Entender lo que sucede en el Grupo Prisa obliga siempre a tener en cuenta que alrededor de esta compañía siempre oscilan intereses políticos, empresariales y personales. Sólo así puede interpretarse lo que ha sucedido en los últimos dos días en su alto mando, después de que Joseph Oughourlian, su principal accionista, decidiera enterrar el proyecto televisivo que se había cocinado en Prisa Media, para el grupo sopesaba solicitar una licencia de TDT.

Lo que ha sucedido en los altos despachos ya se ha contado de forma pormenorizada. Podría resumirse en pocas palabras: un grupo de empresarios afines al Gobierno -con la connivencia del ya exjefe de los medios de Prisa, Carlos Núñez- intentó impulsar un proyecto de canal de televisión a través de una fórmula societaria denominada media for equity. La idea era optar a la licencia de emisión que sacará a concurso el Ministerio de Transformación Digital próximamente.

Moncloa siempre estuvo de acuerdo con que se le concediera a Prisa y confió en el trabajo de José Miguel Contreras para elaborar el plan de acción. Lo que sucede es que Oughourlian nunca lo vio claro. Nunca lo quiso en realidad, de ahí que lo tumbara en la reunión del Consejo de Administración celebrada este martes.

Acciones desleales

El presidente del grupo fue también consciente de algunas acciones desleales que le impulsaron a cortar por lo sano, como un intento de los promotores de la televisión de convencer a otros accionistas de la necesidad de sacar adelante el proyecto contra el criterio de Oughourlian, amén de ciertas filtraciones malintencionadas.

Mención especial merece la entrevista que difundieron el 16 de febrero El País y Cinco Días, en la que Carlos Núñez anunciaba la intención del grupo de volver al negocio de la TDT antes de que se hubiera aprobado en el Consejo de la compañía. Pepa Bueno expresó sus dudas sobre la necesidad de publicar esa conversación, pero los partidarios del proyecto le advirtieron de que era necesario hacerlo, explican fuentes de Miguel Yuste.

Eso agrandó la falla existente en la cúpula del grupo y dejó a Bueno entre la espada y la pared, añaden. En la mañana de este miércoles se produjo otro episodio llamativo en este sentido. Oughourlian reunió a los directores de sus medios para comunicarles el cese de Núñez y su intención de abrir un proceso para encontrar un sustituto. La directora de El País pidió que en la medida de lo posible los diarios y las radios del grupo no se vieran afectadas por estas turbulencias. La respuesta que recibió del presidente fue cortante, dado que trasladó: o estáis conmigo o con ellos, en referencia a los directivos señalados, según explican fuentes conocedoras del encuentro. Esto -añaden otros informantes- ilustra sobre la tensión que se vive en la compañía.

Lo que más incertidumbre genera es lo que viene a partir de ahora. Oughourlian ha empujado a la dimisión a Núñez y ha avalado la salida de Contreras. A la vez, se ha opuesto a cumplir uno de los deseos mediáticos del Gobierno. Es decir, ha planteado batalla a Moncloa, desde donde han demostrado hostilidad con los empresarios que se han salido por la tangente o se han negado a cumplir ciertos deseos gubernamentales durante estos años: desde Ignacio Sánchez Galán (Iberdrola) hasta el propio José María Álvarez-Pallete.

Otros intereses

Oughourlian también está presente en el accionariado de Indra (7,24%), una empresa en la que ayudó a la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales cuando se empeñó en destituir a cinco consejeros que se oponían a conceder plenos poderes a Marc Murtra -hoy en Telefónica- como presidente. Oughourlian fue quien propuso oficialmente que fueran fulminados.

En Prisa, ha puesto pie en pared. Se ha negado a participar en la televisión que querían Moncloa y sus afines -que apodaba "Tele-Pedro"- y ha lanzado un mensaje muy claro: las prioridades de Prisa son la refinanciación de su deuda -de 750 millones de euros- y la elaboración de un nuevo plan estratégico.

Desde su entorno, transmiten que, ante el órdago que quisieron lanzarle Contreras y compañía, fue claro: quien quisiera deshacerse de los medios de Prisa, debía ofrecerle algunos cientos de millones de euros y dejar Santillana -y la deuda- bajo su control.

¿Cómo se ha vivido esto en las redacciones de Prisa Media? Fuentes de la sede de Miguel Yuste reconocen su sorpresa por la forma en la que se han producido los acontecimientos.

El canal lo preparó durante meses un grupo de 'jefes' y trabajadores del departamento de Fran Llorente y los mensajes que habían recibido eran positivo. Les dijeron que el proyecto saldría adelante, pese a las dificultades a las que se enfrentaba.

No ha sido así. De hecho, Oughourlian incidía este miércoles en la entrevista que concedía a Expansión en que la apuesta audiovisual del grupo se incrementará en los próximos años, pero no dentro de un canal de TDT, sino de los medios del grupo y de las redes sociales.

Todo eso se realizará sin José Miguel Contreras. Está por ver la posición en la que quedan personas de las que se ha rodeado en este tiempo, desde Pepa Bueno hasta el propio Llorente. Este último, en situación de excedencia desde RTVE.

En la planta noble, habrá que ver la dinámica que adquiere a partir de ahora el Consejo de Administración, donde continúa como consejero dominical Andrés Varela Entrecanales, en representación de Global Alconaba. Es decir, del grupo de empresarios cercano a Moncloa que, en 2022, compró la participación que conservaba Telefónica en Prisa.

Su continuidad en este órgano ha quedado en entredicho, fruto del órdago mal calculado que lanzaron contra Oughourlian. Porque el presidente del grupo ha impuesto este miércoles una reducción del número de consejeros de 15 a 11, lo cual deja a Alconaba sin el porcentaje accionarial necesario para reclamar un vocal.

Habrá que ver también la reacción que demuestre el Gobierno sobre Prisa. En Moncloa se manejan varias decenas de millones de euros en publicidad institucional y eso siempre permite ejercer presión sobre los editores.