Concepción Cascajosa reconocía este jueves en su comparecencia parlamentaria que el día que se suspendió el examen de las oposiciones de informador -como consecuencia de la filtración de las preguntas- fue el peor que ha vivido al frente de Radiotelevisión Española. En realidad, ella ya no debería estar allí. Al menos, en la actual situación. Su continuidad como presidenta provisional iba a someterse a votación el pasado 24 de septiembre, en el Consejo de Administración de la corporación, a pocas horas de que expirara su mandato, de seis meses. Sin embargo, la sesión se levantó después de que no se pudiera garantizar el voto secreto de los asistentes.

Hubo quien consideró esa decisión como lógica, pero también hubo quien observó que la suspensión de la reunión era una triquiñuela que utilizó para evitar su destitución. Porque existía un consenso entre los 3 consejeros designados por el PP, el de Sumar y una de las del PSOE -Elena Sánchez- para cesar a Cascajosa y, a partir de ahí, debatir sobre la posibilidad de establecer una presidencia rotatoria que estaría en vigor hasta que el Congreso de los Diputados eligiera a un sustituto.

Unos días después de que se produjera episodio, esos cinco vocales solicitaron una reunión extraordinaria el Consejo. Sin embargo, todavía no ha sido convocada. La presidenta se comprometió a convocar una ordinaria a mediados de octubre, pero este viernes todavía no era oficial, mientras algunos consejeros estiman que se celebrará el próximo día 29. Entonces, la mayoría de ellos podría volver a intentar forzar la destitución de la presidenta.

Estrategia compleja

Mientras tanto, circulan mensajes entre los miembros de este órgano sobre la posibilidad de que el Ejecutivo plantee en los próximos días la necesidad de negociar la renovación de los cinco vocales con el mandato caducado -y de un nuevo presidente- o incluso de que se saque de la chistera un Real Decreto para disolver el actual Consejo y designar a diez nuevos miembros. Lo justificaría -según estos informantes- en la grave crisis institucional que vive la corporación y en la incapacidad de los grupos parlamentarios de consensuar los sustitutos de los consejeros que se encuentran en funciones.

Fuentes de este órgano incluso inciden en que se han producido contactos entre el PSOE y Sumar para intentar negociar esta propuesta. Ahora bien, su tramitación sería muy compleja, en caso de producirse. Primero, por la dificultad de los socialistas para conseguir mayorías parlamentarias; y, segundo, porque en caso de que no lo logre, el Gobierno tendría más difícil plantear la fórmula del 'administrador único provisional', al igual que hizo cuando aupó a esa posición a Rosa María Mateo.

¿Por qué sería ahora esta opción más difícil y polémica? Entre otras cosas, porque debería ser ratificada por el Congreso y el Ejecutivo suda sangre cada vez que necesita armar una. Por otra parte, conviene tener en cuenta que el Tribunal Constitucional ya se opuso a esa fórmula, utilizada en 2018, al entender que negaba la participación del Senado en la elección.

Convencer a Elena Sánchez

A la vista de esta situación, Cascajosa ha mantenido contactos con algunos consejeros durante las últimas semanas, según explican fuentes de Prado del Rey. El gran objetivo de los vocales favorables a que continúe como presidenta provisional es convencer a Elena Sánchez de que apoye esta opción, pero la expresidenta no querido negociar, apuntan estos informantes.

Una vez constatada esta realidad, han vuelto a surgir alrededor del Consejo -y han llegado a los oídos de sus vocales- las informaciones que apuntan a la posibilidad de que el Ejecutivo decida dar un volantazo en RTVE. Algunos lo toman como una amenaza, pero otros incluso aseguran que hay un proyecto de Real Decreto sobre la mesa desde hace unos meses.

La situación es compleja; y no sólo en lo que respecta al alto mando de RTVE. Las cuentas de 2024 cerrarán en números rojos que ascenderán, al menos, a 30 millones de euros. Algunas de sus áreas clave, como al Dirección de Contenidos Generales o la Secretaría General, se encuentran vacantes tras el cese y la dimisión de sus antiguos ocupantes.

Entre medias, en los centros de trabajo, el ambiente ha empeorado considerablemente durante el último mes como consecuencia de lo sucedido con el examen de oposición. Los sindicatos han iniciado una batalla sin cuartel cuya onda expansiva, como ha sucedido tradicionalmente, podría llegar a afectar a la alta dirección.