La maniobra que ejecutó Concepción Cascajosa el pasado martes para evitar perder la presidencia de Radiotelevisión Española todavía da que hablar dentro y fuera de Prado del Rey. La líder interina de la corporación levantó la sesión del Consejo de Administración de forma inesperada ante la imposibilidad de garantizar que la votación que se iba a realizar -sobre su continuidad- fuera secreta. Ahora bien, según ha podido saber El Independiente a través de fuentes de este órgano, esa decisión evitó una situación que podría haber sido perjudicial para el Gobierno.

Porque los tres consejeros del Partido Popular, el de Sumar y la expresidenta de la corporación, Elena Sánchez, estaban de acuerdo en destituir a la presidenta -cuyo mandato termina oficialmente este jueves- para a partir de ahí debatir con el resto de los consejeros quién debía sustituirla.

El vocal de Sumar había propuesto el establecimiento de una presidencia rotatoria por un período de tres meses. Es decir, eso implicaba que, hasta que el Parlamento decidiera los ocupantes de los seis puestos del Consejo de Administración que deben renovarse, los actuales vocales se turnarían cada tres meses para ejercer el liderazgo de RTVE.

Las diferencias con el 'caso Oliart'

Ese sistema se utilizó -con una vigencia menor- en 2011, después de que Alberto Oliart dimitiera como presidente de la corporación. Lo que sucede es que, entonces, el líder provisional de RTVE no contaba con poderes ejecutivos. Es decir, su función básicamente era la de convocar las reuniones del Consejo y la de ejercer la representación institucional.

La situación de 2024 es muy diferente, dado que, tras la dimisión de José Manuel Pérez Tornero en 2022, el Consejo de Ministros aprobó una modificación de los Estatutos Sociales de la corporación para que quien ejerciera el mando de forma provisional en RTVE -en ese caso, Elena Sánchez- pudiera ejercer el poder ejecutivo.

La ley de la radio y televisión pública es, en esencia, presidencialista, recuerdan fuentes internas, por lo que su máximo representante tiene amplios poderes. Entre otras cosas, para rubricar contratos que no alcancen los 2 millones de euros sin necesidad de obtener el visto bueno del Consejo de Administración; o para realizar nombramientos en todos los puestos que se encuentren por debajo del nivel de la 'alta dirección'.

Por esta razón -relatan estos informantes-, Moncloa hizo todo lo posible el pasado marzo para que, tras el cese de Elena Sánchez, no se estableciera un sistema de presidencia rotatoria. Ahí fue cuando situó a Cascajosa al frente de la corporación para un período de seis meses.

Una situación complicada

El problema que se presentó el pasado martes es que cinco de los nueve consejeros estaban a favor de su destitución y, además, estaban a favor de establecer una serie de turnos de tres meses para desempeñar ese puesto, hasta que los grupos parlamentarios alcanzaran un consenso sobre quién debe situarse en la cúspide de RTVE durante los próximos años.

Fuentes del Consejo apuntan a que existía la posibilidad de hacerlo por sorteo y por edad; de mayor a menor o de menor a mayor, lo cual podría ser perjudicial para el PSOE, que tan sólo designó a 3 de los 9 consejeros de RTVE. Es decir, los mismos de los que dispone el PP.

También hay uno de Podemos, otro de Sumar y un último del PNV, que, en caso de haber salido elegidos, dispondrían de poder ejecutivo.

A la vista de las duras condiciones que ha planteado el consejero del partido de Yolanda Díaz para apoyar a Cascajosa y de los riesgos que implica para Moncloa el establecimiento de una presidencia rotatoria, nadie descarta dentro de la corporación que el Gobierno tome una decisión drástica para renovar el Consejo de RTVE.

¿Por qué podría pasar? Algunos consejeros de la corporación especulan con la posibilidad de que el PSOE plantee un ultimátum al PP para obligarle a negociar sobre la recomposición del alto mando de RTVE; o incluso que opte por un Real Decreto en el que promueva la disolución del actual Consejo y el nombramiento de un administrador provisional hasta que se alcance un acuerdo político para la renovación de este órgano.

Este periódico ya contó el martes que la última reunión del Consejo de Administración terminó entre reproches y descalificaciones después de que Cascajosa tomara la decisión de suspenderla. En las últimas horas, ha trascendido de que fue Ramón Colom quien pidió ejercer su voto en secreto, algo que no podía ser, dado que no asistió a la reunión de forma presencial, sino que lo hizo mediante una videoconferencia.

La artimaña utilizada por Cascajosa ha puesto en tela de juicio el código ético de la actual presidenta y el resto del consejo de administración asume que "espera otra jugada" por parte de los miembros puestos por el PSOE. La incertidumbre, por tanto es máxima, y el máximo órgano ejecutivo vela armas para un nuevo desenlace que, presumiblemente, será a mediados de octubre.

Conchi Cascajosa consiguió ganar un tiempo que se puede antojar crucial puesto que, como deslizan fuentes conocedoras, el PSOE va a abrir negociaciones con Sumar para que Martín Medem, consejero por parte de Sumar, dé el visto bueno a la reelección de la actual presidenta. Un escenario que, por ahora, parece complicado puesto que fuentes internas aseguran a este periódico, que el sentido del voto iba a ser contrario a la gestión de la actual presidenta.

Otra cosa es lo que pueda suceder de aquí unos días. Cabe la posibilidad, según narran las fuentes consultadas, que Sumar y PSOE terminen por llegar a un acuerdo y, así, extender el mandato de Cascajosa.