El Consejo de Administración de Prisa ha descartado este martes optar a una licencia de televisión, ante la negativa de su presidente y principal accionista, Joseph Oughourlian, a aceptar este proyecto, pergeñado por empresarios afines a Moncloa, con José Miguel Contreras a la cabeza.

Así lo han explicado fuentes internas del grupo, quienes apuntan a que esta decisión agudiza el enfrentamiento de Oughourlian con Moncloa y con los accionistas afines al Gobierno que pugnaban porque saliera adelante este proyecto. Tal es así que existe la amenaza de que en la Junta de Accionistas -o en los días previos- puedan someter a votación la continuidad como presidente del que es máximo accionista del grupo.

El grupo ha emitido a última hora de la tarde un hecho relevante en el que confirmaba esta información: "Tras analizar el referido proyecto, el Consejo de Administración ha decidido que Prisa no opte a la nueva licencia de televisión, centrando todos sus esfuerzos en las líneas de negocio que actualmente desarrolla Prisa Media, tanto en prensa como en radio, que cuentan con el pleno respaldo de sus lectores y oyentes, como acreditan los magníficos resultados obtenidos, descartando así la vuelta al mercado televisivo", expresaba.

Y añadía: "El Consejo de Administración ha acordado asimismo que el Grupo continúe focalizado en reducir la deuda y reforzar su posición de liquidez, en línea con los esfuerzos realizados en los últimos años, gracias a los que la ratio de deuda sobre EBITDA se sitúa actualmente en el nivel más bajo desde el año 2005".

Pérdidas económicas

El órgano aprobó durante la reunión las cuentas anuales de la compañía, que arrojaron unas pérdidas de 11,6 millones de euros (-64%) y una caída de ingresos que ascendió al 2,9%. Durante el encuentro, volvieron a escenificarse las diferencias entre los consejeros sobre la posibilidad de lanzar una televisión en abierto.

Tal y como publicó este periódico hace unos días, Oughourlian no está dispuesto a invertir en este proyecto porque considera que no es rentable y que imposibilitaría la principal tarea a la que se enfrenta Prisa actualmente, como es la refinanciación de su deuda financiera.

Su principal acreedor es Pimco, que posee más del 90% de los derechos sobre la deuda y que tiene la última palabra sobre el futuro del grupo, que se enfrenta en junio de 2026 a un vencimiento de 240 millones de euros y, en diciembre de ese año, a otro de 575 millones.

La deuda se situó a final de 2024 en 750 millones de euros, es decir, en un 10% menos.

Viabilidad comprometida

Fuentes del alto mando del grupo son claras al respecto: si no se produce un acuerdo con los propietarios de la deuda, la continuidad de las operaciones del grupo se vería muy amenazada. El presidente del grupo -inciden estos informantes- no considera que ayude a lograr este objetivo el ruido que existe sobre la posibilidad de solicitar una licencia al Gobierno para montar un canal de TDT. Según El Economista, la tensión sobre este asunto se ha vuelto a evidenciar en la reunión del Consejo de Administración de este martes.

Para entender este tema hay que tener en cuenta que la realidad de Prisa está sometida a vientos empresariales, pero también políticos, y que dentro del grupo tienen una influencia importante empresarios como José Miguel Contreras, consejero editorial de Prisa Media y el principal defensor de este proyecto televisivo, junto con Fran Llorente, director de la filial audiovisual del grupo y exresponsable de los servicios informativos de TVE durante la etapa de José Luis Rodríguez Zapatero en Moncloa.

Contreras está aliado con los accionistas de Global Alconaba, quienes poseen el 7% del grupo y están encabezados por Andrés Varela Entrecanales, propietario de la productora The Pool y realizador del famoso documental sobre Pedro Sánchez.

Dudas sobre la televisión

La intención de estos empresarios fue anunciada por el presidente de Prisa Media, Carlos Núñez, en una entrevista concedida hace unos días a El País. Lo que pretendían es iniciar este proyecto televisivo en una sociedad paralela que no condicionara las cuentas de Prisa; y que iba a estar participada por estos accionistas y por otros inversores del grupo, como Adolfo Utor, dueño de la compañía Balearia y también cercano al Gobierno; o Diego Prieto.

Oughourlian considera que ese canal no sería viable. De hecho, el propio Banco Santander también puso en duda -en un documento analítico enviado a sus inversores- sus fundadas dudas al respecto. Lo hizo después de que este periódico revelara, en exclusiva, que directivos de Prisa Media proyectaban un canal de televisión con una licencia en régimen de propiedad o de alquiler.

El proyecto televisivo ha quedado enterrado este martes. Si el Gobierno lo quiere retomar, deberá impulsar uno paralelo o conspirar para conseguir la destitución de Oughourlian junto con sus aliados en el mundo empresarial.

En las actuales condiciones, queda muy cuestionada la presencia en el grupo de quienes más pugnaron por el proyecto, como son Contreras, Fran Llorente y el propio Carlos Núñez.